¿Cómo afectó la pandemia a las piezas del engranaje económico y social del país?

Medidas restrictivas totales y parciales iniciadas a finales de marzo de 2020 y que se extienden hasta este año impactaron también en el sector inmobiliario en Paraguay. Los precios, tanto de oficinas como de salones comerciales se desplomaron, por la caída de la demanda. Empresas dedicadas al sector comercial y de servicios se vieron obligadas a cerrar desde comienzos de la pandemia, desocupando locales en varios puntos del país. En medio del complicado escenario se observa un fenómeno vinculado a la suba de la demanda por viviendas, logística, y por casas de fin de semana.

EVOLUCIÓN DE LA DEUDA PÚBLICA EN PARAGUAY
EVOLUCIÓN DE LA DEUDA PÚBLICA EN PARAGUAYPrince Otto

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Miles de trabajadores adoptaron el teletrabajo, nueva condición que les obligó a permanecer más tiempo en sus hogares. Ante esto, muchas personas habrían estado dispuestas a invertir en la adquisición de una casa. El aumento en los niveles de compra del cemento, en torno al 34% en el comparativo de inicio de la pandemia (marzo 2020) hasta este año, refuerza la mencionada hipótesis.

Sistema financiero y comportamiento del mercado

La incertidumbre provocada por la pandemia inyectó altas dosis de zozobra en los mercados y el sistema financiero en Paraguay no fue la excepción.

Los depósitos a la vista en moneda extranjera, entre el período de la pandemia a mayo, pasaron de valores de alrededor de US$ 3.500 millones a más de US$ 5.500 millones. El volumen representó un crecimiento de aproximadamente 60% frente a la reducción que experimentaron los depósitos en moneda extranjera a plazo.

En cuanto a los depósitos en guaraníes, el comportamiento de los ahorristas ha sido similar. El volumen ahorrado a la vista registró un movimiento de G. 33,5 billones a G. 44,2 billones a abril de 2021, lo que significó el aumento de un tercio en los depósitos en guaraníes y caída relativa en los colocados a largo plazo.

La sustancial expansión monetaria se había traducido en un aumento de aproximadamente 20% de la cantidad de dinero en poder del público durante el 2020. Esto, en medio de una contraída actividad económica y que terminó por transferirse a los precios de la canasta familiar, generando deflación. La crisis sanitaria impactó significativamente en el consumo.

En este contexto y como parte de la política monetaria expansiva, el Banco Central del Paraguay (BCP) redujo su tasa de política monetaria a 0,75% (apuntando al abaratamiento de créditos para dinamizar el acceso a los mismos y al consumo), la que se ha mantenido desde inicios de la pandemia. A decir, si el BCP cree que habrá inflación, trata de retirar dinero del mercado (política contractiva) y en caso contrario, como lo registrado durante el 2020, lo deja para provocar un fenómeno expansivo (política contra-cíclica).

A un año del conjunto de medidas para inyectar dinamismo a la economía, se observa un paulatino crecimiento en el nivel de precios. Así, la inflación acumulada llega al 1,5% al cierre de junio de este año.

En la misma línea, la inflación subyacente (indicador manejado por el BCP como objetivo de política) presenta, actualmente, un comportamiento similar al registrado en Estados Unidos. Es decir, la inflación subyacente está creciendo sobre bases muy bajas cuando se había llegado a valores inferiores anualizados al 2%.

Tipo de cambio: ¿cuál ha sido el comportamiento del guaraní frente al dólar?

La intervención del BCP fue constante desde principios de este año. Entre enero y junio llegó a unos US$ 301,9 millones, lo que incidió en el tipo de cambio, cerrando en G. 6.708 por cada dólar estadounidense.

Sin embargo, durante abril, la intervención del BCP ha sido nula y en mayo y junio limitó a un máximo de US$ 5 millones su venta de divisas en el mercado. Así, el tipo de cambio superó incluso la barrera de los G. 6.700 por cada dólar durante algunos días de los últimos meses. Los últimos datos muestran que el guaraní es una de las monedas más fortalecidas con respecto a otras como el caso del real brasileño, que ha tenido un debilitamiento importante frente al dólar estadounidense, de acuerdo con datos oficiales.

Coyuntura regional y balanza comercial

La coyuntura regional y la actividad local impactaron en la balanza comercial (diferencia entre exportaciones e importaciones). Los niveles de exportación en la prepandemia ascendieron a aproximadamente US$ 11.500 millones frente a US$ 11.800 millones de las importaciones.

Durante la pandemia, ambos componentes caen a valores de US$ 9.800 millones, registrándose una reducción de alrededor de US$ 2.000 millones en las importaciones.

Los últimos datos muestran una recuperación en las exportaciones, lo que incide en el nivel de la balanza comercial. La misma pasa de valores negativos (deficitaria) a números positivos (superavitaria) de alrededor de US$ 1.600 millones y que se podría traducir a que en Paraguay actualmente existen alrededor de US$ 2.000 millones más circulando.

Cuentas públicas: componentes y perspectivas

Si bien las finanzas públicas del Paraguay venían arrastrando un escenario complicado, las altas demandas provocadas por la crisis sanitaria y sin recursos de contingencia terminaron por saturar en la pandemia el escaso espacio fiscal que se tenía. Es de recordar que el 2020 comenzaba a recuperarse de las consecuencias de la contracción económica registrada durante 2019. Justamente, esta caída en el Producto Interno Bruto (PIB) del país había impulsado al gobierno de turno a romper con el límite del déficit fiscal de 1,50% contemplado en la Ley de Responsabilidad Fiscal (LRF). Así, las cuentas públicas habían cerrado el 2019 con un déficit de 2,80% y el 2020, en 6,20% (Déficit LRF: -1,50%; Emergencia covid-19: -2,80% y Reactivación Económica: -1,90%).

Al igual que muchos países, Paraguay recurrió al endeudamiento para enfrentar las múltiples demandas socioeconómicas provocadas por la pandemia. De esta manera, la deuda pública total del país pasó de US$ 4.174,2 millones en 2013 a US$ 12.212,9 millones al cierre del 2020. A junio de este año, los compromisos totales del país ascienden a US$ 13.110,1 millones o 34,3% del PIB, de acuerdo con datos del Ministerio de Hacienda.

El crecimiento de la deuda ha sido exponencial e inyecta rigidez al Presupuesto General de la Nación (PGN). El servicio de la deuda pasó de US$ 96,7 millones en el 2013 a US$ 377,3 millones en el 2020. Este componente del gasto debe ser honrado con ingresos genuinos a diferencia del capital que puede ser sometido a una serie de operaciones financieras a modo de diferirlo con nuevos pasivos. En la última década, el Presupuesto General de la Nación se ha caracterizado por su falta de flexibilidad. En el 2011, los gastos rígidos (salarios, servicio de la deuda pública, jubilaciones, programas sociales) representaban el 75% de todos los recursos asignados en el plan de gastos, mientras que el restante 25% correspondía a los no rígidos, mayormente asociados a gastos de infraestructura.

Indicadores socioeconómicos: empleo, pobreza y desigualdad en Paraguay

Cuando en marzo de 2020 el gobierno anunciaba la vigencia de una serie de medidas sanitarias, entre ellas, el confinamiento, las proyecciones a nivel social y económico estaban cargadas de incertidumbre e impactos negativos en los indicadores de pobreza y empleo.

Pronósticos como los de la consultora MF Economía/Inversiones identificaban al sector terciario de comercio y servicios (tiendas, restaurantes y hoteles) como los más afectados por las medidas restrictivas asociadas a la crisis sanitaria.

Durante todo el año de la pandemia, los empleos en los servicios se mantuvieron en números negativos, con una mayor caída en el segundo trimestre de 2020 de 23,9% para el comercio y 11,3% en los servicios. Por su parte, las industrias manufactureras comenzaron a registrar números negativos entre el tercer y cuarto trimestre del año pasado, así como los de electricidad, agua y transporte.

Con los anuncios de las primeras compras de dosis de vacunas contra el covid-19, la inminente llegada de las mismas al país y la flexibilización de las medidas restrictivas, la economía comenzó a experimentar levemente un aumento de las expectativas. Esto se tradujo en niveles positivos de la mano de obra empleada en el comercio (13,4%) y las industrias manufactureras (6,4%), para los meses de enero a marzo de 2021. Sin embargo, este rebote, sobre todo en lo comercial, no ha sido suficiente al considerar que las pérdidas acumuladas rondan el 50% desde el inicio de la pandemia. Para el caso del sector industrial, la situación es similar, ya que la recuperación no compensa la contracción acumulada.

La profunda caída de los sectores que emplean a aproximadamente el 50% de los trabajadores en el país no pudo ser contenida por otras actividades económicas que sí mostraron un comportamiento positivo durante la crisis sanitaria como el de la construcción y en cierto momento, el del sector primario.

A más de un año de la pandemia en Paraguay, el sector terciario sigue sufriendo los impactos de la crisis sanitaria. Y en este contexto, las mujeres han sido también las más afectadas. La tasa de desocupación femenina pasó de 8,8% entre los meses de abril y junio de 2020 al 11,50% al tercer trimestre y se redujo levemente a 10,2% al cuarto trimestre del mismo periodo, es decir, de octubre a diciembre. Esto significó que unas 41.231 mujeres continuaron fuera del mercado laboral a causa de la crisis sanitaria, alcanzando a 161.327 desocupadas en todo el país.

En tanto que la tasa de desempleo masculino pasó de 6,7% a 5,8% entre el segundo y tercer trimestre de 2020 y se redujo a 4,9% en el cuarto trimestre del mismo año. Es decir, unos 16.959 hombres se reincorporaron al circuito del trabajo frente a las 10.836 mujeres que también lo hicieron. Si al segundo trimestre existieron 136.786 hombres sin empleo, al cuarto trimestre de 2020 la cantidad se redujo a 105.575 desempleados.

Impactó en la pobreza

La mencionada complicada situación de los sectores económicos ha impactado en los indicadores de pobreza en Paraguay. De acuerdo con la metodología del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la línea de pobreza extrema utilizada en Paraguay representa el costo de una Canasta Básica de Alimentos (CBA) constituida por un conjunto de alimentos y bebidas no alcohólicas cuyo contenido calórico satisfacen los requerimientos calóricos mínimos (vida saludable).

La línea de pobreza total es igual al costo de la Canasta Básica de Consumo (CBC) que incluye además de los alimentos el costo de otros bienes y servicios no alimentarios considerados esenciales, relacionados con la vivienda, vestimenta, educación, entre otros. Bajo esos parámetros de medición, al cuarto trimestre de 2020 (octubre a diciembre), la pobreza en Paraguay alcanzó al 26,9% o 1.921.721 personas de la población total del país (7.153.948). Esto significó 264.590 personas más en la mencionada situación o 3,4% de aumento con respecto al 2019 cuando la pobreza alcanzó al 23,5% de la población.

En tanto que la cantidad de personas en pobreza extrema muestra una reducción de alrededor de 4.500 personas en el periodo 2019-2020, donde los planes sociales han sido, en parte, claves. Los programas estables como el de Transferencia Condicionada “Tekoporã”, de Adultos Mayores y los implementados en el marco de la Ley de Emergencia Sanitaria y Económica (Ñangareko y Pytyvõ), contuvieron al segmento más vulnerable de la población. De hecho, el 20,4% de los ingresos de los más pobres durante el 2020, provino de estos programas.

La existencia de las mencionadas asistencias evitó que 232.966 personas más cayeran en situación de pobreza, con lo que el total hubiera alcanzado al 30,1% de la población de Paraguay. Así también 183.936 no engrosarán el indicador de pobreza extrema. De lo contrario, la indigencia hubiera afectado al 6,4% de la población del país. Cabe señalar que aún quedan muchas acciones a ser definidas e impulsadas para contener a los grupos más necesitados.

Durante el año de la pandemia también se observa otro fenómeno. El aumento de personas en situación de pobreza ha sido mayor a nivel urbano con aproximadamente 250.000 personas más en la mencionada situación y 17.000 a nivel rural. La marcada diferencia entre ambas zonas refuerzan la hipótesis dada a conocer por la consultora MF Economía/Inversiones, acerca de que el campo actuó como un seguro social y de desempleo.

Las miles de personas que quedaron fuera del mercado laboral y que vivían en el Gran Asunción se habrían visto obligadas a regresar a sus hogares en el interior del país donde las necesidades básicas han sido, desde siempre, cubiertas por el vínculo del paraguayo con el campo.

En palabras del exministro de Hacienda y economista Manuel Ferreira, “el 37,2% de los paraguayos todavía vive en el campo. El vínculo rural del paraguayo actuó de ‘seguro social’ en esta pandemia: donde no estuvo el Estado, estuvo el campo”.

Al análisis de la pobreza monetaria también deben considerarse los datos que revelan el indicador que mide la desigualdad en Paraguay. La distribución del ingreso condiciona, en gran medida, el acceso a los distintos bienes y servicios necesarios para la vida, así como a las oportunidades para el desarrollo y crecimiento de las personas. Existen distintos métodos para medir cuánticamente la desigualdad. Uno de los más utilizados es el Índice de Gini.

Datos del INE muestran que la desigualdad en Paraguay ha venido disminuyendo. Pasó de 0,57 en el año 2001 a 0,43 en 2020. Con este índice, el país se encuentra por debajo de la media de las naciones de América Latina, lo que revela que nuestro país ha sido más exitoso en el proceso de acortar la brecha y que también se sustenta en el indicador de la razón P90/P10. Es decir, la relación de los ingresos del 10% más rico comparado con el 10% más pobre.

Así, en los años 1997/1998, un rico en Paraguay, en promedio, ganaba 15,3 veces más que una persona en situación de pobreza. Al 2020, esta relación ha disminuido a 7,2 lo que muestra que, en el país, en general, se ha reducido la desigualdad, producto del desarrollo y la expansión económica. De hecho, ha aumentado la clase media, que se determina cuando el ingreso diario de una persona oscila entre US$ 13 y US$ 70. Datos del Banco Mundial refieren que este segmento de la población ha crecido pasando de 19,3% a 43,8% en las últimas dos décadas.

Como se mencionaba, Paraguay se destaca entre las demás economías latinoamericanas en su proceso de reducción de la desigualdad. Esto, al considerar que varios países como Brasil, Argentina y Ecuador cuentan con políticas sociales más agresivas, pero que no han logrado reducir significativamente sus indicadores de pobreza y desigualdad, a diferencia de Paraguay, donde la reducción ha sido consistente a lo largo de estos últimos años como consecuencia de una estrategia más de mercado.

La recuperación económica es posible y lo han demostrado países que han hecho de su política económica, la masiva vacunación, así como programas de estímulos para el relanzamiento de la producción.

A diferencia de las naciones del primer mundo, América Latina sigue afrontando la pandemia en medio de un aumento de la pobreza, el desempleo y un saturado sistema fiscal, provocado por el rápido aumento de la deuda pública.

Paraguay se había destacado por su rápida reacción en la implementación de políticas en materia de salud y economía, ante los primeros casos de la enfermedad en el país. Un ambicioso paquete de aproximadamente US$ 2.000 millones para afrontar la pandemia en el marco de la Ley N° 6524 que declaró estado de emergencia en todo el territorio de la República del Paraguay, se convirtió en la oportunidad de romper paradigmas y posicionar al país como ejemplo en el manejo de la crisis sanitaria. Sin embargo, la administración en esta pandemia estuvo cargada de irregularidades y actualmente se siguen observando debilidades institucionales en el manejo de los recursos.

Paraguay cuenta con las herramientas, al menos las principales, para reimpulsar a la economía durante este 2021 que, a principios de año, el Banco Central del Paraguay proyectaba un crecimiento de 4,0%, tasa que fue revisada a la baja en los siguientes meses (3,5%) para recientemente corregirla al alza (4,5%).

Por mencionar, las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) forman parte de la piedra angular como máximas generadoras de fuente de empleo en Paraguay. Por tanto, urgen programas más agresivos que las ayuden a recuperarse para seguir aportando al desarrollo y crecimiento económico.

Además, una apuesta al conocimiento tecnológico permitirá el fortalecimiento del capital humano del país para adecuarse a las nuevas ofertas laborales que se han reconfigurado durante la crisis sanitaria.

Zozobra

La incertidumbre provocada por la pandemia inyectó altas dosis de zozobra en los mercados y el sistema financiero en Paraguay no fue la excepción.

Balanza

Coyuntura regional y la actividad local impactaron en balanza comercial. Pero los últimos datos muestran una recuperación en las exportaciones.

Pobreza

Durante el año de la pandemia se observa el aumento de personas en situación de pobreza, que ha sido mayor a nivel urbano, con unas 250.000 más.

Empleo

En todo el año de la pandemia, los empleos en servicios estuvieron en números negativos, con una mayor caída en el segundo trimestre del 2020.

Campo

El 37,2% de los paraguayos todavía vive en el campo. El vínculo rural actuó de ‘seguro social’ en la pandemia, donde no estuvo el Estado.

Desigual

Paraguay se destaca entre las demás economías latinoamericanas en su proceso de reducción de la desigualdad.

Soja

Con los buenos precios internacionales, los ingresos de divisas en el país por venta de soja y derivados serán en un 50% superior con relación al año pasado.

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