Capacidad de gestión de Senavitat sometida a prueba de fuego

Un ministerio con mucha exigencia, aunque con escaso presupuesto, es la Secretaría Nacional de la Vivienda y el Hábitat (Senavitat), responsable de dar soluciones habitacionales. Con un presupuesto estimado de G. 464.807.508.767 (alrededor de US$ 97,2 millones), debió construir 7.352 viviendas sociales en 2014 y solo se limitó a completar 578 (7,86% de su meta). Mirando este flaco aporte y como la construcción de viviendas permite tanto la generación de empleo como servicio social, es de esperar que toda la capacidad coordinadora de la lucha contra la pobreza facilite a la Senavitat tener este año una gestión mucho más dinámica, acorde a las exigencias.

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En términos de política habitacional, el desafío de la Senavitat es estancar el crecimiento del déficit habitacional que hasta hoy en Paraguay continúa creciendo. Primero, dentro de una política sostenida se pretende anclar para luego garantizar como país la construcción de al menos 13.000 a 15.000 viviendas por año. Esto implica resolver la cuestión presupuestaria, construir, apuntalar y consolidar una institución capaz de brindar ese servicio a la ciudadanía que tuvo y sigue teniendo muchos problemas.

Durante una conversación con la titular de Senavitat, Soledad Núñez, nos decía que traen del 2014 unas 18.000 viviendas que están siendo gestionadas. En este grupo existen unas 7.000 que están en licitación y que ahora incluyen 2.000 viviendas que forman parte de un convenio firmado por Senavitat con las binacionales: 1.000 con Yacyretá y 1.000 con Itaipú. Este proceso forma parte de una iniciativa para descentralizar la operación, pero mejorando la respuesta a la ciudadanía en cuanto a cantidad de viviendas sociales construidas. Esas 18.000 incluyen las 2.000 obtenidas por convenio con binacionales, cerca de 3.000 que la nueva administración encontró paralizadas y quedan unas 12.000 iniciadas por la institución.

La secretaria de Estado espera que puedan surgir otros proyectos para ciertos repuntes, como un programa en RC-4 para la gente del bañado, otro para la clase media con la posibilidad de adquisición del complejo Mariano Roque Alonso, donde se puede dar soluciones habitacionales a unas 4.000 familias. Se requerirán presupuestos adicionales para impulsar unas 12.000 soluciones que se gestionarían en función a la capacidad operativa de Senavitat.

Cabe aclarar que el año calendario no coincide precisamente con el año de ejecución de obras. Las iniciadas este año se terminarían en el primer trimestre de 2016. En el primer bimestre de este 2015 se procedió a adjudicar viviendas; enero, con limitación presupuestaria, se adjudicaron lo primeros cinco lotes que son considerados importantes en el marco del programa “Sembrando oportunidades” y que representa una inversión fuerte que está haciendo el Gobierno en zonas rurales en un programa que plantea una coordinación con el Indert, porque el 100% de los casos es en propiedad del Estado.

Presupuesto

El Parlamento aprobó un presupuesto cercano a los 600.000 millones de guaraníes, que luego fue recortado por el Ministerio de Hacienda a través del plan financiero, porque Senavitat tuvo una baja ejecución en los últimos años. Núñez dijo que se enfocarán en lograr en este primer trimestre de 2015 una ejecución alta para tener derecho a solicitar más recursos. La funcionaria es consciente de que Senavitat, con su nueva administración, aún no demostró eficiencia, lo que se traduce en un desafío fuerte a nivel presupuestario y demanda un compromiso muy grande para asegurar el acceso a vivienda digna a la población paraguaya. Se quiere superar el 70% de ejecución presupuestaria en este periodo, pero con solo cinco fiscales de obra como venía teniendo Senavitat, la aceleración de las obras es imposible, razón por la cual se quiere apuntalar el área técnica con la contratación de ingenieros, arquitectos, técnicos capacitados en diferentes niveles porque, de lo contrario, las obras no tendrán en ritmo deseado. La gestión del plazo es clave ya que anteriormente las obras demandaban 12 meses, prácticamente el doble requerido. Cinco meses tiene que ser un plazo ideal, óptimo para inaugurar lotes de 100 a 150 viviendas.

Manos de obra

En el sector de la construcción se estima la contratación de cinco trabajadores por vivienda (maestro de obras, ayudante, electricista y otros). Las 15.000 viviendas que proyectan iniciar este año podría demandar la contratación de unas 75.000 personas en forma directa y muchas otras en forma indirecta. Hay conciencia de que la inversión pública en vivienda social es fundamental, especialmente, cuando se invierte en zonas carenciadas porque dinamiza las economías locales. Hoy, la Senavitat tiene dos modalidades de adjudicación de proyectos: una con licitaciones, en las que se postulan las empresas constructoras para ser evaluadas por precio, calidad de materiales y plazo.

Bajo esta modalidad, las mismas empresas van gestionando los recursos humanos territorialmente (trabajadores locales) para llevar adelante la obra. La otra vía es el Fondo Nacional de la Vivienda Social (Fonavi) y la acción de los servicios de asistencia técnica, que cuentan con un trabajo social previo que se lleva adelante con la gente en el lugar, identificando a estos actores y luego para proceder a su contratación. La reglamentación de este modelo se está modificando teniendo en cuenta que existían muchas libertades que derivaron en una gran variedad de incumplimientos en el pasado reciente.

Para Senavitat no es fácil contratar profesionales. Como muestra de esta situación se tiene la reiteración por tercera vez de un llamado a concurso para ingenieros y arquitectos, que genera poco interés entre los profesionales de los perfiles requeridos porque justamente en el sector de la construcción actualmente se registra una demanda muy fuerte en el sector privado y además las empresas constructoras pagan bien.

Apuesta a la producción nacional

La Senavitat asegura que seguirá apostando fuertemente a la producción nacional en componentes cerámicos, pero también introduciendo más tecnología al país. No se habla de importar materiales, ya que se trae de afuera solo la tecnología para implantarla en fábricas que producen localmente. Aquí es fundamental el trabajo coordinado con la Universidad Nacional de Asunción (UNA) para evaluar estas nuevas tecnologías, para complementar a las que actualmente tenemos siempre con el objetivo de alcanzar escala en materia de construcción de viviendas sociales porque Senavitat tiene que llegar a cifras mayores porque está lejos de los estándares de construcción de la región, como Chile y Brasil, donde se llega a construir hasta 45.000 viviendas por año.

Las facultades de Ingeniería y de Arquitecturas, ambas de la UNA, están evaluando prototipos construidos en el campus de la UNA, donde los estudiantes y profesores están sometiendo a prueba los materiales que habitualmente se utilizan en la construcción para ver si sus características reemplazan o mejoran las condiciones de un material tradicional. Reemplazar tejuelones y tejas por termopaneles ayuda a reducir entre 3 y 4 grados la temperatura interna en los lugares techados con dicho material, es un cambio tecnológico recomendado. La idea es sustituir el trabajo precario que se da en una olería tradicional, donde incluso se tiene el inconveniente de la degradación ambiental que causan industrias en las que la gente ya opera en otras condiciones laborales. Se apunta a la prefabricación de elementos estructurales en otros lugares de trabajo que luego permita montar con mayor velocidad una vivienda social para dar respuesta en el menor tiempo posible.

En Paraguay, actualmente se están construyendo en promedio 2.000 a 2.500 viviendas. Este año se quiere saltar a 15.000 y luego, con políticas ya sostenidas de inversión pública en viviendas sociales, se pueda dar el siguiente paso y en los próximos tres años alcanzar las 45.000 viviendas que otros países construyen anualmente. Ese escenario requerirá de mucha articulación de todos los sectores, porque no se puede de la noche a la mañana tomar la decisión de construir 45.000 viviendas/año, porque existen muchas limitaciones que escapan a la Senavitat. La pobreza no se combate con “paladas iniciales”, solo con soluciones concretas exigidas por miles de compatriotas que siguen esperando tener una vivienda digna.

Promedio regional

En Paraguay, actualmente, están construyendo, en promedio, 2.000 a 2.500 viviendas.

Este año se quiere saltar a 15.000 y luego, en los próximos tres años, alcanzar las 45.000 viviendas que otros países construyen anualmente. Ese escenario requerirá de mucha articulación de todos los sectores involucrados.

Producción nacional

El Estado seguirá apostando fuertemente por la producción nacional en componentes cerámicos, pero también introduciendo más tecnología al país. No se habla de importar materiales, porque se trae de afuera solo la tecnología para implantarla en fábricas que producen localmente.

Con un presupuesto estimado de G. 464.807.508.767 (alrededor de US$ 97,2 millones), Senavitat debió construir 7.352 viviendas sociales en 2014 y solo se limitó a completar 578 (7,86% de su meta). Este 2015 pondrá a prueba toda la capacidad coordinadora de la lucha contra la pobreza del Gobierno.

Quieren sustituir el trabajo precario que aún se observa en las olerías tradicionales, en las que incluso se tiene el inconveniente de la degradación ambiental por industrias en las que la gente ya opera en mejores condiciones laborales. Se apunta a la prefabricación de elementos estructurales.

broa@abc.com.py

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