“Cuentos para sentir - Clásicos en Braille” serán 500 ejemplares de un libro de cuentos en tinta, braille y gráficos en relieve, hechos enteramente en Paraguay y que serán donados a niños con discapacidad visual, a escuelas con alumnos con discapacidad, y bibliotecas públicas y privadas.
El proyecto, impulsado por Diana Caballero, contiene “El patito feo”, “El gato con botas” y “La Bella y la Bestia”, “cuentos que la mayoría de las personas videntes crecimos leyendo y escuchando, pero las personas no videntes probablemente no tuvieron la oportunidad de leer por ellos mismos”, manifestó Caballero.
“Aunque contamos con la Ley Nº 5362 que 'aprueba el Tratado de Marrakech para facilitar el acceso a las obras publicadas a las personas ciegas, con discapacidad visual o con otras dificultades para acceder al texto impreso”, la realidad es que no se realizan publicaciones en formato accesible en nuestro país", señaló la directora del proyecto que fue posible gracias al Fondo Nacional de la Cultura y las Artes.
Ella destacó que los libros fueron realizados conjuntamente con la Asociación Santa Lucía que desde 1957 trabaja para la inclusión de personas con discapacidad visual, asegurándose así que el material es inclusivo porque personas con discapacidad fueron parte de la elaboración del material.
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Además, Diana agradeció el apoyo de la empresa Copipunto en las impresiones en tinta de los materiales; a Justa Beatriz Melgarejo, directora del Centro de Recursos Santa Lucía, quien editó el texto en braille; a Patricia Camp, escritora, quien editó el texto en tinta, y a Ro Benítez y Lei Girett, ilustradoras, quienes estuvieron a cargo de la presentación visual. También fue parte del proyecto la empresa Talier con las cajas y juguetes armables de cartón.
Por una sociedad inclusiva
Diana Caballero trabajó en Santa Lucía como coordinadora de proyectos desde 2018, experiencia que la acercó a la realidad de las personas con discapacidad visual. “Con todo este aprendizaje personal empecé a escuchar las voces de las personas con discapacidad visual, de cuáles son las limitaciones que tienen a la hora de estar en la sociedad totalmente incluidos”, remarcó Diana quien ama la lectura como también escribe.
“Me era muy chocante que niños, niñas y adolescentes no tengan materiales, que puedan ir a una biblioteca y sacar un libro para leer. La mayoría escucha audiolibros pero no es lo mismo que cuando uno escucha desde sus propias manos porque el entendimiento y el desarrollo cognitivo es distinto cuando se lee y se escribe”, explicó.
Para Caballero es imperante que toda la sociedad esté involucrada en la inclusión de las personas con discapacidades de cualquier clase. “No solamente el Estado”, expresó, sino también “desde la parte privada y pública”. “Por ejemplo irte a un restaurante y que haya un menú en braille sería un golazo para la inclusión. No es porque tenés clientes con discapacidad visual que hacés un menú en braille, sino que vos debes tener un menú en braille por si alguna vez tengas un cliente con discapacidad”, señaló. También deseó que las editoriales destinen un porcentaje de sus impresiones a sacar libros en braille, de cualquier título. “Esa ya es una política privada que podría ayudar muchísimo”, dijo.
Sobre el Estado destacó las instituciones públicas tienen un porcentaje de personas con discapacidad en general. “Así están ayudando a personas puedan entrar y tener un trabajo digno, acorde a sus capacidades y habilidades; y con esto no solamente ayudas a la persona sino también a toda la cultura del ministerio, porque están aprendiendo”.
“Al final muchas de las barreras que existen para personas con discapacidad es porque no conocemos cuáles son sus barreras”, manifestó, añadiendo que la inclusión debe empezar desde cosas mínimas en el hogar o básicas como no estacionar tapando una rampa para personas con discapacidad motriz. “Todos tenemos un rol y todos tenemos que poner un poco de trabajo en esto para que sea súper inclusivo. Esas decisiones personales son las que ayudan a que tengamos una sociedad más inclusiva”, subrayó.
“Yo quiero vivir en una sociedad donde todas las personas puedan mejorar y estar a la altura de todas sus habilidades y potencial. Todos tenemos un potencial pero la sociedad tiene que estar lista y dándole, regándole para que cada uno pueda sacar todo ese potencial”, enfatizó.
Ella, por su parte, está contenta por el hecho de haber concretado este proyecto al que le puso mucho “amor y cariño”. También agradeció a quienes donaron su tiempo y conocimientos para realizar este trabajo. “Estoy sumamente agradecida con todas las personas que fueron parte, que me dieron ganas de poder seguir haciendo esto. También desde personas que no conozco, desde el apoyo con su retuit, hasta pidieron si se puede comprar el libro. Es muy lindo tener esa reacción de la sociedad”, señaló, esperando que este sea “el primero de muchos otros proyectos donde se tenga en cuenta la discapacidad visual y que se tenga en cuenta que el braille es muy importante”.
