Adultos mayores dependen casi exclusivamente de salud pública

Días atrás fue presentado el resultado de la investigación titulada “El efecto de las ayudas sociales en la población de adultos mayores sobre las tasas de pobreza. Análisis comparativo” de los economistas Leila Rodríguez y Gerardo Benítez, en donde se confirma la alta vulnerabilidad de los adultos mayores de nuestro país, en materia de salud y seguridad social. Este trabajo fue realizado por el Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (CADEP) bajo los auspicios del programa Prociencia del Conacyt y del Fondo para la Excelencia de la Educación e Investigación (FEEI), en donde los investigadores diagnosticaron la situación socioeconómica actual de esta población, con mediciones del efecto sobre niveles de pobreza y la implementación, resultados y valoración de políticas públicas existentes.

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Los datos descriptivos, utilizando la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) de la Dirección General de Estadísticas, Encuesta y Censo (DGEEC), constataron que la población de adultos mayores alcanzó, en 2016, unas 408.889 personas, representando 6% de la población total del país. La esperanza de vida se encuentra en 70,8 años para los hombres y 76,5 años para las mujeres, con una proyección al 2024 que va aumentando a 72,5 años para los hombres y a 78,6 años para las mujeres.

El estudio revela que el 60% de los adultos mayores de 65 años de edad y más no cuentan con ningún tipo de seguro, por lo que dependen absolutamente de los servicios de salud proveídos por el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSPyBS), mientras que el 33,9% posee seguro del Instituto de Previsión Social (IPS), un 5,2% tiene seguro privado, y 1,7% otros. La diferencia se acentúa aún más por área de residencia, donde en el sector rural sólo el 18,8% cuenta con IPS y casi el 80% no posee ningún seguro. Esta cifra para el área urbana es de 44,3% con IPS, 8% con seguro privado y 46,4% no tiene seguro médico.

Un problema social 

El proceso de envejecimiento es un hecho y una realidad que va adquiriendo un peso significativo mayor debido al acelerado crecimiento que experimenta la población en el mundo. De este modo, se hace necesario tomar en consideración la temática social, económica y política que implican, con el objetivo de anticipar y/o resolver los problemas, inconvenientes, necesidades especiales o específicas que demanda la población de adultos mayores.

El estudio presentado por los economistas de Cadep analizó en este trabajo tres escenarios de la situación en la que pueden encontrarse los adultos mayores de nuestro país en cuanto a los tipos de ingresos que disponen: 1- El individual, con las entradas que pudieran percibir por sus medios (jubilación, pensión, alquileres, etc.) sin ayudas familiares. 2- Los ingresos individuales más los obtenidos por ayudas públicas, excluyendo la cooperación de familiares. 3- La situación de los adultos mayores con una renta compartida con el resto de la familia. Para cada uno de estos escenarios se midieron, asimismo, las implicancias que tienen los mismos sobre las tasas de pobreza.

Los resultados muestran que, considerando sólo los ingresos individuales de las personas sin ayudas de ningún tipo, las tasas de pobreza alcanzan cifras de 54,8% en hombres y de 73,5% en las mujeres. Cuando se incluyen las ayudas públicas del Estado, estas tasas disminuyen en alrededor de 17 puntos en ambos sexos, los hombres pasan a 38,2% y las mujeres a 56,4%.

Reducción de tasa de pobreza 

Las ayudas sociales tienen un efecto de reducción en las tasas medias de pobreza en toda la población adulta mayor y con la misma intensidad en ambos sexos. Ahora, cuando se calculan las tasas incluyendo las ayudas familiares, las cifras pasan a 23,6% en hombres y a 22% en mujeres, pudiéndose observar aquí el gran efecto que tienen las ayudas familiares, principalmente en las mujeres. Las tasas de pobreza toman exclusivamente la población beneficiaria de los programas del Estado, que alcanzan un 80,8% en hombres y hasta 93,8% en las mujeres. Teniendo en cuenta que esta población es, en general, de rentas bajas, las transferencias públicas tienen un gran impacto en las tasas de pobreza. En el caso de los hombres, la tasa de 80,8% cae a 20,9%, y cuando se les incluye en un hogar la tasa aumenta de nuevo a 26,8%, lo que refleja que los hombres, al recibir una ayuda pública, su nivel de ingresos se ve compensado negativamente al tener que compartirlo con los demás miembros también pobres. En el caso de las mujeres beneficiarias, de 93,8% (cifra muy alta) disminuye a 35% cuando se incluyen las ayudas públicas y a 24,5% cuando se contemplan ayudas familiares. Es decir, como las mujeres parten de una situación peor que la de los hombres, las ayudas públicas hacen disminuir sus tasas alrededor de 58 puntos porcentuales; y al incluir a las familias, su situación puede mejorar aún más disminuyendo otros 10 puntos.

Conclusiones 

Estos resultados estarían indicando que, si no hubiese ayudas públicas y en ausencia de los entornos protectores que ejercen las familias, las personas mayores en el Paraguay estarían en situaciones de gran vulnerabilidad, tanto hombres como mujeres. Teniendo presente los resultados por sexo, también se puede afirmar que, para evitar situaciones de pobreza, la familia es mucho más importante para las mujeres adultas mayores que para los hombres.

Los resultados mostraron que las ayudas sociales producen una elevación de la renta de los adultos mayores, teniendo un impacto positivo que se refleja en las funciones de densidad de la población.

Las funciones sin incluir ayudas concentran a una gran población en los tramos más bajos de la distribución. Cuando se incluyen las ayudas públicas se produce un desplazamiento hacia valores mayores. Pero es cuando se introducen las cooperaciones familiares que producen un gran cambio en sus niveles de ingreso, especialmente en las mujeres. Otro resultado visto es que los hombres perciben siempre mayores ingresos individuales y en renta, que las mujeres.

60%

El estudio revela que el 60% de los adultos mayores de 65 años de edad y más de nuestro país no cuentan con ningún tipo de seguro y dependen del MSP y BS.

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