Esta iniciativa está liderada por la diputada Kattya González y apoyada por el sector patriótico del PLRA y del Frente Guasu. Las ideas-fuerza que fundamentan este proyecto y que desmontan argumentos falaces de sectores políticos interesados en mantener privilegios indebidos son:
1. Paraguay antes que nada es libre y soberano. Art. 1 y 2 CN.
2. Paraguay es Nación y Estado. Art. 1 CN.
3. Paraguay en ejercicio de su soberanía rige la conducta interna de sus habitantes basado en el principio de autodeterminación. Art. 143, 2.) CN.
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4. Paraguay se relaciona con los países vecinos y con el mundo entero suscribiendo tratados y acuerdos internacionales, los cuales son válidos, siempre y cuando no confronten nuestro pacto político y social. Artículos 137, 141 y 143, 3.) CN.
5. Paraguay puede, sin violar uno solo de los tratados internacionales suscritos con Brasil y Argentina, disponer de su cuota de participación presupuestaria y decidir cómo gasta los recursos que le corresponden, adaptando a nuestra legislación nacional todo aquello que hace referencia a su presupuesto, asignaciones salariales, compras y licitaciones, mecanismos de control y transparencia, rendición de cuentas y el manejo presupuestario.
6. Itaipú y Yacyretá no pueden seguir funcionando como Estados dentro de dos Estados.
7. En varios artículos de los propios tratados binacionales (Art. III, parágrafo 2° de Itaipú) se demuestra que los Estados mantienen su soberanía y que los instrumentos jurídicos no son vitalicios. Pueden ser modificados “de común acuerdo de las altas partes”. En el Art. V dice: “Las Altas Partes Contratantes otorgan concesión a ITAIPÚ para realizar, durante la vigencia del presente Tratado, el aprovechamiento hidroeléctrico del tramo del río Paraná referido en el Artículo I”. Paraguay no le cede su soberanía a Itaipú, le da una concesión temporaria.
El proyecto mencionado dice textualmente: “La normativa propuesta, de incorporar al Presupuesto General de la Nación a las entidades binacionales Itaipú y Yacyretá, pretende abolir y reformular un pensamiento jurídico-político inconstitucional y perverso que por años ha sido impuesto por la clase política paraguaya y por sucesivos gobiernos …”.
El concepto de que los tratados de Itaipú y Yacyretá son inalterables es falso de toda falsedad. Por simples resoluciones internas, cada reunión del Directorio Ejecutivo y del Consejo de Administración, desde la vigencia de los tratados, se vienen realizando actos de disposición unilateral, contrataciones, compras, pagos de indemnizaciones y condenas judiciales, etc. Con simples acuerdos de partes se ejecutan gran cantidad de determinaciones cotidianas, que no afectan los tratados ni el funcionamiento institucional de las entidades.
Una cláusula del reglamento interno de una binacional, o los contratos colectivos con sus trabajadores, por la lógica jurídica más básica, no pueden estar por encima de nuestro código laboral, mucho menos de nuestra Carta Magna. Sin embargo, ponemos como ejemplo de lo irracional y desventajoso para el Paraguay la Nota Reversal N° 7/00, del 20 de setiembre del año 2000, en la cual se modifica las relaciones laborales con los trabajadores tercerizados. Esto causó un gran perjuicio a los que verdaderamente construyeron y montaron la gran hidroeléctrica de Itaipú. Las empresas contratistas brasileñas cobraron íntegramente los beneficios del empleado propio de la Itaipú binacional. Cuando es del interés del socio más poderoso se cambia hasta un anexo.
Y vaya lo siguiente como ejemplo de lo mencionado: “Con referencia a la Nota DAM-I/DEM/DAI/10/241 (B46) (B44), del 11 de mayo de 1984, del Ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, y la Nota Reversal Nº 6, del ministro de Relaciones Exteriores del Paraguay, de idéntico tenor e igual fecha y tomando en cuenta lo que dispone el Art. III, parágrafo 2º del Tratado de Itaipú, tengo la honra de elevar al conocimiento de Vuestra Excelencia que el Gobierno de Brasil está de acuerdo en modificar el Anexo A (Estatuto de ITAIPÚ), de la siguiente manera: ....”.
Hace unos años fue muy llamativo en Itaipú el hecho que concejales municipales de Ciudad del Este, de Franco y de Hernandarias recibían doble remuneración, dieta en sus municipios y salarios en Itaipú. Tengo el conocimiento que existen otros concejales de otros municipios más lejanos que enervan aún más los privilegios actuales.
En estos días, ante la Cámara de Diputados, Nicanor Duarte Frutos reivindicó este adefesio social y político com el argumento de la “binacionalidad”, anomalía que no solo está por encima de la ley positiva, sino de la moral y la etica. ¿Cómo podremos hablar de causa nacional en la lucha contra el covit-19 si mantenemos estos privilegios? ¿Cómo podemos hablar de autodeterminación y soberanía nacional si nos arrodillamos ante estos principados?
Aún suena en mi memoria las promesas electorales de Nicanor durante su campaña electoral del 2002: “Opáta la baronazgo, opáta la patria contratista, opáta la mérito propio”, término atribuido a los ingenieros de 60 Hertz. Hoy, como director de la EBY parece que se olvidó de lo que se propuso como candidato presidencial.
Lo de Luis Villordo, presidente de la ANDE, ya no extraña para nada. Desde el Acta del 24 de mayo del 2019 no le tengo ni una pizca de confianza para nuestro futuro energético. Tanto Villordo como Duarte Frutos están contradiciendo públicamente una orden expresa del presidente de la República, quien los nombró. O acatan los decretos y las notas de la presidencia de la República o renuncian a sus cargos.
En cuanto a Erns Bergen, director de Itaipú, me agradó su valoración de que “los 7 millones de habitantes están por encima de los intereses particulares”. Cayó bien en todos los círculos sociales, salvo en los de los afectados.
Somos iguales ante la ley, somos iguales en dignidad y derechos según nuestra Carta Magna. Por consiguiente, la única manera de revertir esto es que las binacionales se conviertan en principados con su propia Constitución, su propio Código Laboral, Civil, Penal, etc. Los empleados, en lugar de carnet pasarían a tener pasaportes. Hasta se podría permitir que tengan su propia moneda. Le instaríamos a que tengan su propia bandera y su propio himno “binacional”.
Acto seguido nos restaría convertir las entradas de Itaipú en aduanas y oficinas migratorias. En este caso le tendríamos que cobrar peajes, alquileres y tasas por el uso de toda nuestra infraestructura nacional. En fin, la independencia y soberanía propia de las binacionales podría recaudar, quien sabe, mas ingresos genuinos para nuestro PGN del Estado paraguayo.
(*) Exasesor del DGP de 2008 al 2012
