El enemigo silencioso

La hipertensión arterial es una enfermedad crónica cuya característica principal es la elevación de las cifras de presión arterial por encima de 140/90mmHg, y es reconocida como un factor de riesgo importante para el desarrollo de complicaciones a nivel cardiovascular.

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En nuestro país, la hipertensión arterial tiene una prevalencia muy alta, llegando a afectar a cerca de cuatro de cada 10 adultos, y lo más grave de todo es que en este grupo de personas afectadas, menos de la mitad sabe que son hipertensos.

Esto se debe fundamentalmente a que la hipertensión arterial por lo general casi no tiene síntomas, sin embargo se pueden llegar a presentar cefaleas ocasionales o síntomas muy inespecíficos; por este motivo se ganó el nombre de enemigo o asesino silencioso, pues si no la detectamos a tiempo ya puede manifestarse con alguna complicación, como por ejemplo, el infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca, coágulos o hemorragias cerebrales, insuficiencia renal e incluso la muerte.

Debido a esto, toda persona adulta debe realizarse controles regulares de la presión arterial de modo de detectar a tiempo cualquier problema, a fin de que se pueda recibir un tratamiento apropiado, y de esa manera disminuir las posibilidades de daño a nivel del corazón, cerebro y riñón.

Un punto de relevancia a considerar es que como “no duele”, el paciente puede estar con cifras muy altas de presión arterial y a pesar de ello sentirse relativamente bien, por ende no cumple el tratamiento de manera regular ni de la medicación ni de las medidas adicionales como: la disminución del consumo de sal, bajar de peso, moderar el consumo de alcohol, alimentación adecuada (consumo de frutas, verduras, evitar frituras y comidas con alto contenido de grasas), ejercicios físicos, medidas que en conjunto contribuyen a un mejor control de la presión arterial.

Lo positivo de todo lo que implica la hipertensión es que se trata de una enfermedad tratable y controlable, para lo cual se deberá seguir estrictamente las indicaciones del médico. 

Sobre este punto, un error muy frecuente de los pacientes es que relacionan que a través del consumo de la medicación la enfermedad ya está controlada, pero no es así, ya que el éxito del tratamiento dependerá del adecuado control de la presión arterial, es decir, de que se logre mantener esta por debajo de 140/90mmHg, con los medicamentos y las combinaciones que sean apropiadas para cada paciente.

Para lograr esta meta se requiere que el paciente dimensione la magnitud del problema y las complicaciones que genera esta patología, también que comprenda que la hipertensión es totalmente prevenible, y que la ayuda y el acompañamiento del entorno familiar en el tratamiento es importante. Evite la automedicación.

(*) Cardiólogo.

javier_galeano@hotmail.com

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