Nuestra obligación de obrar correctamente

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Carlos Riquelme

La maestra nos dijo esta mañana que en la vida tenemos que obrar siempre conforme a una ética del bien; esto significa que todo nuestro proceder, nuestra conducta, debe estar orientada a realizar acciones correctas, como por ejemplo, ser: honestos, respetuosos, amables, solidarios, sinceros, colaboradores entre otros.

Obrar correctamente —mencionó también la maestra— no es una actitud que se da sin esfuerzos; por el contrario, supone aprender y ejercitarse. Teniendo en cuenta esto, es preciso saber de que el lugar privilegiado para aprender los buenos hábitos del obrar bien es la casa, y, precisamente, a través del ejemplo de los padres. Desde la casa deben salir los buenos ciudadanos que hoy requiere la sociedad; ciertamente que en los libros están el buen proceder de las personas, pero esto es sólo a nivel de conocimientos (conocer y nada más), lo importante es que de aquí tenemos que saltar a la acción misma.

¿Cómo procederíamos —preguntó la maestra a los compañeros— en circunstancias por ejemplo en que nos vamos al almacén para compras, y el almacenero en su distracción nos da el vuelto de más? Ante un caso así, generalmente, la acción más corriente es hacernos de los desentendidos y quedarnos con el vuelto de más; si en este caso no somos capaces de actuar correctamente, es muy probable que en otras acciones similares no lo vayamos a hacer.

Nuestra obligación es obrar correctamente, haciendo de ella una norma de vida. El que obra así enseguida pasa a constituirse en modelo, dejando tras de sí el testimonio vivo a ser imitado. La sociedad de hoy requiere de personas que muestren a través de sus actos que es posible obrar correctamente. Ciertamente que en todos los ambientes existen muchas resistencias a obrar bien, pero esto no debe ser un obstáculo para proceder de manera correcta.

Seguidamente la maestra empezó a formar grupos y repartió a cada grupo de alumnos un periódico. La tarea consistía en realizar recortes de noticias en las se describen acciones que contradicen la ética del bien. Así, luego de un determinado tiempo, la maestra convocó de nuevo a los alumnos y les pidió cuentas del trabajo. En la plenaria se pudieron compartir noticias de toda índole, que hacían referencia a acciones contradictorias, donde se evidenciaban el mal comportamiento de personas y grupos.

Finalmente, la maestra destacó de nuevo la importancia del ejemplo y de crear con ello una cultura de buen obrar. Nos invitó a que pudiéramos obrar siempre el bien, empezando con las cosas pequeñas, a veces las más insignificantes. El comportamiento ideal de las personas es obrar siempre bien, por más de que uno pase por tonto; con ello debe borrarse aquello de que "todo el mundo lo hace, por qué yo no lo puedo hacer". Obrar el bien ¡vale la pena!, porque construye a la persona y colabora para que en la sociedad se instaure una cultura del bien.

DE LOS DERECHOS A LA OBLIGACIÓN

Obrar conforme a una ética del bien significa:


- No hacer daño al prójimo.
- Ser honesto en las más pequeñas cosas.
- Buscar siempre el comportamiento ideal: el bien.
- No mentir, aun en aquellas que decimos "mentiras piadosas".
- No hacer fraudes en los exámenes. 

PARA ANOTAR Y VIVIR

El comportamiento ideal de las personas es obrar siempre el bien, por más de que uno pase por tonto, con ello debe borrarse aquello de que "todo el mundo lo hace, por qué yo no lo puedo hacer".

LLAMADOS A CONSTRUIR

Desde la escuela con la ayuda de nuestros padres, procuramos crear una cultura del bien obrar, dejando tras de sí el testimonio:

-  Ayudamos desinteresadamente al vecino necesitado.
-  Participamos en las obras de bien comunitario.
-  Aportamos nuestro tiempo para realizar acciones de mejoramiento del ambiente.
-  Promocionamos al compañero que procura el bien de los demás.

NO TE OLVIDES

Obrar el bien ¡vale la pena!, porque construye a la persona y colabora para que en la sociedad se instaure una cultura del bien.
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