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La calabaza es una hortaliza perteneciente a la familia de las Cucurbitáceas (Cucurbitaceae). Estudios realizados indican que comprende unas 850 especies de plantas, trepadoras o rastreras en su mayoría, que producen frutos de diferentes tamaños, protegidos por una corteza dura. Entre sus virtudes están ser antiparasitaria, laxante, antioxidante; además de combatir el raquitismo, el cáncer prostático, la osteoporosis e incluso las caries.
La calabaza es rica en vitaminas y minerales, y ofrece múltiples aplicaciones. Existen muchas variedades y se distinguen fácilmente. Están las calabazas de verano e invierno. Al seleccionarla para consumo familiar, se debe considerar la estación del año que se atraviesa. Durante los meses de alta temperatura, su piel es más fina y conviene adquirir aquellas suaves y brillantes para que no estén muy blandas y el fruto no esté pasado por dentro. En cambio, en el frío, la piel es más gruesa y el brillo indicará si es carnosa o no. Además, al comprarla, la planta debe tener su tallo, porque este contribuye a conservar mayor cantidad de humedad dentro del fruto, pues el principal componente de la calabaza es el agua.
Semillas
Antiguamente, se empleaban las semillas por su fuerte poder medicinal contra los parásitos intestinales, especialmente la tenia. Se pueden usar enteras o peladas. Machacando y mezclando la cobertura de la semilla con miel de caña o de azúcar, se produce un remedio natural que combate esos parásitos. Sacándoles la cáscara, pueden extraerse las pepitas para comerlas tostadas. Son muy agradables al paladar y previenen el cáncer de próstata.
Pulpa
Con ella se preparan dulces, jugos, sopas, y sirve cruda o cocida, pero siempre se debe cocinar al vapor para mantener sus propiedades. Al hacer dulce de zapallo o andai, no hay que añadir agua. Consejo: Cortar en trozos de unos 5 cm y, para que la corteza quede durita tras la cocción, dejarlos durante la noche previa al cocinado con un poco de ceniza o con una cucharada de bicarbonato de sodio, para que adquiera la dureza externa y que adentro sea carnosa y suave.
Otras bondades
La calabaza es particularmente rica en fósforo y calcio, por eso es muy adecuada en casos de raquitismo, caries, osteoporosis y otras dolencias óseas.
Por su bajo aporte de calorías y grasas, es ideal en dietas de adelgazamiento, colaborando a la eliminación de líquidos, a regular el azúcar de la sangre y a eliminar la ansiedad causada por someterse a un régimen dietético. Su jugo es laxante y buen desintoxicante; por su alto contenido de antioxidantes es muy eficaz para fortalecer el sistema inmunitario.
Ante quemaduras en la piel, se recomienda hacer un puré de calabaza sin cocinar. Una vez cortada, se tritura e introduce en la heladera. Luego se aplica sobre la herida, ya que es un gran calmante del dolor.
ORIGEN
La calabaza que conocemos actualmente procede de la calabaza silvestre, originaria de América Central. Durante centurias, fue cultivada para el aprovechamiento de sus semillas debido a sus propiedades medicinales, más que para el consumo de su pulpa.
Con el tiempo se mejoró el cultivo y surgieron variedades con un sabor más suave. Desde América Central, su siembra se extendió hacia el norte y el sur de nuestro continente, y en el siglo XV los conquistadores españoles la introdujeron en Europa, donde se difundió rápidamente.
En la actualidad, se cultiva en todo el mundo donde el clima es cálido y húmedo o se utilizan variedades resistentes al frío. Se han visto cultivos hidropónicos en Taiwán, donde el fruto presentaba un tamaño mayor con relación al que conocemos aquí.
Texto Dr. Matías Gibert
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