El Paraguay debe mejorar su infraestructura eléctrica

Curva de costos, nacionalización de la SEMD, combate a la pobreza, consumo de los servicios auxiliares, etc. 

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El Ing. Axel Benítez, en afirmaciones públicas en este diario y en las redes sociales, decía: “Si la Eletrobrás retira 90% y la ANDE 10% (de Itaipú), ¿por qué las pérdidas se reparten 50-50%?, ya que incluyen las pérdidas de la conversora de Foz como consumo propio; en cambio, a la ANDE se le mide en la SEMD, no en Acaray”.

Por otra parte, el periodista Ramón Casco Carreras comparó el consumo propio más las pérdidas por efecto Joule (calor), de Itaipú, con el consumo de Villarrica; es 9,3 veces mayor de la que compró Clyfsa (distribuidora paraguaya de Villarrica). En 2016 el consumo interno de Itaipú más sus pérdidas fue 6,4 veces mayor que la cantidad que exportó ANDE a Ebisa (distribuidora argentina) en ese mismo año y 3,8 veces más que el consumo de las colonias menonitas del Chaco, insisten técnicos calificados del sector.

La admisión, irónica e impaciente, por parte de Itaipú del consumo de 763.000 MWh por año instala una nueva polémica. Obedece al axioma común de forenses policiales: “no existe crimen perfecto”. Ese extraordinario caudal de energía limpia, suficiente para atender la demanda de nueve ciudades como Villarrica, debe incluirse en la revisión de la deuda y las instalaciones físicas sugeridas en la entrega anterior.

La electricidad y el combate a la pobreza 

En el 2011 Fernando Lugo había inaugurado unas obras sencillas pero fundamentales para nuestro país, la repotenciación de transformadores de la subestación paraguaya (SEMD), líneas de 220 KV y la construcción de la línea de 500 kV. Con estas tareas elementales, que los semidioses del parnaso itaipuniano, descendientes de Debernardi no habían observado durante 30 años, se logró 12, 3 veces la potencia equivalente de Acaray; es decir 200 MW x 12,3 = 2.460 MW. ¿Por qué los técnicos de 60 Hertz no lograron “ver” o realizar estas obras tan básicas? Sencillo, complacencia interesada. Cuanta más energía retira nuestro socio condómino gracias al entreguismo paraguayo, mayor es el beneficio obtenido en sus cuentas particulares.

¿Cuántos hospitales, Km de rutas asfaltadas, escuelas y viaductos equivale eso en 10 años? Si convertimos nuestros sueños en políticas de Estado podríamos pensar en un verdadero desarrollo. Al disponer en el sistema paraguayo más energía firme y segura, podríamos realmente iniciar una sustitución de importaciones y generar miles de empleos dignos. El combate a la pobreza se llevaría de la estadística lisonjera del gobierno al mercado nacional.

Curva de costos vs. teorías 

Muchos teóricos hablan de extraer de Itaipú US$ 1000 millones más por año. La fórmula simplista que afirma que a partir del 2023 se pagaría toda la deuda, disponiendo US$ 2000 millones a más (US$ 1000 por margen) es temeraria. La única forma de lograr mayores ingresos es vendiendo nuestros excedentes a precio de mercado, en el mercado brasileño. Si Paraguay usa su energía en su propio desarrollo, los ingresos serán aún mayores, ¡multimillonarios! Si vendemos, hagámoslo considerando el mercado regulado y libre del Brasil, dependiendo de la escasez de agua en las cuencas hidroenergéticas y la sustitución por energía térmica (carbón mineral, petróleo y gas). Estos ingresos dependerán de la calidad de nuestros negociadores futuros.

La Itaipú pone a disposición de la ANDE y Eletrobrás mensualmente 12.135 MW de potencia garantizada, la que genera la famosa energía garantizada. Con esto se solventa el costo del servicio de electricidad, calculado de la siguiente manera: 12.135 MW x 12 meses = 145.620 MW x 1000 = 145.620.000 kW x US$ 22,60 KW = US$ 3.291.012.000. Dicho de otro modo: 75.135.000 Mwh (energía disponible para la contratación) x 43,80159 dólares = 3.291.012.000 USD/Mwh. (Garantizada x Costo en punto de equilibrio – PE). Datos del 2015.

La tarifa de la energía adicional a la garantizada, una fórmula que incluye un factor multiplicador y un factor de ajuste con respecto a la fluctuación del dólar americano obedece al siguiente esquema. Son algunos valores del Anexo C del Tratado y notas reversales, para calcular los 5, 69 US$/Mwh: 4, 0 (k) x US$ 0,650 el MWh x 2, 03128 (FA) = US$ 5, 28 el MWh.

4,0 (k) x US$ 0,050 el MWh x 2,03128 (FA) = US$ 0,41 el MWh.

Tarifa: US$ 5, 69 MWh = US$ 5, 28 + US$ 041.

Es lo que tenemos hoy, gracias a la herencia de los “barones de Itaipú” y sus acólitos de 60 Hertz. Si queremos modificar este panorama entreguista y aprovechar los “récord de producción”, debemos mejorar sustancialmente nuestro sistema interconectado nacional (SIN); debemos nombrar a patriotas en nuestros consejos y directorios binacionales y pagarles salarios mínimos. Solo así veremos quiénes van por amor a la patria o amor al dinero.

Finalmente, una ley que establezca una nueva composición del directorio y el consejo de las binacionales, proporcional a los resultados electorales. Será justo, racional y pluralista. De lo contrario, el Estado paraguayo seguirá siendo patrimonio exclusivo de un solo partido.

El nuevo dilema del consumo propio y los medidores en la central está instalado, así como la probable nueva (o vieja) posición de Jeffrey Sachs. No olvidemos que hace cinco años dijo en el auditorio del BCP: “Paraguay tiene que solicitar la revisión de la deuda por un ente neutral, que podría ser el Banco Mundial o las NN.UU.; si el Brasil se niega, demostrará su miedo a la transparencia; si Brasil acepta, Paraguay habrá ganado el partido”, palabras más, palabras menos (lo dijo en inglés). Actualmente Sachs tiene el dilema de mantener lo que dijo y escribió en el 2012, o “rectificarse.” Si se ratifica, habremos ganado el partido; si se “rectifica“, perdemos por goleada.

Insisto, por quincuagésima vez, si Paraguay no mejora su infraestructura eléctrica (red nacional de transmisión, distribución en media y baja tensión) no podrá ¡jamás! partir hacia una política de sustitución de importaciones, el único camino que lo llevará a un desarrollo sostenible y digno.

Me hubiera gustado estar en el Carmelitas Center para escucharle a Jeffrey Sachs y, con toda esperanza y optimismo, presentarle mi ecuación de la equidad, expuesta a la crítica en esta misma página, en el 2002. Mi solicitud de permiso fue denegada; con ello el temor a la transparencia y al disenso quedó firme y garantizado.

(*) Exsuperintendente de Energías Renovables de Itaipú Binacional.

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