La impotencia de la vía diplomática

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La impotencia de la vía diplomática
La impotencia de la vía diplomáticaArchivo, ABC Color

“Itaipú y Yacyretá o la castración del Paraguay” es el título del artículo de opinión que publicaba en marzo de 2014, en ABC Color el jurista compatriota recientemente fallecido Gustavo De Gásperi. Fieles a nuestra intención de enriquecer el debate ante la inminencia del desafío Itaipú 2023, lo rescatamos hoy de nuestros archivos y lo exponemos una vez más a la consideración de nuestros lectores.

“Leo con gran preocupación las opiniones de muchos compatriotas que dejan constancia de lo que piensan en torno al futuro de ambas represas.

Dejo constancia de que discrepo con quienes creen que basta con exigir el cumplimiento irrestricto del Anexo C para poner sobre rieles los temas pendientes, en especial la deuda de las entidades que –dicen– podría resolverse con lograr el cumplimiento irrestricto del Anexo C por la aplicación de la cláusula de revisión conforme a su criterio, o mediante piruetas financieras que se mueven dentro del circulo de las cláusulas del Tratado, sin necesidad de impugnarlas o de anular su efecto.

Me explico: ante todo, bueno es recordar que la palabra castrar no solo significa extirpar o inutilizar los órganos genitales, que no son propias de las naciones, sino además debilitar, enervar, apocar, lo que sí puede suceder a las poblaciones que habitan el territorio de un país que se desmoraliza desde arriba para abajo, con gran menoscabo del impulso que necesitan para sobrevivir y progresar.

El Paraguay tiene una población que se caracteriza por la heterogeneidad cultural entre clases sociales bien definidas entre sí. La heterogeneidad de una población significa la diversidad de sus partes, que en nuestro caso se refiere a la diversidad de los ingresos de cada segmento de la población y la desigualdad cultural, porque el acceso al trabajo remunerado se reserva a quienes tienen conocimientos acumulativos o no. La tecnología y las humanidades marcan los extremos.

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Como consecuencia no hay posibilidad de lograr una aproximación a la identidad de los objetivos y roles de dichas clases sociales, que se empantanan en sus divergencias. El Paraguay está atrapado en el barro de la ignorancia, que es causa y no efecto de la pobreza. La clase dirigente está desprestigiada por los factores conocidos y los desheredados de la fortuna están pendientes de una opción preferencial declarada por los sacerdotes de una religión determinada, que alimenta su creencia de que será su condición de mayoría la que les permitirá acceder al gobierno de la República. Confunden su capacidad de administrar turbas y atemorizar a los guardianes del orden público con su derecho a apropiarse de lo ajeno.

Ante la diversidad de opiniones expuestas en nuestro medio sobre la revisión del Anexo C es fundamental no perder de vista que en ambos casos, la más importante y substancial ganancia o rendimiento previstos para la energía a distribuir entre las Altas Partes, consignados en las cláusulas XV de ambos Tratados, fueron cortados ab initio en las cláusulas VII.I (Yacyretá) y IV.1 (Itaipú) y la aplicación de ambos Tratados puso de manifiesto la manera implacable con que ambas naciones vecinas aprovechatdon las cláusulas para impedir que Paraguay obtenga nada por encima de los costos admitidos y además para hacer posible que por intermedio de sus entidades compradoras de la energía de Itaipú o Yacyretá se fugue toda posible utilidad, ganancia o rendimiento previstos y admitidos como posibles en las cláusulas XV de los Tratados. Es así como el precio justo se ha convertido en la máxima injusticia.

Viene de tal observación que el suscrito se empecina en sostener la necesidad de un pronunciamiento de la Corte de Justicia Internacional, porque tengo la más absoluta convicción de que por vía diplomática, nada conseguirá el Paraguay, salvo su debilitamiento o apocamiento internacional. Urge comprender que la insuficiencia financiera de las entidades viene de la fuga de la diferencia entre lo que nos pagan por la cesión de nuestra parte y el precio real que escapa por medios conocidos.