Carta abierta al Presidente

“Los políticos otrosa ñane retã”, fueron las expresiones del Sr. presidente Horacio Cartes durante la campaña a la primera magistratura en marzo de 2013. Hoy las utilizo para recordarles, a él y a la población, que entonces tenía conciencia de que la mala política estaba destruyendo este país. A dos años y pico sería triste que se olvide de sus palabras, sabiendo que el resultado inevitable sería la destrucción de la república.

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En estos días, los trabajadores activos, los jubilados y pensionados del país hemos pasado por momentos de zozobra y preocupación al enterarnos de la inminente creación de la “Superintendencia de Seguro, Jubilaciones y Pensiones”, que pretende meter en una misma bolsa a todas las cajas previsionales del Estado, sean privadas o públicas.

Inmediatamente provocó una alta tensión social. Sin duda, esta idea representa para los trabajadores y jubilados un sufrimiento mucho mayor de la que el Presidente debe estar sintiendo por el sobrecosto de la línea de alta tensión, es decir, la de 500 kV, que une Itaipú con Villa Hayes. Esta sobrefacturación de la línea, según las publicaciones, es apenas del 100%, es decir, unos 100 millones de dólares más. El riesgo de “nacionalizar” las cajas privadas y públicas, incluyendo al IPS, es cien veces peor.

Sr. Presidente, es muy probable que la necesidad de este voraz aparato estatal haya influenciado en su equipo económico y en algunos legisladores para inducirles a presentar este proyecto de ley, pero estamos seguros de que los últimos resultados electorales lo harán pensar mejor. El país está harto de asaltantes de bancos y cajeros electrónicos, pero más cansado está de los que roban con guantes blancos, disfrazados de intendentes, planilleros, operadores, amantes y de la clientela inútil que parasita el Presupuesto.

Si se aprueba esta “Ley de confiscación”, Ud. cargaría sobre sus hombros la muerte social de miles de jubilados y pensionados de la república. ¿Cómo quedarían los ancianos con sus esperanzas en manos de gente como Cárdenas, Mármol, Gómez Verlangieri y otros que restaron votos a la esperanza política del nuevo rumbo?

Coordinadora

Por estas razones hemos conformado una coordinadora que aglutina a todos los trabajadores, jubilados y pensionados de la nación y esta luchará por la defensa de nuestros aportes. Hemos ahorrado forzadamente durante toda una vida para tener un ingreso digno en nuestra vejez. Ni remotamente queremos dejar en manos de depredadores del Estado, similares a los malos aduaneros, a los malos cobradores de peaje, a los malos intendentes y gobernadores que desvían los fondos del Fonacide y otros que ponen palos a la rueda del desarrollo.

¡Por algo el Presidente está sacando su confianza a muchos de ellos! Es que como los gerentes y directivos infieles de la Cajubi, hoy enjuiciados, están desviando millones de dólares a sus cuentas personales en lugar de ponerlos en la educación, en la salud y en la construcción de obras de infraestructura.

Los aportes del IPS, de la Cajubi, de la Caja Bancaria, de Hacienda, de la ANDE y de otras similares corren grave peligro al ponerlos en una sola bolsa. Esos aportes son genuinos, limpios y sufridos.

No provienen del narcotráfico, del contrabando, de timbas financieras, de la venta irregular de armas y todo tipo de tráfico ilegal. Si las manzanas sanas se mezclan con algunas podridas, el resultado es la podredumbre total.

En una entrevista hecha por el periodista Hugo Ruiz Olazar, del diario ABC Color, en fecha 31 de marzo del 2013, leíamos la frase que trascribimos en el inicio de este artículo. Las expresiones como “nosotros vamos a terminar con esa costumbre de que el poder pertenece a los que están en él. Péa otrosa ñane retã” están más vigentes que nunca, aprovechamos para la ocasión.

Gabriel Casaccia Bibolini, en más de una ocasión, fue atacado por “muy vanguardista” y porque no escribía “novelas lindas”. Su respuesta quedó en la historia: “Cambien la realidad y yo escribiré novelas hermosas”. De la misma manera, si alguien me considera muy pesimista, le responderé de la misma manera.

Por último, Sr. Presidente, le recomiendo, con todo respeto, que siga alejado de los que mataron la esperanza del pueblo, de los que se enriquecen a costa de la salud y la educación, de los que trafican influencias usando como trampolín a los partidos políticos.

Muchos abusan de sus cargos para deshonrar al Estado y al gobierno que confió en ellos. No piensan en las futuras generaciones; tampoco en un país moderno, con estado de derecho, con oportunidades para todos, con empleos; un pueblo sano y educado.

(*) Jubilado y exsecretario general del sindicato STICCAP

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