Es una obra oportuna para estas fechas e imperdible por la gran calidad que mantiene a través de los años. Constituye el segundo volumen de la colección titulada “El Maravilloso mundo del cuento”, editada por El Lector.
Al mismo tiempo, los vendedores tendrán este domingo a disposición del público el primer libro de esta colección, “Fábulas de Esopo”, teniendo en cuenta que mucha gente no pudo acceder a su ejemplar debido al tiempo tormentoso de la semana anterior.
Respecto a Cuento de Navidad, alguien dijo alguna vez, expresando su admiración por este libro, que fue Charles Dickens (1812- 1870) quien inventó la Navidad. Claro que esta es una hipérbole, pero no es exagerado decir que mucha gente tuvo otro enfoque de la Navidad después de leer este cuento (o novela corta) del gran escritor británico.
Cuento de Navidad (obra también conocida como Canción de Navidad) es una creación que data de 1843 y desde entonces no ha parado de conmover a millones de lectores en todo el mundo y en todas las épocas.
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Es notable cómo este texto mantiene su frescura en el túnel de los siglos pese a que las condiciones de vida y las visiones de la existencia, además de la valoración de muchas cosas, han variado de manera sustancial desde su publicación hasta nuestros días.
Quizá sea el impacto del fuerte contenido social que le imprimió Dickens a su Navidad en aquel tiempo pleno de la Revolución Industrial inglesa, que a la par de establecer notables y vertiginosos cambios en la forma de vida de la humanidad con sus adelantos tecnológicos, acarreó una atroz inequidad social al originar ese enorme colectivo humano de los proletarios explotados por un capitalismo movido por la codicia rayana en la crueldad.
El protagonista de la obra, Ebenezer Scrooge, es el prototipo del explotador avaro, tacaño, mezquino, miserable que odiaba a todos y a quien todos odiaban; el ser automarginado que detestaba cualquier expresión de felicidad de los semejantes. Y en ese marco, lógicamente, despreciaba la Navidad y todo lo que esa festividad despertaba en las personas.
Hasta que un día se le apareció el espectro de su antiguo socio comercial, anunciándole que vendrían a buscarlo tres fantasmas de la Navidad.
