Villarrica

Con una industria en declive, los villarriqueños viven del comercio que se genera en la localidad, capital del departamento de Guairá. Así también, los carumbeceros van desapareciendo de a poco con el auge de las motos, pero aún hay unos que persisten.

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La actividad industrial de Villarrica, basada en azucareras, yerbateras, molinos harineros y de arroz, hilanderías, desmotadoras, fábricas de lienzo, de calzados, productos lácteos, elaboración de artesanías y de ao po´i, decayó en los últimos años, en los que algunos redujeron su producción y otros directamente cerraron.

Darío Ortellado, intendente de Villarrica, cuenta que la azucarera Friedmann, por ejemplo, no está trabajando regularmente por falta de recursos para pagar por la caña de azúcar. Esta materia prima se cultiva en zonas rurales de la localidad, pero no a gran escala, ya que produce menos del 10 % de la producción departamental.

Actualmente, el comercio es la principal fuente de ingresos, debido a las universidades allí presentes. Muchos jóvenes de otras localidades se mudan a vivir a la ciudad, alquilando viviendas y demandando locales gastronómicos, tiendas, lavanderías y supermercados. De hecho, se está instalando el primer supermercado de cadena, ya que hasta ahora solo había tiendas de familias locales.

La Universidad Católica, la Universidad Nacional de Villarrica, la Universidad Técnica de Comercialización y Desarrollo (UTCD), la Universidad de San Lorenzo, Uninorte, entre otras, son las que ofrecen educación superior. Algunas de ellas, desde hace años, son reconocidas por recibir a alumnos, principalmente de Medicina. “Ahora hay menos estudiantes de Medicina, pero siempre vienen de todos los departamentos”, afirma Ortellado.

Asimismo, existe oferta hotelera, pero resulta insuficiente en ciertas épocas del año, sobre todo durante el carnaval o en verano. También los vendedores que se quedan a dormir son habitués.

El intendente menciona que se proyecta la construcción de una nueva terminal de ómnibus mediante una concesión privada que la administre durante 15 a 20 años. Esto implicaría desalojar a los carumbeceros, cuya parada está frente al local. El proyecto prevé pagar a los transportistas un salario fijo con el aporte de empresas locales, para que presten servicio gratuito a los turistas que visitan el parque Manuel Ortiz Guerrero.

Fabricante. Felipe Figueredo es el único que sigue dedicándose a la fabricación del carumbé. Dice que uno nuevo cuesta G. 5.000.000 y sus clientes ahora piden pasear a turistas en playas de otras localidades. Lo que más se demanda son los carritos para transportar caña dulce, que cuestan entre G. 2.500.000 y G. 3.000.000.

Carumbeceros.

En la ciudad, el pasaje del viaje en carumbé cuesta G. 10.000. Para trayectos más largos, aumenta; para turistas, va de entre G. 30.000 y G. 50.000, según la cara del cliente. Trasladan hasta tres personas sentadas y pueden cargar hasta 300 kg. En la parada de la terminal trabajan 25, mientras que en los mercados hay otros 12. Su horario es de 6:00 a 18:00 y llegan a ganar hasta más de

G. 100.000 por día.

En octubre continúa el programa del Festival de la Raza, en su XXXIII edición, que congrega gran cantidad de personas que llegan hasta la ciudad desde otras localidades y departamentos. También para el carnaval de Villarrica recibe muchos turistas.

75.000 habitantes, aproximadamente, tiene el distrito, que es el más poblado de su departamento y una de las ciudades más importantes del país.

G. 5.000.000 a G. 10.000.000 el m2 cuestan las propiedades en el centro de la ciudad. Hay quienes piden hasta G. 1.000 millones por 160 m2.

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