“La oportunidad de exponerlas nuevamente en el mismo –y a la vez otro– espacio público, resulta una experiencia benjaminiana. Pero, aunque el ‘aquí y ahora’ de las obras se ha sustituido por su versión digital, inmaterial debido a la situación actual, lo simbólico del arte se impone mediante un consumo cultural masivo que hace frente a ese otro consumo, netamente comercial”, expresó la artista.
Unos tres meses después de la exposición en Asunción, los cuadros fueron llevados a Europa y nunca regresaron al país. Los óleos de Hooper eluden la representación convencional y exponen la inevitable fragmentación del subjetivismo del intracuerpo.
