Este plan de gastos desde el inicio lo hemos encarado de una manera muy responsable y sobre todo razonable, siendo conscientes de que la recuperación es un hecho que se dará con el tiempo. La rapidez y la amplitud de la recuperación es un proceso que dependerá en gran medida de las decisiones que se tomen en materia presupuestaria y que las mismas repercutirán en la salud de las finanzas públicas, la cuestión es parecida a como dice un viejo proverbio inglés del siglo XVI: «espera lo mejor, prepárate para lo peor y acepta (gestiona) lo que venga».
Tenemos el desafío de preparar un presupuesto, con bases consistentes para un escenario futuro que sigue siendo incierto, pero creemos que ahora mismo se hace fundamental prepararnos para lo peor por si acaso nos adecuáramos a lo que venga y sinceramente se espera que venga lo mejor.
Las estimaciones de crecimiento económico para Paraguay constituyen un indicador muy valioso para nosotros y fundamental para poder realizar una buena planificación en el corto y mediano plazo, y en ese sentido, nuestro país se muestra muy prometedor ante sus vecinos, de acuerdo a estimaciones de organismos internacionales, el crecimiento esperado es de 4%, aunque en el Ministerio de Hacienda estamos manejando una estimación de 3,8%. Esto es muy importante, ya que tenemos la misión de alcanzar nuevamente el límite máximo de déficit fiscal, que es del 1,5% con respecto al Producto Interno Bruto (PIB).
Desafíos para la cartera fiscal

El mayor desafío para el MH en los últimos años, es y será llegar a esta convergencia, la cual se espera alcanzar nuevamente en el año 2024, desde un déficit del 6,2% al cierre del 2020, el cual está compuesto por el 1,5% de la Ley de Responsabilidad Fiscal, el 2,8% por la Ley de Emergencia y 1,9% por las iniciativas impulsadas para la reactivación económica.
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Siguiendo dentro de este contexto macro, la proyección de los ingresos tributarios tiene una relación directa con el crecimiento del PIB. Ante este panorama, el MH a través de la Subsecretaría de Estado de Tributación (SET) y la Subsecretaría de Economía (SSEE), proyecta un crecimiento de alrededor del 8,1% en la recaudación de impuestos, crecimiento que será fundamental con el fin de poder financiar con recursos genuinos los compromisos asumidos, incluso aquellos generados en el marco de la pandemia.
Si bien los presupuestos por lo general son incrementalistas, en los últimos años, hemos trabajado en la contención, sobre todo a razón de que en nuestro país hemos venido teniendo escenarios económicos complejos desde el 2019 (sequía), el presupuesto aprobado para el 2020 fue de alrededor de G. 87 billones, que porcentualmente hablando fue inferior en un 0,8% con relación al 2019.
Cuando se realiza la planificación de gastos, lo más lógico es que se realice bajo escenarios realistas, primero considerando la capacidad que tiene el Estado de responder a las demandas y segundo la capacidad de las instituciones para ejecutar los recursos.
El presupuesto históricamente ha tenido un promedio de ejecución por encima del 77%, y si lo miramos desde el financiamiento, el mayor rezago se tiene en aquellas intervenciones que se costean con recursos de la deuda y los propios (institucionales), hay una tendencia en las instituciones de que priorizan gastar los ingresos genuinos (impuestos) más que las otras fuentes.
Nueva realidad

Ante la aparición del covid-19, el Gobierno nacional se vio inmerso dentro de una nueva realidad y ante esta situación, en cumplimiento de las medidas económicas y sanitarias aplicadas, el presupuesto del 2020 tuvo un alza del 15,8% que representó unos G. 3,4 billones, de los cuales se ejecutaron aproximadamente un 80%.
El remanente de los recursos no ejecutados se trasladó al 2021, en dónde lógicamente se ha observado una leve caída en el presupuesto en términos totales. Vale decir, que gran parte de esta contención o redireccionamiento del gasto fue producto de las medidas de racionalización aplicadas, en este último presupuesto y el cual se está ejecutando, el ahorro fue de G. 553,6 mil millones, con reducciones en combustibles, cargos vacantes, disminuciones de remuneraciones adicionales, restricción de pago de subsidios, reducción de pasajes y viáticos y otros.
Gran parte de los recursos de 2020 y 2021 tenían la misión de contrarrestar el shock producido por el covid-19. Ya para el 2022, estamos pretendiendo que la programación se encuentre en torno al mismo nivel que lo asignado en el 2019 y dentro de la misma senda iniciada en el 2021, siguiendo el compromiso del gobierno para evitar desequilibrios macroeconómicos. En cuanto al manejo de las finanzas públicas, no debemos olvidar que el Paraguay desde hace algunos años ha abierto el camino hacia una nueva perspectiva de modelo de gestión pública.
Presupuesto por resultado

Desde el 2011, mediante un plan piloto y desde el 2020 en forma general, el MH a través de la DGP, ha implementado el Presupuesto por Resultado (PpR) como una nueva forma de gestionar y ejecutar el PGN.
Si hacemos un recuento, de cómo ha avanzado la gestión pública y concretamente la presupuestaria, podemos darnos cuenta de que en términos de información los avances son muy significativos, aunque no en un grado ideal, sino que la introducción de estrategias como el presupuesto por resultados, le ha dado un giro a la forma de ver las cosas.
En nuestro país particularmente, esta pandemia llegó cuando la gestión pública estaba dando un paso importante hacia la planificación y presupuestación por resultados, un año antes habíamos iniciado el trabajo de cambiar todas las estructuras programáticas incorporando un enfoque hacia resultados, con metas e indicadores muy prometedores para el 2020.
Si bien, muchas de estas metas no se pudieron cumplir, por la fuerte redistribución que tuvimos que realizar en los meses de marzo y abril, que afectó el 50% de los recursos, la característica del PpR es la de permitir organizar los recursos atados a metas concretas y sobre todo con definiciones de resultados a dónde una institución busca apuntar, lo cual fue trascendental al momento de tomar decisiones para realizar los direccionamientos.
Esto no era posible con la matriz presupuestaria anterior, teníamos una estructura muy rígida que mezclaba muchas cosas. En cualquier organización, ya sea pública o privada, poder contar con esa cadena de valor que permita partir desde los insumos, actividades, resultados a corto, mediano y largo plazo resulta fundamental.
Hoy los trabajos siguen avanzando, estamos trabajando junto con la Secretaría Técnica de Planificación para que en un futuro podamos abordar todos los niveles que nos faltan, y que la planificación de las entidades realmente sirvan y ayuden a generar un presupuesto de calidad.
La respuesta a la crisis debe combinar medidas de corto plazo para superar la emergencia con disposiciones de largo plazo para corregir incluso los problemas estructurales arrastrados con el viejo modelo e incluso el nuevo que es basado en resultados.
Estrategia de PpR es flexible
La experiencia nos ha demostrado que desde el ámbito presupuestario las respuestas posibles a las crisis no son únicas, sino que compiten visiones alternativas sobre qué tipo de modelo contribuiría a superarlas, en esa línea la estrategia de PpR tiene una grandeza de ser por sobre todo flexible, haciendo relucir ciertas ventajas tales como: -La definición de resultados y su vinculación con los recursos requeridos por las instituciones; -Medición oportuna del desempeño a través de la implementación de indicadores; - Rendición de cuentas de la relación gasto–resultado. Es en estos temas donde se encuentra el principal desafío, en el desarrollo de capacidades que permitan la anticipación, el diseño de escenarios y la modelación del futuro de tal manera que ayude a reducir las incertidumbres en un mundo pospandemia.
Tanto los avances como las transformaciones en que se vienen trabajando son el resultado de los trabajos de los equipos técnicos y directivos de la Dirección General de Presupuesto (DGP) y todas las instituciones públicas. Es cierto que los cambios son difíciles, pero es la forma que nos permite valorar de una mejor manera la actuación pública, identificar puntos de mejora y a partir de estos implementar acciones correctivas.
Las reformas en las que se están trabajando ahora, como ser la del servicio civil y la ley de compras, contribuirán ampliamente para el fortalecimiento del PpR. En ese sentido, la puesta en vigencia de la Ley N° 6620/2020 «Que dispone la implementación gradual del Presupuesto por Resultados», también fue un paso significativo que dio el país, fue una forma de seguir apuntalando esta estrategia, pues la evidencia demostró que mayor información nos lleva a gestionar de manera más eficiente los recursos públicos para obtener mejores resultados. Como una forma de visualizar el camino transcurrido, hemos desarrollado las siguientes iniciativas: Implementar el PpR como estrategia de gestión, mejorar la rendición de cuentas; apuntar a un cambio de mentalidad, poniendo el foco en las entidades y en las leyes que puedan coadyuvar a afianzar el PpR.
También el éxito del PpR dependerá de las capacidades para aprovechar los espacios políticos de diálogo, poniendo como centro lo que tiene valor para la sociedad, y contribuir para que los recursos públicos estén asignados a las prioridades reales.
Foco
Implementamos el PpR como estrategia de gestión, mejorar la rendición de cuentas, apuntar a un cambio de mentalidad y foco en las entidades y en leyes.
Crisis
La respuesta a la crisis debe combinar medidas de corto plazo para superar emergencia con disposiciones de largo plazo y corregir el problema estructural.
