Una carta de mamá

La Navidad constituye una época ideal para valorar el esfuerzo y la dedicación de una gran mujer: la madre.

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Queridos Reyes Magos:

Me porté como una buena madre durante todo el año: cuidé, alimenté y orienté a mis hijos. Además, traté de cumplir a cabalidad con mis responsabilidades, es más, visité el consultorio del pediatra más veces que el de mi médico.

Tenía la esperanza de que podría extender mi lista a lo largo de varias Navidades, ya que tuve que escribir esta carta con lápiz rojo de mi hijo, en la parte posterior de un recibo en la cocina, y quién sabe cuándo voy a tener otro tiempo libre en los próximos diez años.

Aquí están mis deseos de Navidad:

Me gustaría un par de piernas (en cualquier color, excepto púrpura, que ya tengo) que no me duelan después de un día de estar detrás de los niños, y los brazos suficientemente fuertes para seguir cargando con todas las obligacionesy poder abrazar a mis hijos. También me gustaría una cintura, ya que la perdí en algún lugar en el séptimo mes de mi último embarazo.

No me vendría mal un superproducto que me ayude a limpiar con más facilidad, una radio que solo reproduzca música para adultos, una televisión que no transmita ningún programa que contenga animales que hablan, y un refrigerador con un compartimento secreto detrás de los cajones, donde pueda esconderme para hablar por teléfono.

En el aspecto práctico, podría traerme unos muñecos que digan: «Sí, mamá» para aumentar mi confianza como madre, ya que no recuerdo la última vez que escuché esa expresión. Es muy importante que estos muñecos nunca se peleen y que, al contrario, se quieran y apoyen como hermanos.

También podría ser útil una grabación diciendo: «No coman en la sala» y « Porténse bien», porque mi voz parece estar fuera del rango de audición de mis hijos y solo puede ser escuchado por el perro.

Si es demasiado tarde para encontrar cualquiera de estos productos, me conformaría con tiempo suficiente para cepillarme los dientes, peinarme y arreglarme, darme el lujo de comer alimentos más calientes que la temperatura ambiente, y poder compartir con algunos amigos y familiares.

Si no te importa, me caerían tan bien unos milagros de Navidad para iluminar y mejorar la temporada de vacaciones. Sería de gran ayuda si pudiera convencer a mis hijos de ser buenos estudiantes y ayudar en la casa, sin exigir el pago por ello.

Bueno, el timbre de la secadora está sonando y mis hijos ya vieron mis pies debajo de la puerta de la cocina.

Atentamente, mamá.

P.D.: Una cosa más... se puede cancelar todas mis peticiones si puede encender y mantener prendida la llama de los valores, como amor, respeto, solidaridad y cooperación, en esta época navideña y, si es posible, durante cada momento de nuestras vidas.

Fuente: http://bit.ly/2dyjNXv

Traducción y adaptación: Paulina Gamarra.

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