Las pérdidas eléctricas de ANDE

Observando publicaciones de varios días en el diario ABC Color, y los valores diferentes de pérdidas eléctricas que fueron mostradas o discutidas en ellas, expreso mi aporte en el debate sobre tan importante factor en el funcionamiento de las empresas eléctricas. Los niveles son una importante medida de eficiencia y sostenibilidad financiera de una empresa del rubro eléctrico. En el transporte de energía estas pérdidas se refieren a la diferencia entre la electricidad que ingresa a la red y la que es entregada para el consumo final, y son reflejo del nivel de eficiencia de la infraestructura en transmisión y distribución.

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El concepto de pérdidas incluye también la electricidad entregada pero no facturada, que se traduce directamente en pérdidas financieras y sirve como indicador del desempeño operacional de las empresas eléctricas. Es decir, las pérdidas tienen una doble visión: por un lado, del lado de la generación, en el costo económico a corto plazo para obtener una energía que no es utilizada por el sistema eléctrico interconectado (gasto actual) y por otro lado, desde el punto de vista de comercialización; en donde existe una energía no facturada, que debería generar recursos financieros para la empresa (ingresos a futuro).

Ahora, no existe sistema eléctrico en el mundo que no tenga pérdidas eléctricas y el valor promedio en América Latina y el Caribe se encuentra alrededor de 17%.

En los sistemas de energía eléctrica se registran dos categorías generales de déficits: El primer tipo refiere a las pérdidas técnicas que ocurren en las líneas y equipos de transmisión y distribución y el segundo tipo son las pérdidas no técnicas, que se refieren a la electricidad entregada pero no pagada por los usuarios, situación que se traduce en pérdidas financieras directas para el proveedor de energía.

Valores razonables de pérdidas técnicas en transmisión están cercanas al 4% y las técnicas en distribución en 5% y las no técnicas deberían ser menor a 6%. Sin embargo, en algunos sistemas solo se pueden determinar las pérdidas técnicas en transmisión y las pérdidas totales; por lo que la diferencia incluye a las pérdidas técnicas en distribución y a las no técnicas.

Por ello, resulta difícil determinar exactamente cuánto es la pérdida técnica en distribución (por infraestructura deficiente) y la que corresponde a errores comerciales o robo de energía.

Según estudios de OLADE, la mayor parte de las pérdidas es debida a la falta de infraestructura en distribución y no tanto al robo de energía, si bien depende de las particularidades de cada país. A continuación haremos un estudio histórico de las pérdidas de la ANDE, de acuerdo a los datos oficiales registrados en sus memorias anuales: 

El valor oficial de pérdidas totales de la ANDE en el 2017 fue de 25,7% (considerando a los consumos propios y de alumbrado público), pero utilizando solamente la energía disponible y la facturada; el valor sería de 27,73%.

Aproximadamente, hasta el año 2012; las pérdidas oficiales y las reales (para este estudio) eran similares y recién desde el 2013 fueron separándose en torno a 2%. 

El motivo de considerar como pérdidas el consumo propio (necesario para que opere correctamente el sistema) es la forma irregular en la que se registran; donde en algunos años tiene valor cero el consumo propio en transmisión y en otros años tienen valor cero los de consumo propio en distribución y con variaciones muy abruptas.

Por el mismo motivo, no resulta conveniente incluir el consumo de alumbrado público, que además de ser valores estimados, su comportamiento es bastante irregular.

Por tanto, un valor de referencia que funcione como indicador objetivo de pérdidas eléctricas sería considerar solamente la energía disponible (compradas + generadas propias) y la energía facturada. 

Se observa la influencia positiva de la instalación de la LT 500 kV de Itaipú a Villa Hayes, que hizo que en el 2013 las pérdidas se redujeran en casi 4%.

Otro tema que genera dudas, analizando los datos históricos del déficit en distribución y en transmisión es que las pérdidas en transmisión mantienen siempre un valor casi constante a pesar de haberse conectado la LT de 500 kV de Itaipú a Villa Hayes y los valores que se redujeron fueron las pérdidas en distribución y no las de transmisión en forma paradójica.

Para evaluar las pérdidas económicas, vamos a considerar los gastos realizados para disponer de la energía que no fue utilizada (gasto adicional realizado), considerando el costo equivalente de generación de la ANDE. Por otro lado, analizando la energía no facturada con la tarifa media de venta de energía que hubiera generado ingresos futuros para la empresa; se tiene la valorización de la energía no facturada por la ANDE.

Finalmente, las pérdidas reales de la ANDE (gasto realizado) para el año 2017 fue de 116 millones de dólares y la energía no facturada en el mismo año, hubiera generado ingresos por 277 millones de dólares como máximo (100% pérdidas no técnicas) y como mínimo 90 millones de dólares (33% pérdidas no técnicas).

Conclusiones

1. Un valor de referencia que funcione como indicador objetivo de pérdidas eléctricas sería considerar solamente la energía disponible (compradas + generadas propias) y la facturada.

2. El valor oficial de pérdidas totales de la ANDE en el 2017 fue de 25,7 % (considerando a los consumos propios y de alumbrado público), pero utilizando solamente la energía disponible y la facturada; el valor sería de 27,73%.

3. El motivo de considerar como pérdidas el consumo propio (necesario para que opere correctamente el sistema) es la forma irregular en la que se registran; donde en algunos años tiene valor cero el consumo propio en transmisión y en otros años tienen valor cero los de consumo propio en distribución y con variaciones muy abruptas. Por el mismo motivo, no resulta conveniente incluir el consumo de Alumbrado público, que además de ser valores estimados, su comportamiento es bastante irregular. 

4. Se observa la influencia positiva de la instalación de la LT 500 kV de Itaipu a Villa Hayes, que hizo que en el 2013 las pérdidas se redujeran en casi 4%, pero según los datos oficiales la reducción se dio más en distribución que en transmisión, paradójicamente.

5. Las pérdidas reales de la ANDE (gasto realizado) para el año 2017 fue de 116 millones de dólares, por la compra de energía no facturada. 

6. La energía no facturada por ANDE en el año 2017, hubiera generado ingresos futuros como mínimo por 90 millones de dólares (pérdidas no técnicas de 9,24%). 

7. El hecho de reducir las pérdidas eléctricas permitirá reducir los costos de generación y aumentar los ingresos por venta de energía; que aumentará la rentabilidad de la empresa. 

8. La clave para la reducción de pérdidas es mejorar la infraestructura en distribución.

Reales

Las pérdidas reales para el año 2017 fueron de US$ 116 millones y la no facturada en el mismo año hubiera generado ingresos por US$ 277 millones.

* Presidente del Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IIEE Paraguay).

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