El futuro llena el aire

Frederik Peeters (Ginebra, 1974), uno de los historietistas más importantes hoy, en 1997 publica sus dos primeros cómics –Fromage Confiture (Ginebra, Atrabile, Collection Sang, 32 pp.) en mayo, y en diciembre Brendon Bellard (Ginebra, Atrabile, Hors Collection, 48 pp.)– y gana el Premio Nuevos Talentos del Festival de Sierre.

Después, lanza Les Miettes (Ginebra, Drozophile, 2001), con guión del historietista (y doctor en matemáticas por la Universidad de Ginebra) Ibn Al Rabin, a.k.a. Mathieu Baillif (Ginebra, 1975), uno de los grandes representantes del cómic minimalista francófono actual (pueden ver algo de su obra en el sitio: http://www.atrabile.org/ibn-al-rabin/mainES.html). (De paso, Ibn Al Rabin acaba de estar bastante cerca de aquí hace como un mes, en el Montevideo Comics 2015: atendió un puesto durante los dos días del festival, el sábado 23 y el domingo 24 de mayo.)

Ese mismo año, el 2001, en noviembre, Peeters publica la autobiográfica Píldoras azules (Pilules bleues, Ginebra, Atrabile, Collection Flegme, 196 pp.; reeditada, con algunas páginas más –208–, en la misma colección, en el 2013), novela gráfica (en la que, por cierto, como curiosidad, se basa un filme francés homónimo, dirigido por Jean-Philippe Amar, estrenado en septiembre del año pasado), que obtendrá en 2001 el Premio Jules Töpffer de la Villa de Ginebra, la nominación al Premio Alph’Art al mejor álbum en el Salón Internacional del Cómic de Angulema en 2002 y la nominación a la mejor historieta extranjera en el Salón Internacional del Cómic de Barcelona 2005. Pese al lado feliz de su éxito de crítica y de público, Píldoras azules aborda una historia difícil. El amor en tiempos del sida.

Al año siguiente ve la luz Constellation (Ginebra, L’Association, Collection Mimolette, 2002), cómic en el que Peeters, sobre el fondo de la Guerra Fría, en 1957, en un vuelo París - Nueva York a bordo de un avión modelo Constellation que cruza el Atlántico, describe en tres capítulos la misma escena vista por los tres personajes principales.

En el 2003, Frederik comienza a dibujar, con una estética steampunk que recuerda por momentos la atmósfera de Blade Runner, las entregas, que van del 2003 al 2008, de los seis volúmenes de Koma (La Voix des cheminées, 2003; Le Grand Trou, 2004; Comme dans les Westerns, 2005; L’Hôtel, 2006; Le Duel, 2007; y Au commencement, 2008), con guión del historietista Pierre Wazem (Ginebra, 1970) –cuyo Mars aller-retour (París, Futuropolis, 2012), por cierto, ya está en español (Marte ida y vuelta, Barcelona, La Cúpula, 2014)–, publicados por Les Humanoïdes Associés, el sello editor de cómic fundado en 1974 por el legendario Mœbius (o «Gir», nacido Jean Henri Gaston Giraud en Nogent-sur-Marne en 1938 y muerto en el 2012 en Montrouge), Jean-Pierre Dionnet, Philippe Druillet y Bernard Farkas.

También en el 2003 Frederik inicia otra serie, Lupus, que termina en el 2006, en cuatro entregas: Lupus 1 (2003), Lupus 2 (2004), Lupus 3 (2005) y Lupus 4 (2006), editadas por Atrabile en su colección Bile Blanche. Las tres primeras son nominadas en las tres ediciones correspondientes del Salón del Cómic de Angulema, y la cuarta entrega recibe un premio en ese mismo festival en el 2007. Lupus, una especie de fábula de ciencia ficción existencialista, se inicia como un Easy Rider espacial: dos amigos viajan de planeta en planeta, gozando de los placeres del universo, cuando de pronto se produce un giro inesperado (¿o esperado, en el fondo?) hacia la aventura iniciática, hacia la deserción, hacia la huida.

Del año siguiente es Onomatopées (Ginebra, Cadrat Éditions, 2004, 175 pp.). Después, el cómic policiaco RG, en dos entregas (Riyad-sur-Seine, del 2007, y Bangkok-Belleville, del 2008), escrito con «Pierre Dragon», pseudónimo de un miembro de la policía francesa que prefiere quedar en el anonimato, es publicado por Gallimard. Aunque no tarda en salir la edición en español, porque, para ese momento, Frederik Peeters ya es uno de los nombres más importantes de la nueva historieta europea y, desde la publicación de Píldoras azules (Bilbao, Astiberri, Colección Sillón Orejero, 2004) en español, sus trabajos no dejan de editarse en nuestro idioma. Además de la versión castellana de los cuatro tomos de Lupus y su compilación en un solo volumen (Bilbao, Astiberri, 2011), y de la edición de los seis tomos de Koma (Madrid, Dibbuks, 2006-2009), las dos entregas de RG son editadas por Astiberri en el 2007 y el 2008.

Luego de Paroles Sans Papiers (Delcourt, 2007) y de Ruminations (Atrabile, 2008) –en español, Dándole vueltas (Astiberri, 2009, 184 pp.)–, Frederik lanza Pachyderme (Gallimard, 2009), ambientada en la Suiza de la década de 1950, que saldrá ese mismo año en español (Paquidermo, Astiberri, 2009). Le sigue Château de sable (Atrabile, 2010), en colaboración con el cineasta Pierre Oscar Lévy (en castellano, Castillo de arena, Astiberri, 2010, 104 pp.): trece personajes descubren un cadáver en una playa en la cual la realidad se desfigura.

Tras haber tenido en suspenso a los lectores a lo largo de los últimos cuatro años con las tres primeras entregas –aparecidas en francés pero publicadas de inmediato en castellano y otros idiomas– de Aama, ahora, con el cuarto y último volumen, Frederik Peeters nos presenta una de las novelas gráficas más interesantes de la actualidad, que acaba de ser nominada al premio a la mejor historieta extranjera en el Salón Internacional del Cómic de Barcelona 2015. El futuro llena el aire. Y amenaza con rozar incluso las costas sin mar del Paraguay.