El “país feliz” que se deprime

Mientras una encuesta de Gallup nos cataloga como el país más feliz del mundo, pocos ponen atención a que este año ya existieron 38 suicidios según la Policía Nacional y que somos el cuarto país con mayor porcentaje de depresión en América Latina.

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La necesidad de hablar de salud mental en Paraguay es imperante. Además de las cifras anteriormente mencionadas, otro número alarmante señala que Paraguay es la segunda nación de Latinoamérica con mayores índices de ansiedad, alcanzando un 7,6%, lo que se traduce en unas 483.000 personas, según datos proveídos por la Unidad de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social.

El año pasado, aproximadamente unos 108.079 pacientes consultaron en salud pública por problemas de salud mental. No obstante, el Ministerio de Salud señala que este aumento se debió a la ampliación de la cobertura, y que, para colmo, es un subrregistro, pues no se cuenta aún con los datos del Instituto de Previsión Social (IPS) y los hospitales privados.

El psiquiatra Aldo Castiglioni conversó con nosotros y nos comentó un poco acerca del llamado “efecto Werther” o “fenómeno de imitación”, una peligrosa tendencia que lleva a muchas personas a tomar como ejemplo otros suicidios para tomar la decisión de hacer lo mismo.

El nombre de este comportamiento es un homenaje a la novela del siglo XVIII llamada “Las penas del joven Werther”, escrita por el legendario Goethe. En la trama, el protagonista termina quitándose la vida una medianoche luego de sufrir por amor, causando que luego de su publicación y éxito muchos jóvenes decidieran suicidarse en una actitud de aparente imitación del protagonista.

Castiglioni nos cuenta que en 1974, a través de un estudio, un sociólogo descubrió que luego de que algún medio de comunicación presentara como noticia principal algo referente al suicidio, la cantidad de gente que se quitaba la vida aumentaba al mes siguiente.

Este tipo de impacto, según el profesional, se vuelve mucho más fuerte cuando la noticia aparece en más de un medio, así como también cuando se realiza una cobertura del hecho por más de un día o si el fallecido es una celebridad.

El psiquiatra señala que se han realizado más de 40 estudios sobre la sugestión de los medios en cuanto a la influencia sobre la decisión de suicidarse publicando noticias referentes a esto.

En cuanto a Paraguay, Castiglioni manifiesta que no existen estudios acerca de este fenómeno de imitación, pero asegura que existe evidencia clara de que debe ser tenida en cuenta a la hora de informar sobre suicidios. Existen incluso una serie de recomendaciones para publicar este tipo de noticias hechas por la Asociación Austriaca de Prevención del Suicidio y fijadas en 1987.

Algunas de ellas son: no publicar dicha información en tapa o contratapa, no mostrar fotos o vídeos, no describir el método, no dar justificaciones simples del suicidio, no relacionar la acción con valores dignos de imitar, no mostrar al suicidio como sinónimo de opción y no hablar solo de la parte positiva del suicida, sino también de los factores que contribuyeron a que acabara con su vida.

Para el profesional, una manera de informar responsablemente sobre este tema es dar ejemplos de personas que supieron encontrar soluciones que no terminaron en la autodestrucción.

Otra cosa importante que se debe hacer, según Castiglioni, es informar sobre las fuentes de Salud Mental a las cuales se puede acudir si es que se necesita ayuda.

Según la doctora Mirtha Mendoza, jefa de la Unidad de Salud Mental del Ministerio de Salud, apenas existen unos 90 centros dedicados a atender este campo en hospitales públicos. La mayoría de estos se encuentran en Asunción y cabeceras departamentales.

Esta cifra significa que existe la irrisoria cantidad de un profesional dedicado a la salud mental por cada 22.000 habitantes. Este rubro incluye a profesionales como sociólogos, psiquiatras y trabajadores sociales.

Existen varios pasos para poder detectar los síntomas de una posible persona suicida y poder ayudarla. El primer paso es identificar señales como el hecho de que la persona interrumpa su rutina por al menos dos semanas, que no sienta placer por cosas que antes causaban en él dicho sentimiento, que le cueste tomar decisiones de poca importancia, que tenga problemas para dormir y por sobre todo que empiece a regalar objetos de valor.

En el caso de que a todo esto se le sume la irritabilidad, la lentitud y el aislamiento, es importante pasar al segundo paso que consiste en la conversación. En este punto hay que tener cuidado ya que se debe hablar en privado, manteniendo el respeto, sin juzgar y al mismo tiempo sin ser complaciente.

El tercer paso es probablemente uno de los más difíciles, ya que aquí es necesario preguntar directamente a la persona si se plantea la idea de suicidarse. Aunque parezca que esto puede “plantar” o sugerir, en realidad es la única manera de poder empezar a actuar para evitar un desenlace trágico.

El último paso es el acompañamiento, ya que luego de que se enfrente la realidad y de que se tenga una respuesta alternativa, es clave que el posible suicida no se quede solo. Es vital que se lo acerque al centro de salud más cercano lo antes posible.

En el caso de que sea menor de 19 años debe ir con el pediatra, mientras que si es mayor debe dirigirse directamente con el clínico de urgencias, quien lo contendrá primeramente para enviarlo con el profesional de salud mental posteriormente.

Existen actualmente esfuerzos en Paraguay para poder dar más importancia a los temas relacionados con la salud mental y en particular con el suicidio. En este sentido, la Sociedad Paraguaya de Psicología y la Sociedad Paraguaya de Suicidología realizaron un conversatorio el pasado 22 de setiembre por el Día nacional de la prevención del suicidio.

En este evento se ratificó que es importante abrir más espacios para tratar este delicado tema, así como realizar una labor de concienciación acerca del suicidio como una de las grandes causas de muerte prematura.

Existen datos paraguayos alarmantes que arrojan un promedio de un suicidio por día en los últimos años, y lo más grave es que tiende a aumentar. En el año 2016 se tuvieron unos 387 suicidios y en el 2007 unos 402, según la propia Policía Nacional.

Las secuelas de un suicidio en los familiares de la persona que lo realiza suelen ser muy graves en lo referente a lo psicoemocional, y muchas veces están terminan siendo permanentes. Esto hace que la prevención tenga un objetivo de alcance familiar y social.

El doctor Martín Moreno de la Unidad de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública comenta que en la actualidad existe una ley promulgada para prevenir el suicidio. El proyectista de esta normativa fue el senador del Frente Guasu, Carlos Filizzola.

El parlamentario nos detalla que fue sancionada tanto en Diputados como en Senadores y firmada por el Presidente, agregando que a partir de ahora lo que hay que hacer es asignarle recursos, algo que se debe definir al momento en que se trate el próximo Presupuesto General de la Nación.

El legislador admitió que no se le dio mucho destaque a esta ley, pero señala que es sumamente importante su aprobación, ya que la cifra de suicidios ha aumentado y afecta principalmente a los jóvenes. “No hay una política pública con relación a las enfermedades de salud mental, y esta ley puede ayudar bastante”, manifiesta el senador.

Según relata Filizzola, será la Unidad de Salud Mental del Ministerio de Salud la encargada de ejecutar la ley y su respectivo presupuesto, y manifiesta que por sobre todo el objetivo es prevenir, haciendo énfasis en la capacitación.

Según el mismo proyecto de ley, esta normativa busca crear mecanismos que aseguren la prevención, detección y atención de personas que hayan intentado suicidarse o estén en riesgo de hacerlo en un futuro, disminuyendo la prevalencia de la autoeliminación gracias a la detección veloz, asistencia y contención.

Otro punto importante de la ley es que busca que los medios de comunicación informen de manera calificada sobre el tema, erradicando la estigmatización y evitando caer en el sensacionalismo.

El suicidio y los problemas de salud mental que empujan a que este se cometa deben ser hablados de una manera frecuente en nuestro país. Nos cuesta detenernos un segundo de nuestro propio camino y mirar a un costado y notar que alguien cercano podría estar necesitando de nosotros.

No cuesta mucho en realidad, parar un segundo y evaluar si nota algunas de las señales indicadas en alguna persona que conozca. Un momento de no minimizar, no “pasar de largo” los signos de alarma, acercarse, y preguntar qué pasa, puede hacer la gran diferencia.

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