Seguir los sueños para volverlos realidad implica dejarlo todo. Fieles a esa consigna, las primas Rebeca Ortiz (19) y Bianca Benítez (20) partieron rumbo a Taiwán tras adjudicarse una beca de estudios. Luego de enterarse de que el Gobierno taiwanés ofrecía paquetes de formación y estadía gratuitos a jóvenes sobresalientes, Bianca y Rebeca no dudaron en presentarse con sus respectivos currículos. La respuesta fue favorable para las dos y así comenzaron a preparar las maletas, el corazón y la mente para embarcarse a tierras orientales y convertir en realidad el sueño de estudiar en el extranjero. “El primer año vamos a estudiar el idioma y luego la carrera que escojamos. Nos gusta la rama de la economía. Estaríamos allá por cinco años. Lo estamos dejando todo”, comenta Bianca, y Rebeca agrega: “Dejamos la familia y los amigos. Esta oportunidad, además, nos hizo abandonar la carrera que ya estábamos siguiendo en la UNA, para apuntar directamente a Taiwán”, señala.
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Desde niñas fueron activas. Bianca, a los cinco años pintaba carteles con mensajes humanistas clamando por la paz mundial o por protección a la naturaleza.
A los 17 años, ya inmersa en el voluntariado, viajó a Estados Unidos becada por el Gobierno, gracias al programa Jóvenes Embajadores. Allí recibió capacitaciones en liderazgo y servicios comunitarios que, al regresar en el 2010, llevó a la práctica junto con un grupo de amigos. En 2012 participó en el Congreso Mundial de Emprendedores Your Big Year realizado en Inglaterra. Ya de nuevo en el país, se le presentó la oportunidad de coordinar el programa Jóvenes Embajadores con la Fundación Paraguaya, Amigos de las Américas y la Embajada de los Estados Unidos. “Ahora tomé la decisión más difícil de dejar la familia por un buen tiempo”, dice emocionada.
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Rebeca, por su parte, tampoco era ajena al trabajo comunitario, pero le agrega un condimento especial: la música. Fue miembro del coro Voces del Bicentenario y participó de varios festivales en los que deleitaba al público con su guitarra. También, siguiendo con la línea del arte y el liderazgo, fue presidenta de la academia literaria del Colegio Santa Clara, donde realizó sus estudios y se distinguió como mejor egresada de su promoción. “A mí, desde chiquita, me incentivaron a estudiar fuera del país para después volver y ayudar con mis conocimientos. Mis padres me apoyan mucho. Me dan la posibilidad de conocer el mundo, otras culturas, hablar varios idiomas y aplicar todos los conocimientos en Paraguay”, cuenta.
Al extranjero
Para Rebeca, en el Paraguay está todo por hacerse. “A nosotros nos falta conocimiento. Es importante salir a estudiar fuera del país. Y hay que aprovechar los beneficios que nos brinda Taiwán, cuyas relaciones con nuestro país son muy estrechas. El mandarín es muy importante porque es la lengua que más se habla en el mundo. Además, es fundamental para el comercio y las relaciones diplomáticas”, expresa. “Además –dice Bianca– viajar a cualquier parte del mundo abre la mente: te gustan más culturas, más idiomas, compartís conocimientos, aprendés de todo. Los taiwaneses nos pueden ayudar mucho. A ellos les gusta nuestra cultura, nuestras comidas como la chipa y la sopa. Acá no valoramos nuestras costumbres típicas, pero estando lejos comienza la añoranza”, dice. Rebeca y Bianca ya se encuentran en tierras taiwanesas. Sus deseos de ayudar y sacar adelante al Paraguay quedan plasmados en las ganas que demuestran a diario para superarse e ir aprendiendo.
Otro sueño
Las jóvenes creen que se puede mejorar la situación de nuestro país. “Yo sueño con ver un Paraguay diferente. Todo depende de nosotros y veo que los jóvenes ya piensan distinto”, señala Rebeca, a lo que Bianca agrega: “La gente es más despierta, ya no deja que la pisoteen. Yo me voy con muchas esperanzas de cambio después de escuchar el discurso del Presidente en la asunción al mando. Ojalá que haya dicho la verdad y cumpla con sus propuestas y que su entorno también lo ayude”, expresa. Sencillas y con una expectativa única, las jóvenes dejan un mensaje a la ciudadanía, un deseo en común: “sobrepasar la barrera que nos estanca y comenzar a pensar en grande”. “El límite es el cielo, hay que soñar con cambiar al mundo. Juntos podemos”, exhorta Bianca.
Texto jose.riquelme@abc.com.py
