Familia se reencuentra vía Internet

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Separados por la frontera; pero unidos al fin. La historia de un brasileño residente en Paraguay que logró reencontrarse con su madre después de 48 años, a través de Internet.

Su nombre es Cecilio Miguel Da Silva (63), un hombre brasileño que –con apenas 15 años– dejó su pequeño pueblo de Chã Grande, ubicado en el estado de Pernambuco, Brasil, para trasladarse hasta Recife (por entonces la capital más desarrollada del noreste de ese país).

No pasó mucho tiempo para que aquel joven se trasladara al centro urbano de São Paulo, ciudad donde conoció a Eulogia Martínez de Da Silva, una paraguaya que se dedicaba a la costura en esa ciudad… y que logró conquistar su corazón.

Con Cupido de su lado, Cecilio redobló la apuesta: se casó y decidió viajar al país de su mujer, allá por 1981. Fruto de ese amor, nació su primer hijo, Edison da Silva (38), en Brasil; más tarde, y ya en Paraguay, llegaron Fátima (32) y Mitchell (31).

Los años pasaron y, por cosas de la vida, don Cecilio no pudo retomar comunicación con su familia. Sin embargo, el amor por la familia reverdeció con sus hijos.

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Una vez crecido, fue su hijo Edison da Silva quien decidió salir en búsqueda de sus raíces. “Tuve la oportunidad de trabajar en Brasil e ir a tratar de ubicar a los familiares, en 1997. Recorrí varios medios de prensa (televisivos, de radio), pero no conseguí nada”, comenta en entrevista con ABC Color.

Edison no perdía las esperanzas. En 2001 y 2009 volvió a intentar un contacto, siempre con resultados fallidos. “No recibí ningún tipo de ayuda por parte de la prensa”, se lamenta.

El avance de la tecnología, y con la ayuda de la Red de Redes, lograron que Edison se acercara al objetivo. En contacto con la Prefectura (Municipalidad) de la ciudad natal de su padre, pudo contactar con un periodista que residía en la misma ciudad de sus abuelos. “Desde ahí empezamos a encaminar y les ubicamos”, señala hoy, con alegría efervescente.

Por estos días, su padre Cecilio se encuentra en São Paulo, intentando recuperar los días perdidos con su madre, hermanos y tíos, a quienes no veía hace nada menos que 48 años.

La comunicación que antecedió al reencuentro fue una comunicación virtual vía Skype, a mediados de febrero pasado. “Fue muy emocionante. Desde ese momento, todo los fines de semanas hablaban”, agrega, mientras planea viajar hasta Brasil para disfrutar de esta nueva etapa que experimenta su familia.

Su abuela Ana Simão de Moraes, cuenta Edison, les había revelado que siempre tuvo la esperanza de volver a encontrar a su hijo alguna vez. “Cuando le contaron a ella, quedó muy impresionada y dijo que sabía que él estaba vivo”.

Toda la familia Da Silva se trasladó hasta São Paulo para vivir el reencuentro, en un ambiente de emoción que nunca olvidarán, aunque –a mucho pesar–, su fallecido padre Manoel Miguel da Silva ya no pueda ser testigo.

Los lazos familiares prometen ahondarse con el correr de los meses; tanto, que ya planifican una reunión en la pequeña ciudad de Chã Grande, para diciembre de este año. Después de todo, de esos 48 años, habrá muchas historias por develar.