Destaca que los “genéricos deberían tener un estricto control de calidad para garantizar que tengan la misma composición, la misma cantidad de droga, la misma presentación. Si no cumple con estas reglas no son genéricos bioequivalentes; solo son similares y no se puede garantizar su absorción, distribución en el organismo y que sus efectos sean iguales a los originales”.
También refiere que “si no tienen control de calidad no pueden ser considerados bioequivalentes”.
Relata el profesional que “desarrollar un principio activo lleva años de estudios farmacéuticos y millones de dólares en costos; por esto los registros de estas marcas cuestan más dinero ya que tienen garantía de calidad y efectividad comprobadas en múltiples estudios previos. Son como una garantía de fábrica. Y dan confianza en su uso y sus resultados”.
El seguimiento seriado
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El doctor González menciona que “los genéricos o símiles a veces no tienen un seguimiento seriado de estudios, solo estudios regionales o segmentarios y sus efectos solo se pueden observar luego de su uso. Esto lleva a cierto temor a los médicos en relación a que sus efectos a las mismas dosis no estén garantizados”.
Más adelante apunta que “en los países como el nuestro hay una gran limitación de poder adquisitivo de los pacientes, así que los genéricos son una alternativa válida. Los de marca cuestan el doble o triple que un medicamento genérico de producción nacional o regional. Entonces se evalúa costo y beneficio, y si los beneficios son adecuados se opta por los medicamentos genéricos de menor costo”.
