Lincoln Silva está de regreso al final de un largo exilio

Autor de libros como “Rebelión después” y “General, General”, Lincoln Silva (Eusebio Ayala, 1945), escritor paraguayo que conoció un largo exilio en Europa durante los años de la dictadura, regresó al país con intenciones de quedarse.

Cargando...

Poco después de su arribo, pudimos conversar con el escritor y esta es una síntesis de esa larga charla en la que se tocaron temas relacionados con la literatura, claro está, la dictadura, el país presente, la historia de las dictaduras y también la dictadura en la historia.

“Salí del país hará más o menos unos veintisiete años. Viví al comienzo en Argentina, donde publiqué mis novelas ‘Rebelión después’ (1970) y ‘General, General’ (1975). Después de esa experiencia, que fue agradable y al mismo tiempo un poco difícil, recorrí varios países de América, como México, Costa Rica, Panamá, y ejercí el periodismo en Argentina, al igual que aquí en Paraguay, porque siempre hemos tratado de combinar el ejercicio del periodismo con la literatura”, manifestó el escritor.

Los motivos del exilio
-¿Cuáles fueron los motivos que te llevaron a abandonar el país? ¿Fueron motivos políticos? ¿Sufriste algún tipo de persecución?

-Los motivos verdaderos que me impulsaron, y me obligaron, a abandonar el país, fueron la imposibilidad de escribir, de desarrollar aquí los temas que a mí me gustan. Así, en mi libro “Rebelión después” figura el tema de la tortura que llegó aquí, en Paraguay, a paroxismos espantosos. Entonces, un libro como este me hubiera sido totalmente imposible escribir y luego publicar en un ambiente como el nuestro, dominado por la dictadura de Stroessner. Pensé que Buenos Aires era el lugar adecuado para esa experiencia, considerando también que el mundo editorial nuestro -creo que ahora se ha desarrollado mucho- en aquel entonces era muy pequeño, y la capital argentina me ofrecía más posibilidades de publicación. En cuanto a “General, General”, si tuviera que reeditarlo lo llamaría “Salvador, Salvador” o algo parecido. Después de varias lecturas a mí también me resultó un tanto confusa esta novela. Pero en fin, digamos que solamente en Argentina y en una ciudad como Buenos Aires, con un gran movimiento cultural, era posible escribir estos libros y también participar continentalmente de todo el movimiento literario.

-¿Por qué dejó luego Buenos Aires y viajó a otros países?
-Pues cuando Buenos Aires, y la Argentina misma, resultó un lugar semejante al nuestro, decidí seguir mi exilio en otro lugar. Fue así como acepté una invitación de una universidad holandesa para quedarme a vivir allá con el estatus del exilio. Entonces, como escritor invitado, pude recorrer universidades como las de Liverpool, Ginebra, Upsala y otros lugares. Diserté sobre la cultura de nuestro país y también sobre la realidad política que felizmente terminó con el pronunciamiento de la Caballería. Pero lo que me resultó gratificante en Europa es haber podido participar de la incorporación, como docente, del guaraní al programa de estudios de la universidad de Leyden, y proseguir -por supuesto- escribiendo hasta llegar a mi actual libro de cuentos del que corrijo nada más que algunos detalles y procederé luego a publicarlo. El libro se llamará: “Entre conjeturas y desconciertos”, y tengo la intención de publicarlo aquí para vivir un poco nuestra experiencia literaria y también editorial.

Cambio de línea
-Estos cuentos que conforman su nuevo libro, ¿están siempre en la misma línea de sus libros anteriores?

-En cierta manera sí pero también hay una superación, ya que hay algo de esa especie de realismo mágico que viene desde Asturias y con un estructuralismo, digamos, ya un poco más complejo que representan García Márquez o Borges, y escritores así. Es una transformación y una superación de mis modos de escribir, esa aproximación demasiado directa a la realidad como sucedió en “Rebelión después”. También hay como una interacción entre lo que es represivo u opresivo y lo que es también humorístico. Es una experiencia de cómo se puede empalmar lo que es humorístico y lo que es represivo, hasta llegar a una especie de calma en la escritura hacia un final ya más distante de todos esos problemas candentes.

-¿Sigue insistiendo en los temas centrales de sus libros anteriores?
-Sí; insisto en el problema de las dictaduras, la tortura, pero de manera ya más tenue. Es decir, hay una especie de distancia y también se nota en todos esos cuentos la superación. Es decir, desarrollo en esos cuentos la transición y la caída de las dictaduras.

-¿Le parece que sigue teniendo vigencia hablar de las dictaduras una vez que ellas desaparecieron?
-Yo creo que todavía tiene mucho sentido celebrar esas caídas. Es decir, celebrar el triunfo de las corrientes democráticas y no olvidar que esas dictaduras duraron mucho tiempo. Sobre todo digamos la dictadura de Stroessner. Y ya que hablamos del tema, cuando me enteré de su caída, me pareció oportuno hacer una ligera revisión circunstancial de la dictadura del doctor Francia, porque si bien nadie puede cuestionar la importancia de Francia como dirigente revolucionario, personalmente pienso que la implantación de la dictadura perpetua no fue una decisión sobresaliente, sobre todo proviniendo de un líder que contaba con el respaldo mayoritario de un pueblo que veneraba nuestra independencia.

-¿Hay algún paralelismo entre estas ideas suyas y las que expone Roa Bastos en “Yo El Supremo”?
-No, absolutamente nada. Esa fue nada más que una meditación que tuve inmediatamente después de la caída de Stroessner y cuando estaban a punto de entrevistarme en la Radio Nacional de Holanda. Si bien el doctor Francia, como figura de nuestra historia es irreprochable, como líder revolucionario, la implantación de la dictadura perpetua no fue una decisión sobresaliente.

Sus proyectos
En otro momento de la conversación, Lincoln Silva habló sobre los proyectos que tiene.

“En Holanda, para quienes tenemos una experiencia laboral o el estatus del exilio, hay una ley especial que protege a extranjeros que quisieran volver a su país, después de haber ejercido su profesión, de haber publicado libros o haber cumplido, según la ley, cincuenta años. Es una ley muy especial. Lo que quiero decir es que vengo con mis asignaciones, con lo que me corresponde. Puedo entonces vivir sin la urgencia del salario. Ahora quiero reencontrarme con mi país, seguir escribiendo, publicar mis libros sin la urgencia de ganar inmediatamente un salario para vivir”.

-¿Cuáles son esas impresiones primeras del reencuentro?
-Son realmente muy agradables. El calor que hace aquí en contraposición con el invierno de aquellas regiones que es muy frío y con mucha nieve.

-Pero actualmente aquí estamos en invierno...
-Sí, es cierto. De todos modos se trata de un aterrizaje muy agradable, volver a encontrarme con algunos parientes y reencontrarme poco a poco con el periodismo que ejercí y con compatriotas que escriben. Antes de llegar tenía un optimismo moderado, ahora es un optimismo. Así, a secas, sencillamente. El contacto con el Paraguay me trasmite una serie de impresiones y matices que me llenan de optimismo por el presente y el futuro del país.
Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...