Desarrollemos el placer de leer y de escuchar

Este artículo tiene 12 años de antigüedad
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Los niños, generalmente, se apropian de su aprendizaje, con estrategias y actividades más o menos complejas y de mayor significado para ellos en cuanto a los que les rodea en el medio, su entorno familiar y escolar.

Prefieren la lectura en voz alta porque
. Captan con mayor facilidad el contenido.

. Desarrollan la habilidad de escucha.

. Vivencian el contenido de la historia y esta se refleja en sus actitudes.

. Comprenden que lo escrito guarda relación con lo verbal.

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. Comprenden que detrás de esa historia hay personajes, acciones y ambiente.

. Conocen de historias y amplían tanto su vocabulario como su aprendizaje.

. Lo escuchado comparten, con mayor facilidad, con sus compañeros.

Para que sea del agrado de los niños escuchas, proyectar la lectura en voz alta y estimular la curiosidad del niño.

. Utilizando un lenguaje claro y preciso.

. Produciendo emoción a los escuchas con la lectura en variados tono de voz, mímicas y gestos.

. Repitiendo cada vez que lo pidan los niños.

. Lanzando preguntas sencillas en intervalos de lectura.

. Leyendo sobre temas sencillos que sean de interés para el niño (la familia, las mascotas, ciertas historietas, algunos personajes conocidos).

. Mostrando de vez en cuando lo que se les lee tanto lo escrito como las ilustraciones.

Te sugerimos a continuación dos cuentos diferentes para que puedas practicar con los parámetros propuestos.

El espejo chino
(anónimo)

Un campesino chino se fue a la ciudad para vender la cosecha de arroz y su mujer le pidió que no se olvidase de traerle un peine.

Después de vender su arroz en la ciudad, el campesino se reunió con unos compañeros, y bebieron y lo celebraron largamente. Después, un poco confuso, en el momento de regresar, se acordó de que su mujer le había pedido algo, pero ¿qué era? No lo podía recordar. Entonces compró en una tienda para mujeres lo primero que le llamó la atención: un espejo. Y regresó al pueblo.

Entregó el regalo a su mujer y se marchó a trabajar sus campos. La mujer se miró en el espejo y comenzó a llorar desconsoladamente. La madre le preguntó la razón de aquellas lágrimas.

La mujer le dio el espejo y le dijo:

-Mi marido ha traído a otra mujer, joven y hermosa.

La madre cogió el espejo, lo miró y le dijo a su hija:

-No tienes de qué preocuparte, es una vieja.

Momotaro

(Cuento popular japonés)

(momo: melón/taro: varón)

Una vez, hace muchos años, en un pueblecito de la montaña, un hombre y una mujer muy viejos vivían en una solitaria cabaña de leñadores.

Un día que había salido el sol y el cielo estaba azul, el viejo fue en busca de leña y la anciana bajó a lavar al arroyo estrecho y claro, que corre por las colinas.

¿Y qué es lo que vieron? Flotando sobre el agua y solo en la corriente, un gran melocotón (durazno). La mujer exclamó:

-¡Marido, abre con tu cuchillo este melocotón!

¡Qué sorpresa! ¿Qué es lo que vieron? Dentro estaba Momotaro, un hermoso niño. Se lo llevaron a su casa y Momotaro se crió sano y fuerte. Siempre estaba corriendo, saltando y peleándose para divertirse, y cada vez crecía más y más y se hacía más corpulento que los otros niños del contorno.

En el pueblo todos se lamentaban:

-¿Quién nos salvará de los Demonios y de los Genios y de los terribles Monstruos?

-Yo seré quien los venza —repuso Momotaro—. Yo iré a la isla de los Genios y de los terribles Monstruos y los venceré.

-¡Dadle su armadura! —dicen todos—. Y dejadle ir.

Con un estandarte enarbolado va Momotaro a la isla de los Genios Malignos. Va provisto de comida para mantener su fortaleza.

Por el camino se encuentra a un perro que le dice:

-¡Guau, guau, guau! ¡Momotaro! ¿Adónde te diriges? ¿Me dejas ir contigo? Si me das comida, yo te ayudaré a vencer a los Demonios.

-¡Ki, ki, kia, kia! —dice el mono—. ¡Momotaro, eh, Momotaro, dame comida y déjame ir contigo! ¡Les daremos su merecido a esos malditos Genios!

-¡Kra, kra! —dice el faisán—. ¡Dame comida e iré con vosotros a la isla de los Genios para vencerlos!
Momotaro, con el Perro, el Mono y el Faisán, se hace a la vela para ir al encuentro de los Genios y derrotarlos. Pero la isla está muy lejos, muy lejos y el mar, embravecido.

El mono desde el mástil grita:

-¡Adelante, a toda marcha!

-¡Guau, guau, guau! —se oye desde popa.

Y en el cielo se escucha:

-¡Kra, kra!

Nuestro capitán no es otro que el valiente Momotaro.

Desde lo alto del cielo el Faisán espía la isla y avisa:

-¡El guardián se ha dormido! ¡Adelante!

-¡Mono, salta la muralla! ¡Vamos, preparaos! —dice Momotaro.

Y grita:

-¡Eh, vosotros, Demonios, Diablos, aquí estamos! ¡Salid! ¡Aquí estamos para venceros, Genios!
El Faisán con su pico, el Perro con los dientes, el Mono con las uñas y Momotaro con sus brazos, luchan denodadamente.

Los Genios, al verse perdidos, se lamentan y dicen:

-¡Nos rendimos! Sabemos que hemos sido malos, nunca más volveremos a serlo. Os entregamos el tesoro y todas nuestras riquezas.

Sobre una carreta cargan el tesoro y todas las riquezas que guardaban los Genios. El perro tira de la carreta, el Mono empuja por detrás y el Faisán les indica el camino. Y Momotaro, encima de los tesoros, entra en su pueblo donde todos lo aclaman como vencedor.

Actividades

1. Practicamos la lectura según las indicaciones previas.

2. Extraemos las palabras de difícil comprensión y, con ayuda de los diccionarios, preparamos el glosario que acompañará a cada versión.

3. Distribuimos los papeles para la escenificación de cada una de las historias leídas a los niños.

4. Ensayamos las intervenciones escénicas.

5. Representamos los roles con las mímicas y gestos propios para cada personaje.

6. Evaluamos la tarea realizada.