El jazz en Paraguay: La historia narrada por los protagonistas

Este artículo tiene 13 años de antigüedad
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Jazz en Paraguay, lleva por título el libro en cuyas páginas se recoge, entre otras cosas, la historia del jazz desde su primera etapa en el país; esto a través de historias y anécdotas contadas por los mismos protagonistas.

La literatura musical suele destacarse por estar delegada a los historiadores o críticos poco escrupulosos. En Paraguay, afortunadamente –o desafortunadamente– no se daba ninguno de estos dos casos. Sin embargo José Villamayor (guitarrista de Yess Jazz), consciente de esa ausencia en la biblioteca de la historia musical, nos presenta –conjuntamente con Riccardo Castellani (actor y escritor) a través del Fondec– este libro que viene a amainar esa brecha cultural.

¿Cómo surgió la idea? José nos contó que leyendo biografías de músicos de jazz (de Charlie Parker, entre otros) vio que alguno de estos biógrafos incluía extractos de entrevistas en el libro, ahí fue que se le antojó recurrir a su archivo de entrevistas que había hecho a músicos paraguayos en un programa de radio que tenía por internet “Paraguay Jazz On Line” para transcribirlos al formato libro.

El libro, expuesto en tono de relato cronológico, revela de manera amena datos y anécdotas de los inicios de los músicos con el jazz, cosa que simultaneamente coincide con el inicio de este estilo musical en el país. Entonces a la par que nos vamos enterando por ejemplo de cómo Riolo Alvarenga se escapaba por la ventana de su casa hasta llegar a un patio vecino para escuchar a los músicos que tocaban en un local de la embajada americana, también nos llega el contexto sociológico de la movida musical de aquella época.

El libro y sus protagonistas

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Sería injusto nombrar solo a una parte de los músicos que aparecen en el libro, pero sería más injusto todavía no nombrar a ninguno, además, este artículo no pretende ser una referencia en tratado de equidad y justicia. Por eso me gustaría rescatar algunas anécdotas que me produjeron mayor entusiasmo (que no por eso tienen que ser las mejores).

Uno de estos casos sería el bajista Mario Rodríguez, de quien Carlos Schvartzman cuenta que llegó a EE.UU. de polizonte en un barco. Allá por 1990 se presentó a concursar en una audición para tocar en una gira por Europa y Oriente Medio. ¿Con quién sería la gira? Con nada más y nada menos que Al Di Meola para la gira Retourn to forever con otro grande: Chick Corea ¿Ganó dicho concurso? Sí. De entre 80 bajistas (entre ellos Stanley Clarke, quien reemplazaría a Mario años más tarde) Mario Rodríguez fue el elegido.

Uno que salía de su casa en Punta karapã para escuchar a la banda del Colegio Militar Era Remigio Pereira. “El instrumento que más me atrajo era el que se estiraba y estiraba”, comenta en el libro, y está hablando del trombón. Aquí me permito una referencia personal: Remigio es uno de esos músicos a quien uno puede encontrar afinando un violín o lo puede escuchar improvisando en cualquier otro instrumento, o haciendo arreglos para orquesta (lo hizo para el Paiko Sinfónico). No en vano y acertadamente Castellani acota en el libro que hoy día Remigio Pereira es un referente regional, a nivel continente, en su instrumento.

Así podríamos seguir hablando de Toti Morel, Carlos Schvartzman, Kuky Rey, Palito Miranda, Riolo Alvarenga, Ronnie Knoller, Nene Salerno, Carlos David “Pepino” Rodríguez, Bruno Muñoz, Dani Cortaza, Giovanni Primerano, entre muchos otros que aparecen en el libro, pero tendríamos que escribir otro para enterarnos de los detalles de la experiencia de haber tocado con los músicos de Piazzolla, o cómo estuvo eso de ser telonero de Franz Ferdinand en su gira europea. Y hago esta referencia de carácter comparativo con estos nombres más difundidos, –pero no por eso más talentosos– porque tenemos la mala costumbre de sustentar nuestra opinión a partir de parámetros que poco o nada tienen que ver con el nivel artístico. Por eso este libro es importante, porque nos muestra que el músico paraguayo –y en consecuencia la música paraguaya– está a la altura y al nivel de los mismos que llenan estadios en sus conciertos.