La cultura: principal víctima del reconfinamiento en Europa

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Un hombre con el barbijo camina frente a una librería cerrada en París, Francia, luego de que el presidente Emmanuel Macron anunciara que volverían al confinamiento estricto.
Un hombre con el barbijo camina frente a una librería cerrada en París, Francia, luego de que el presidente Emmanuel Macron anunciara que volverían al confinamiento estricto.gentileza

La cultura afronta el nuevo confinamiento en Francia con la moral por los suelos, con salas de cine y espectáculos que no ven la luz al final del túnel. Mientras que payasos, músicos, bailarines y otros trabajadores del mundo del espectáculo protestaron en varias ciudades de Italia contra el cierre de los centros de la cultura, decretado nuevamente por su Gobierno para frenar la pandemia.

PARÍS y ROMA (EFE). Uno de los rostros más conocidos del mundo de las letras en Francia, el crítico literario y periodista François Busnel, pareja de la escritora Delphine de Vigan, ha iniciado una campaña en redes para pedir al presidente, Emmanuel Macron, que mantenga las librerías abiertas. “Abrir las librerías no es hacer una excepción, es una norma: el combate contra el oscurantismo que nos amenaza pasa por la lectura”, escribió el autor en su cuenta de Instagram.

El Gobierno ha indicado que en quince días hará un nuevo balance de la situación epidémica y si la cosa mejora, ampliará el número de comercios abiertos durante el confinamiento, fijado hasta el 1 de diciembre. La rápida y violenta expansión del virus en Francia en esta segunda ola está dejando decenas de miles de nuevos contagios confirmados diarios, algún día incluso más de 50.000, y más de 200 fallecimientos al día desde hace casi una semana, con lo que el número de fallecidos sube ya a más de 36.000.

Al lamento del sector editorial se une la desesperación de los cines y espectáculos en directo, uno de los que más tardó en reabrir tras el primer confinamiento, pues estuvieron cerrados desde mediados de marzo y hasta principios de verano. Ahora vuelven a verse en un callejón sin salida. Si el toque de queda que empezó a imponerse por ciudades a finales de septiembre les afectó, este nuevo confinamiento les impide tener una idea de cuándo podrán volver a abrir.

“Estamos al fondo del pozo. Sobre todo para las películas que salieron este miércoles y que debían salir el que viene y cuyos gastos de marketing ya se han pagado. Meses de trabajo para nosotros, distribuidores, arruinados tras este anuncio”, lamentó en el diario Libération Éric Lagesse, copresidente del sindicato de distribuidores independientes europeos.

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Mientras que en Italia los tres mayores sindicatos -CGIL, CISL y UIL- protestaron el viernes pasado al ver como “un error” la clausura de teatros, cines o salas de conciertos ordenada hasta el 24 de noviembre, una medida que recibió enseguida las críticas de todo el sector. Aseguran que el Gobierno de Giuseppe Conte ha asestado el golpe de gracia a un sector que ya pagaba los estragos de la pandemia, como la falta de público o de nuevas producciones. Y que además había invertido dinero en adecuarse para respetar los protocolos de seguridad contra el coronavirus para poder reabrir tras el confinamiento y que ahora se ven en la obligación de volver a bajar el telón.

Las protestas llegaron a diecisiete ciudades de toda Italia, desde Catania o Bari (sur) hasta Turín, Milán o Trento (norte), siempre en forma de concentraciones estáticas para respetar la distancia entre las personas congregadas.

El mundo de la cultura ha contado con paladines como el afamado director de orquesta, Riccardo Muti, que pidió la reapertura de los cines o teatros al Gobierno y advirtió de los riesgos que entraña privar a la sociedad de la belleza, de la música y del arte. No obstante, todo parece indicar que su situación no se revertirá antes del 24 de noviembre, cuando expira el decreto del Gobierno.

De hecho Italia se prepara para nuevos cierres, incluso confinamientos locales, debido a que los casos positivos no dejan de aumentar, rondando los 25.000 cada día, cifras nunca antes vistos durante la emergencia, aunque ahora se hacen muchas más pruebas.