Un 2013 con rebote económico, pero transitorio

Las políticas fiscales, cambiarias y monetarias deben promover un ahorro público y privado en los años positivos, y una mayor inversión pública y privada en los negativos.

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Hasta el momento, todo presagia que durante el año 2013 la producción agrícola alcanzará nuevos récords. Los cultivos se han realizado en tiempo y forma, las lluvias han sido abundantes hasta la actualidad y las perspectivas apuntan a que continuarán próximamente.

Adicionalmente, la aprobación de variedades transgénicas iniciará un período de crecimiento dentro del rubro del cultivo de maíz. Estimamos que la cosecha de granos podría superar las 13 millones de toneladas entre soja, maíz y trigo en el 2013. Esto equivale a un incremento productivo de casi el 60 %, con relación al 2012.

Sin embargo, es necesario remarcar que este comportamiento es similar a lo ocurrido en el año 2010; luego de la sequía que enfrentamos en el 2009, las lluvias vinieron en la siguiente zafra y la producción pegó un repunte extraordinario que impulsó un aumento del PIB del 15 %, después de una caída del 3,8 % el año anterior.

En este 2013 que empieza ocurrirá algo semejante. Estimamos un alza que alcanzaría por lo menos un 11 %, según nuestras proyecciones desde la Fundación Desarrollo en Democracia (Dende), posterior a una baja del 0,5 %, durante el 2012, por efecto de la sequía.

Estas cifras nos indican que nuestra economía se encuentra manejada por variables climáticas difíciles de predecir en cuanto a cuándo se presentarán, pero que son recurrentes. Significa que cuando haya sequía, la economía caerá y al año siguiente, probablemente, experimentará un rebote.

No obstante, lo más importante es comprender que estos golpes y rebotes son transitorios. Tras un año muy malo, como el 2012, vendrá uno aparentemente excelente, como lo será el 2013, pero ninguno de ellos es permanente. Por lo tanto, debemos saber administrar esta realidad que nos plantea el modelo económico agropecuario con el que contamos en nuestro país.

En un escenario tan volátil como este, hay una regla del sentido común que nos dice: ahorre en los años buenos para consumir en los años malos. Este es un mensaje para los productores agropecuarios. Yo le agregaría una más: no sobreinvierta y no se sobreendeude en los años buenos para sobrevivir en los años malos. Este es un mensaje para todos los empresarios, trabajadores, para el Gobierno, el sistema financiero, etcétera.

Como referencia, el crecimiento potencial de la economía paraguaya está alrededor del 5 % anual, considerando los factores estructurales que lo determinan, como los niveles de ahorro e  inversión sobre el PIB y el crecimiento de la productividad global de la economía del país. Tasas de crecimiento superiores o inferiores en un año en particular serían de carácter transitorio.

Finalmente, los responsables de las políticas macroeconómicas deberían incorporar esta volatilidad en sus parámetros de decisión. Las políticas fiscales, cambiarias y monetarias deben promover un ahorro público y privado en los años positivos, y una mayor inversión pública y privada en los negativos. Deberían buscar acumular divisas en los años favorables para utilizarlos en los desfavorables.

En resumen, tenemos que aprender a vivir en este escenario volátil e ir modificándolo gradualmente. Solo así tendremos un desarrollo económico equilibrado y sostenible en el tiempo.

Economista, exministro de Hacienda, miembro del Consejo Directivo de la Fundación Desarrollo en Democracia (Dende)

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