La estrategia entendida como disposiciones previamente analizadas con objetivos concretos requiere de un marco analítico que le pueda servir de sustento. La estrategia es necesaria. La utilizan las empresas y los gobiernos, o al menos deberían hacerlo.
Sin embargo, en este comentario desarrollaré el tema del populismo como herramienta estratégica. Ocurre que al final y al cabo, toda acción política no puede sustraerse de la economía puesto que esta le sirve de sustento para la provisión de los siempre escasos recursos.
Ahora bien, resulta necesario dejar en claro que si en la economía la primera ley consiste en que los recursos son siempre escasos y que para fructificarlos se requiere de estabilidad, certidumbre, ahorro, instituciones, esfuerzo y cooperación por parte de las personas, pues la primera ley de la política consiste en violar aquella primera ley económica. De manera que si definimos para los efectos de este ensayo que el populismo es una estrategia para congraciarse con los desencantados en una sociedad entonces lo que sigue es manifestar que Paraguay tiene los suficientes aditamentos para el florecimiento del populismo.
Desencanto
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Y no es una mera disquisición retórica. Digamos sin temor a equívocos que el desencanto de amplios sectores de la población debido a la ineficiencia, inutilidad y corrupción de los gobiernos en materia de seguridad, educación y salud son tan evidentes que no pueden ser ocultados y menos ahora con el tema de la pandemia.
Hago notar que en nuestro país precisamente la seguridad, la educación y la salud tienen rango constitucional elevados a la provisión del Estado. Los discursos y los recursos están ahí, pero dilapidados al punto que se cuenta con lo contrario de lo que dice la ley fundamental; no hay seguridad ni educación ni salud.
Dicho esto y expuesto ante los hechos, el desencanto de la gente por lo que se les prometió y se les dijo que tendrían porque la misma Constitución Nacional (CN) así lo dice, provoca una situación de hastío al punto que muchos buscan una respuesta diferente.
A partir de aquí surgen dos caminos. El primero, consolidar la institucionalidad donde imperen el orden y la legalidad garantizando la supremacía de la Constitución para que lo ingresado en dinero al presupuesto público se destine de modo eficiente con criterios de calidad, desechando el despilfarro y el robo sistémicos que hoy padecemos.
Camino populista
El otro camino es diferente. Consiste en que sabiendo de las multimillonarias partidas presupuestarias en categoría de despilfarro se intente sin tregua avanzar sobre los contribuyentes de modo a seguir sustrayéndoles más dinero hasta afectar negativamente la formación del ahorro y la inversión privada mediante la violación de la libertad y la propiedad.
Este último camino es el propiciado por los populistas. Se aprovechan del desencanto de las masas tirando más nafta al fuego, desencanto provocado por ellos mismos. No van contra el mal gasto, la ineficiencia y la corrupción empotrada en el Estado, van en busca de más dinero de los que trabajan y producen con cada vez más esfuerzo.
Y si la ocasión y la debilidad ciudadana así lo permitan incluso están dispuestos los populistas a más. En el fondo y como corolario de su campaña desean modificar el régimen de la democracia liberal y la economía de mercado: pretenden en el fondo tener una nueva sociedad en la que ellos serán los que decidan qué hacer, qué comprar, vender y hasta qué decir.
Libertad y la propiedad
Es por eso que el populismo se dirige y termina inexorablemente contra la libertad y la propiedad, tal como lo expuse en el título de esta nota. Porque cuando el ciudadano ya no puede disponer de lo suyo o le es arrebatado una buena parte de lo que le pertenece sean sus salarios laborales, las ganancias empresariales o un terreno (pequeño, mediano o grande) y lo demás (seguridad, educación y salud tal como dice la CN) sigue deteriorándose, entonces estamos ante una aviesa violación de la libertad y la propiedad, así tal cual y sin medios términos.
En el Paraguay rige el populismo, no en el grado de descomposición que no permita una salida o un cambio para evitar lo peor. Pero avanza. Sus propiciadores de tan perversa estrategia están ahí, algunos mimetizados de buenas intenciones por lo que siguen engañando todavía a muchos.
Hay, sin embargo, otros que directamente se muestran sin rubor alguno. Seducen a los desengañados que paradójicamente están en esa situación porque los mismos de siempre y con las mismas ideas y prácticas les vienen mintiendo. Y desde luego que hay muchos ejemplos. No obstante, en estos días aparecieron ante la opinión pública dos proyectos de ley que pintan de cuerpo entero el populismo rampante del cual aquí me refiero.
Los proyectos “Que declara de emergencia educativa en todo el territorio nacional y crea la tasa extraordinaria a las grandes fortunas”, y el “Que amplía el artículo 142 de invasión de inmueble ajeno del Código Penal modificado por Ley Nº 3.440/2008” presentados recientemente son ejemplos del populismo rampante y rastrero del cual hacen gala sus proyectistas. Del primer documento me referí en este espacio el pasado 23 de mayo.
Del segundo cabe decir que no se trata de una ampliación sino de una modificación, pues pretende cambiar la misma Constitución Nacional y las normativas consecuentes al convalidar y legitimar las ocupaciones o invasiones de propiedades si en las mismas transcurren treinta (30) días de tan detestable hecho punible. Este descabellado y ruin proyecto de ley es un aliento a las ocupaciones de propiedades privadas y no se crea que serán afectadas únicamente las grandes extensiones sino también las medianas y pequeñas áreas de cultivos, de bosques y terrenos incluso del ejido municipal.
La señal será dada: Será “legal” invadir propiedades por treinta días para luego quedarse ahí en categoría de posesión, que los delincuentes se apropien de lo ajeno, que la arbitrariedad y la fuerza sustituya al estado de derecho y que la inversión y las mejoras ya no sean posible. Ese es el derrotero del populismo como estrategia: deteriorar hasta acabar con la libertad y la propiedad.
Proyecto
En estos días aparecieron ante la opinión pública dos proyectos de ley que pintan de cuerpo entero el populismo rampante del cual aquí me refiero.
Avanza
En el Paraguay rige el populismo, no en el grado de descomposición que no permita una salida o un cambio para evitar lo peor. Pero avanza.
(*) Catedrático de materias jurídicas y económicas en UniNorte. Autor de los libros “Gobierno, justicia y libre mercado”; “Cartas sobre el liberalismo”; “La acreditación universitaria en Paraguay, sus defectos y virtudes” y otros como el recientemente publicado “Ensayos sobre la Libertad y la República”.
