En todos estos largos años de producción, Paraguay pudo aprovechar apenas el 7,8% (211.500 GWh) (1 GWh 1000 MWh) hasta enero último de esa caudalosa producción (2.700.000 GWh), cuya mitad (1.350.000 GWh), pertenecen a nuestro país, tal como lo consagra el Art. XIII del Tratado de Itaipú. Si en dicho período la ANDE retiró de la binacional solo 211.500 GWh, una conclusión cae por su propio peso: “exportamos” –aunque en rigor cedimos– al sistema eléctrico brasileño 1.328.850 GWh.
De acuerdo al aporte del especialista paraguayo-norteamericano Miguel Carter, quien cuantificó “...la riqueza energética perdida del Paraguay” entre 1986 y 2018, nuestro país recibió en concepto de compensación por cesión de energía apenas US$ 5,5 mil millones, aunque debió recibir US$ 75,4 mil millones, según cotizaciones vigentes en cinco mercados del Brasil.
Esta situación se debería revertir en la próxima renegociación del Anexo C del Tratado de Itaipú, en donde debe insistirse en eliminar asimetrías que desfavorezcan a nuestro país y buscar el aprovechamiento de beneficios de la hidroeléctrica, cuya base de sustentación es la fuerza hidráulica del río Paraná, del que Paraguay es propietario en condominio. Esta inequidad favorece a parte del sector eléctrico brasileño, incluyendo empresas extranjeras accionistas de Eletrobras.