* El estilo de crianza que ayuda a educar niños sanos, independientes, respetuosos y cooperadores incluye en igual dosis firmeza y cariño, en forma consistente, pensada e intencional. Todos enfrentamos desafíos al buscar el punto de equilibrio entre estas dos facetas de ser madre, y a veces caemos en extremos que no ayudan al buen relacionamiento.
* Un ejemplo claro es la madre que empieza por pedir buenamente que recojan los juguetes, luego levanta la voz, y termina gritando y amenazando con castigos a los que no cumplen con la orden. Una opción más sana es pautar la norma en consenso con el niño y en ese momento, pautar las consecuencias del no cumplimiento. Por ejemplo, la norma podría ser “después de jugar todos los juguetes van a su lugar”, y con ayuda del niño se determina que si la norma no se cumple, al día siguiente no puede jugar con esos juguetes.
* Cuando no equilibramos firmeza y ternura, caemos en conductas autoritarias, o en el cliché de ser “amiga” de los hijos. Ninguna de estas opciones nos ayuda a tener hijos sanos. Los niños no necesitan una amiga, necesitan una mamá. Amigas van a tener en otros lugares, pero solo tienen una mamá.
* Ser buena madre, tanto para las mujeres que trabajan como para las que no lo hacen, es un desafío que implica un diario construir.
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