El Mutante (3)

Veamos qué sucede con el Mutante convertido en plata.

Veamos qué sucede con el Mutante convertido en plata.
Veamos qué sucede con el Mutante convertido en plata.ABC Color

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Robert Escalante (paraguayo)

Esa tarde llegó a la casa del forastero el vendedor persa.

―¿Trae con usted las joyas con piedras preciosas? ―dijo el forastero.

―¡Por supuesto que sí, señor! ¿Usted tiene las monedas de oro? ―dijo el vendedor persa.

―Allí las tiene, son suyas, tómelas con confianza ―dijo el forastero, apuntando hacia un pequeño cofre abierto. Pero el vendedor persa, al momento de entregarle las joyas con piedras preciosas al forastero, lo felicitó por su próxima boda, lo que desencadenó una amena charla entre ambos.

Por primera vez desde que el Mutante se convirtiera en moneda de plata, había un algo en su interior que le decía y le repetía constantemente que él no perdiera tiempo, y que se transformara en ese mismo instante en una moneda de oro para poder mezclarse con las pocas monedas del mismo metal del vendedor persa. Fue así que, ante la mínima desatención del forastero y el vendedor persa que todavía seguían conversando, el Mutante pudo entrar al pequeño cofre y convertirse en moneda de oro.

Al día siguiente, el Mutante, ahora moneda de oro, se había embarcado en un largo viaje por mar y tierra con su nuevo dueño: el vendedor persa.

Después de algunos meses llegaron a Israel ―que estaba bajo dominio del Imperio romano―, hasta un exuberante edificio. Allí, el vendedor persa le entregó tres de sus monedas de oro, entre las que se encontraba el Mutante, a un centurión. El centurión observó detenidamente las monedas de oro, seguidamente las guardó en un pequeño compartimiento que él tenía en su uniforme.

‹‹¡Aquí tiene su dinero, señor!›› dijo el centurión al pasar una pequeña bolsa de cuero que rebozaba de titilantes monedas de un denario al vendedor persa.

Al rato, el centurión llevó las tres monedas de oro junto a un viejo de aspecto tranquilo, a quien enérgico ordenó, que sin pérdida de tiempo le fabricara el anillo que le serviría de obsequio para el gobernador. Al ver cómo el joyero diluía la primera moneda de oro en el fuego, preso del pánico, el Mutante se convirtió rápidamente en una mariposa y se escapó volando por una de las ventanas que estaban abiertas hacia el patio, donde él cuidadosamente posó sobre una rosa de atípica hermosura.

El Mutante estaba a punto de convertirse en una de esas rosas, cuando un joven enamorado arrancó una de las rosas de la planta, pero antes, en su defensa, la rosa lo había pinchado con una de sus punzantes espinas y ensangrentó uno de los dedos de la mano. El Mutante, ahora mariposa, desilusionado de su suerte y ya no queriendo ser la joya de un rey, decidió en ese mismo instante que él se convertiría en una nueva especie de planta, una que tuviera gigantescas, fuertes y filosas espinas, para que con un doloroso y profundo pinchazo pudiera defenderse de los inescrupulosos humanos, como lo hacían las rosas, pero con mayor eficacia.

Actividades

1 Completa el cuadro.

Convertido enSe transformó enPara

Plata

Oro

Mariposa

2 Usa tu imaginación, describe y dibuja la planta en la que crees que se transformará el Mutante.

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