Con intenciones de concederse unas vacaciones, y atraída por las dulces melodías de Luis Alberto del Paraná –quien solía ofrecer presentaciones con el trío Los Paraguayos en el alemán Hexe Bistro, cuya administración la ejercía ella misma–, puso los pies sobre el suelo guaraní hace 28 años. A la sombra de verdes y tupidos árboles admiraba la imponente belleza de Salto Cristal, en La Colmena, Paraguarí, cuando tomó la decisión que cambiaría su vida: abandonar Alemania y radicarse en el Paraguay. Con determinación, puso a la venta cuanto poseía en Múnich. Meses más tarde, y sin siquiera pronunciar palabra en español, Brigitte Fuzellier regresó a Asunción con su hijo Jerome y sus maletas a cuestas. Tras su llegada al país, se volcó de lleno al trabajo duro y pronto se convirtió en una incansable defensora del medio ambiente, los DD. HH., y otras problemáticas sociales.
Si bien su currículum vítae es extenso, las labores ecologistas y las que emprendió con los pueblos indígenas fueron las hacedoras del reconocimiento internacional del que goza. Representante en el Paraguay de IESC (International Executive Service Corps), fundadora de Oipic (Organización Internacional Proinversión, Comercio y Medio Ambiente), es propietaria de Loofah SA, empresa innovadora que opera en el rubro de la elaboración de productos orgánicos en base a esponja.
¿Por qué elegiste el Paraguay? Llegué por primera vez hace 28 años mediante la música de Luis Alberto del Paraná, ya que él y su trío a veces brindaban espectáculos en el bistró que yo tenía en Europa, además de una academia de arte. Mi aproximación inicial al Paraguay tuvo fines recreativos, hasta que me mudé con Jerome, mi hijo mayor, mi perro y mi equipaje.
¿Cómo ha sido tu vida aquí? Durante todos estos años me dediqué a trabajar. Represento a una fundación vigente desde 1964 en los Estados Unidos, la IESC, creada por la Casa Blanca. Hace más de dos décadas fundé la Oipic, una oenegé que atiende problemas ambientales y económicos, y cuyas riendas he cedido a mi hija Natasha, quien sigue mis pasos en la protección ambiental. Por otro lado, hace ya cuestión de 15 años creamos Loofah SA, que trabaja con productos hechos a base de esponja vegetal para la exportación, dirigidos al sector de wellness y cocina. Desde hace unos dos años también fabricamos juguetes para gatos, lo que empezó más que nada por casualidad; recuerdo que tenía un individual en la mano y apenas el gato vio eso se quiso subir encima; entonces dije "voy a hacerles un juguete a ellos", y vimos la aceptación. Los gatos son muy complicados y los juguetes que hay son muy aburridos para ellos, pero les gusta la esponja, y todos son mis diseños. Contamos con unos 300 productos diferentes, y hoy exportamos a 27 países.
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También haces voluntariado... Ese es otro motivo de orgullo personal, el haber traído Kiwanis al Paraguay hace cinco años, uno de los organismos de voluntariado más grandes del mundo en estos momentos, con un millón de socios en 80 países. Acá ya tenemos cuatro clubes formados, y soy la vicegobernadora para el país por parte de Kiwanis Internacional.
¿Qué rol desempeñás localmente para esta organización? Encaramos todo lo vinculado con niñez, adolescencia y vejez; enfocándonos en mejorar la vida de estas poblaciones. En los geriátricos, nos encargamos de que los abuelitos pasen un lindo día merendando con ellos, llevándoles regalos, y sacándoles un poquito esa tristeza que sienten por estar abandonados, olvidados por sus familias, en su mayoría. A través de la creación de parques infantiles y la prevención de enfermedades fortaleciendo las defensas mediante plantas medicinales, se está trabajando fuertemente con los niños.
¿Loofah también ha tenido un impacto social? Con ella hemos entrenado en el proceso de cultivo a más de 13.000 pequeños agricultores en todo el Paraguay, entre el año 2000 y la actualidad. Nuestros productos se venden en los Estados Unidos a través de Amazon y muchos otros negocios de ese amplio mercado, en el que vamos entrando con más fuerza gracias al convenio que logramos suscribir con FedEx. Este acuerdo nos permite enviar directamente desde aquí a las pequeñas tiendas (algo antes imposible por su alto costo); y por cada envío realizado con la compañía, donamos un arbolito a los clubes de Kiwanis. Comercializamos también en Europa desde hace siete años mediante una cadena de supermercados presente en 25 países.
Sos muy activa. ¿Cómo organizás tu tiempo? Duermo muy poco, unas cuatro o cinco horas por día, siempre estoy ocupada en algo hasta la 1:00. Pero mi búsqueda principal es abrir mercados para los productos paraguayos, generar mano de obra digna para la gente del campo, y gestionar soluciones en el extranjero, ámbito en el que la producción natural y de calidad es cada vez más apreciada. Constantemente viajo a congresos buscando nuevas inversiones que arrojen beneficios al país y a la misma Loofah SA, siempre abierta a inversionistas, porque queremos crecer aún más. Tenemos un mercado muy bueno, y tenemos excelentes productos.
¿Todo este cúmulo de actividades deja tiempo para despejar la mente? Estoy muy involucrada con el medio ambiente, escribo y ya publiqué varios libros. Los fines de semana visito a nuestros campesinos, tengo recorridos habituales, y ayudo a una amiga en su negocio. Realmente no me falta trabajo, pero cuando quiero relajarme me tomo mi tiempo; tampoco dejo de lado lo que me gusta, que es como compartir con mi familia y los amigos.
¿Toda tu familia está en el Paraguay? No, solo Jerome, nacido en mi primer matrimonio; Natasha, del segundo; y Alexander, mi nieto. Mis otros familiares están en Europa, aunque me mantengo en permanente contacto con ellos y los visito una vez al año. Aquí tengo a Tina, una amiga italiana que es una mamá postiza para mí y en cuyo restaurante hago de “auxiliar” cuando tiene mucha gente –risas–.
¿Cómo ves las inversiones en el Paraguay? Bastante complicadas por los regímenes cada vez más duros para los inversionistas. Hay miles de obstáculos con los que te topás como empresa. Si todo continúa así y no se cambia de política, veo un panorama realmente negro para muchas empresas y la consecuente pérdida de mucha mano de obra en el futuro. En este momento, las dificultades son muchas; simplemente, abrir una cuenta bancaria es un proceso largo y agotador que demora semanas o meses, mientras que en los Estados Unidos o Alemania disponés de una cuenta habilitada en cinco minutos. Son problemas complejos que están ahogando a las empresas.
¿Pensaste en algún momento volver a Alemania? Aquí yo disfruto mucho ayudando a los grupos más desprotegidos, por eso trabajamos con los indígenas maká, que son una parte crucial en todos los productos de Loofah. Me preocupa mucho la situación en que se encuentran, ellos eran los dueños de estas tierras, pero son tratados como basura; siendo que son personas responsables, cumplidas, honestas. Tengo las mejores experiencias con ellos, así como con los campesinos, que sobresalen por su puntualidad. Desde que vivo aquí veo mujeres grandiosas, luchadoras y que sacan a sus familias adelante. Siento mucha admiración hacia ellas, especialmente por las que enfrentan la dura vida del campo. Yo llegué a los 25 años a este país sin conocer nada del campo, apenas decía “hola”; pero no pienso volver a Alemania, no me interesa. Quería ir a Escocia y me mudé al Paraguay, ya hace tanto que estoy acá… Hay ocasiones en las que me viene a la mente la idea de ir a otro país, pero difícil, es muy difícil.
Sensible, inquieta e infatigable, profesa un amor al Paraguay y a su pueblo que va mucho más allá de la satisfacción personal que pueda brindar el reconocimiento internacional; lo suyo es una causa.
Área de influencia
International Executive Service Corps es una fundación económica internacional sin fines de lucro con sede en Washington, D.C. Fundada en 1964 por David Rockefeller y otros líderes de negocios estadounidenses, opera principalmente en África, Europa, Asia, Oriente, América Latina y el Caribe, con la misión de mejorar la vida de sus beneficiados mediante el fortalecimiento de la iniciativa privada. IESC comunica que desde su origen ha ayudado a la empresa en la creación y/o salvaguardia de más de 1,5 millones de empleos.
Texto nadia.cano@abc.com.py
Fotos Gustavo Báez, gentileza
