Héroes y monstruos

Las combinaciones fantásticas existen desde siempre en la mente humana: peces-hombres, cabras aladas, etc. Entre estas se encuentra la esfinge, un monstruo con cuerpo de león y cabeza de hombre para los egipcios, y con cabeza de mujer y enormes alas para los griegos. Aquí una versión de la leyenda griega.

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Edipo y el acertijo de la esfinge

En tiempos de Creonte, rey de Tebas, un monstruo femenino, con garras de león, alas de ave y cuerpo de doncella tomó por morada una cueva cercana a la ciudad. Los tebanos la llamaron Esfinge.

Aunque de cara bella y triste, era una criatura asesina.

Los tebanos no se atrevían a salir de los muros de la ciudad y la gente del campo se quedaba en sus casas. Como consecuencia el comercio y las siembras fueron abandonados y comenzó a sentirse el hambre.

Si alguien se acercaba, la Esfinge salía de su cueva al camino, extendía las alas para impedirle el paso y le preguntaba con voz suave y adolorida:

«Adivina, viajero, si quieres seguir y si no adivinas, yo te mataré:

¿Quién camina en cuatro pies luego en dos y en tres después?

Todo el mundo fallaba en la contestación de esta adivinanza. Entonces la Esfinge agarraba a los interrogados y los lanzaba contra las rocas que había abajo del camino.

La ciudad aterrorizada no pensaba sino en la Esfinge y nadie se ocupaba de trabajar.

Y fue entonces cuando llegó un joven llamado Edipo. Se dirigió a Creonte y le dijo que él iba a librar de la Esfinge a Tebas, puesto que los dioses le habían revelado en sueños la respuesta.

― Dime cuál es ―ordenó Creonte.

― No ―replicó Edipo―, yo debo enfrentarme al monstruo y destruirlo.

― Si haces eso, serás rey de Tebas.

Salió Edipo de la ciudad y tomó el camino que pasaba por cerca de la cueva de la Esfinge, que salió chasqueando la cola.

Edipo se detuvo bajo la sombra de las enormes alas:

«¿Quién camina en cuatro piesluego en dos y en tres después?

Si a este enigma das respuesta dejaré yo libre a Tebas».

Edipo respondió inmediatamente:

«El hombre, porque de niño camina en cuatro pies cuando gatea, de joven se moviliza en dos pies y cuando anciano necesita del bastón para apoyarse».

«Así es», suspiró la Esfinge y plegó sus grandes alas, sonrió a Edipo tristemente y con lúgubre grito se lanzó sobre las rocas.

Sobre el libro

Título: Bestias fabulosas

Edición: Ernesto Franco

Editorial: Voluntad

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