En la primera residencia de Año Nuevo nos encontramos con espacios minimalistas, potenciados con vidrios y cristales; los adornos tradicionales parecen flotar. La fiesta se relaciona con las copas y las bebidas que hábilmente se colocan en un mueble espectacular frente al árbol. Se exponen dorados y la euphorbiaceae o estrella federal en deslumbrante rojo; además, acompañan regalos iluminados y un mandala. El carro bar inoxidable, fácil de mover, contiene champán, copas y velas con una piedra en forma de corazón. Estas expresiones de felicidad y buenos deseos forman la deco propuesta por Paola Baum, que contó con los objetos seleccionados por la dueña de casa.
En otra residencia señorial y elegante, el bar se halla en la sala de estar con un número importante de botellas destinadas a las festividades. Luego el quincho capaz de albergar a la familia numerosa con hijos y nietos, tiene al final del gran salón una barra, parrilla y cava con pisos de porcelanato y techos de cabriadas y machimbre, que recibe la luz del bello jardín. Los arreglos de la Natividad son de la arquitecta Mirian Suárez de Verdún, quien con cariño eligió flores, frutas, velas, globos y objetos diseñados para resaltar, mediante tonalidades rojas, verdes y plateados.
Mesas de distintas formas se distribuyen entre el espejo y las puertas de vidrio laterales. El sueño del esperado Año Nuevo ya llega con buena estrella y esperanzas en el corazón.
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Fotos Celso Ríos y Silvio Rojas
