Maestros en las nubes
El brote mundial del covid-19 nos puso a prueba a todos y, en especial, al sistema educativo.
De la noche a la mañana, los maestros se quedaron sin escuelas; pero ninguno de ellos se resignó a quedarse sin alumnos. Aprendieron a usar plataformas, gestionar videoconferencias y encontrar mil y una formas de comunicación, ya sea por WhatsApp, por correo o cualquier otro medio. Sin embargo, en este contexto, el rol del docente pareciera desdibujarse y surgen cuestionamientos hacia la educación a distancia. ¿Para qué sirve el maestro en este tiempo? ¿Acaso no van a aprender todo de internet? ¿Las clases virtuales, valen lo mismo? y acá el término se refiere tanto a lo económico como a lo pedagógico.
Quizás las dudas sean también producto del desconocimiento de lo que implica ser maestro a distancia. Conviene, por lo tanto, acercar esa tarea a la ciudadanía.
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En primer lugar, implica gran flexibilidad para convertir las clases presenciales en actividades adecuadas para trabajo individual, y con guías preparadas para tratar de paliar la ausencia de aclaraciones. Eso supone, además, dedicar suficiente tiempo al manejo de recursos audiovisuales, plataformas, apps para grabar clases, entre otros. Es decir, el maestro debe reinventar el aprendizaje en un espacio virtual, y en medio de la incertidumbre acerca de lo que pasará con el ciclo escolar en nuestro país y en el mundo.
Al respecto, la subdirectora general de educación de la Unesco señaló que «más que nunca, es necesario acompañar a los alumnos tanto en el plano académico como en el emocional» y; además, manifestó que «este es un llamado de alerta para que los sistemas educativos pongan un esfuerzo dedicado a las habilidades socio-emocionales-empatía y solidaridad» (Unesco.org). Es nuestra obligación buscar recursos para no dejar de lado a los que no tienen acceso a internet y tratar de evitar abrir peores brechas: tener cuidado en el manejo de imágenes de menores, permisos especiales para uso de materiales, probidad académica, y todo lo que implica educar a los chicos en la cultura de la ciberseguridad. Unicef recalca esa necesidad de protección: «Los padres y los cuidadores deben controlar los recursos digitales a los que acceden sus hijos y evitar aquellos que no parezcan seguros o en los que se solicite información personal detallada» (Unicef.org).
En tercer lugar, otra tarea es facilitar a los estudiantes los recursos para distinguir cuáles pueden ser creíbles y cuáles son simplemente una fake news o noticias falsas. Los medios de comunicación informan y generan opiniones, y la escuela, desde sus maestros, debe ponderar la construcción argumentativa y las fuentes de esas informaciones. La escuela, aunque sea a distancia, ayuda a que las noticias que lleguen sirvan para que la población sepa cuidarse, y no simplemente generar temor. Para que toda esta misión se cumpla, el docente debe tener el apoyo y la confianza de toda la comunidad de padres y autoridades educativas. Este argumento es validado por el propio papa Francisco (2015): «Enseñar es una gran responsabilidad, un compromiso serio que solo una personalidad madura y equilibrada puede asumir. Una tarea así puede infundir temor, pero conviene recordar que ningún profesor está solo». Ojalá, efectivamente, fuese así.
Por último, la responsabilidad de salir fortalecidos de esta situación recae en los adultos: padres y profesores. Nuestros niños y jóvenes están aprendiendo con nosotros una de las lecciones más importantes de todos los tiempos: que la capacidad de sobrevivir a una pandemia requiere del esfuerzo solidario mundial.
De cómo colaboremos todos para salir adelante dependerá el mundo en el que vivirán nuestros niños. Jamás imaginamos semejante desafío, pero así nos encuentra el Día del Maestro en el 2020.
Definitivamente, el covid-19 sacó a relucir nuestras debilidades, pero también nuestras fortalezas. Después de esto nada será igual. Ninguna plataforma o aplicación podrá sustituir al docente, sino para mantener el vínculo y la motivación del alumnado, porque como dijo Fernando Savater (1998): «El maestro es insustituible, pues solo las personas pueden enseñar a vivir a las personas».
Perla Elizeche Ávalos
3- Ejercicios de interpretación lectora
a- ¿Qué relación se establece entre el título y el contenido del texto?
b- Ubica y señala las partes fundamentales del texto argumentativo.
Una introducción que permite ubicar el tema.
Las ideas principales de cada párrafo.
c- Escribe la tesis (la postura de la autora con respecto al tema planteado).
d- Señala dos argumentos que respaldan la postura.
a-
b-
e- Identifica un contraargumento (postura en contra de la tesis).
f- Entresaca los conectores empleados para ordenar el texto, reformular ideas, etc.
4- Escribe un texto para tus maestros. Les gustará leer o escuchar lo que piensas.