—Debes arrebatárselo —le ordenó el rey de los ratones.
Y el ratoncillo, con dos compañeros, se dirigió al palacio.
Llegaron dos días después y sorprendieron a la vieja durmiendo.
Uno de los ratoncitos le introdujo la cola en su nariz, para hacerla estornudar, momento que aprovechó otro ratón para apoderarse del espejo, que ella guardaba bajo la almohada.
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Regresaron con su botín y se lo entregaron al joven, quien, en agradecimiento, se llevó al gato asesino de ratones.
Cuando se hubo alejado un tanto, sacó el espejo y, al aparecer el genio, le pidió un traje real, un soberbio caballo y un gran ejército de soldados. Con todo ello se dirigió al palacio del rey, lo cercó y obligó al monarca a que le entregara a su esposa.
A la vieja se la llevó el genio, para darle su escarmiento, y el joven matrimonio vivió feliz gracias al maravilloso espejito roto.
Sobre el libro
Libro: Mis cuentos
de hadas
Título: El espejo roto
Editorial: Cuenticolor
