Fran Villalba y el alma de la música

Una nueva edición de la clase magistral “Música para la imagen” impartirá hoy y mañana Fran Villalba, compositor y pianista paraguayo, destacado por crear las bandas sonoras de filmes nacionales e internacionales. Además de resaltar la riqueza del compartir aprendizajes, el músico habló con ABC Color sobre el más reciente largometraje para el cual trabajó: “Yacaa”, de Ramiro Gómez; de su carrera, su historia con la música y más.

Fran Villalba avanza a pasos firmes en su carrera de compositor de bandas sonoras y disfruta de la experiencia de enseñar.
Fran Villalba avanza a pasos firmes en su carrera de compositor de bandas sonoras y disfruta de la experiencia de enseñar.Archivo, ABC Color

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Más allá del título académico de máster en composición de bandas sonoras y música para medios audiovisuales de la Escola Superior de Música de Catalunya, España, a Fran Villalba le avala su universo de creaciones musicales para proyectos de todo el mundo. Desde la exitosa película nacional “7 Cajas” (Maneglia-Schémbori), hasta el corto “Selva” (coproducción de Costa Rica, Argentina y Chile), de Sofía Quirós que fue estrenado en competencia oficial de la Semana de la Crítica del Festival de Cannes en 2017.

Esos son solo dos ejemplos de un nutrido currículum que valida la carrera de un artista que afirma estar en constante crecimiento, y que ve en el compartir todo lo aprendido a lo largo de los años como una forma de seguir expandiendo el mundo de la composición de música para cine. En dicho marco Fran viene ofreciendo “Música para la imagen” desde hace varios años, y una vez más apuesta al encuentro presencial pero con todos los cuidados. Los cupos, solo de veinte personas, ya se agotaron días antes.

“Es como un privilegio”, aceptó Fran sobre el hecho de poder realizar este taller, tener convocatoria y el interés de la gente en medio de un tiempo tan difícil. “Por un lado me llena de satisfacción porque siento que hay toda una nueva generación con la que estoy contribuyendo. Considero que es como una oportunidad que yo no tuve. Desde que empecé a estudiar me prometí a mí mismo de que iba a generar estos espacios justamente porque yo me sentí huérfano cuando estaba con una sed impresionante de adquirir conocimientos, crecer, explorar e investigar sobre todo esto que es música para lo audiovisual, entonces tuve que salir afuera”.

Eso mencionó Fran para luego rememorar ese tiempo en el que tuvo la oportunidad de estudiar en México, pues ganó una beca para asistir al Laboratorio de Música para Cine que pertenece a los laboratorios de cine para profesionales de la Ciudad de México, en 2013. “Me sentí tan bien en ese taller con esos maestros” porque había “toda una energía que siento que se logra con los talleres que también doy acá y me encanta”, afirmó, por lo que para él “es un lujo poder conocer cada año grupos nuevos y compartir experiencias nuevas que voy recolectando a lo largo de los años”.

En cuanto a los métodos de trabajo, refirió que son habilidades que también se van ganando con el tiempo, pues hay que saber que “los tiempos del cine son muy lentos”. “Todos los maestros me enseñaban que hay que tener mucha paciencia. Al comienzo me costaba pero ahora empiezo a entender y a tener mecanismos para saber esperar. No es tan fácil porque uno con la ansiedad solamente quiere mostrar lo que hizo. Ahora voy un poco más pausado y disfrutando, que es lo lindo”, señaló.

Yacaa: un nuevo capítulo

“Ahora estoy con una experiencia recién salida del horno que es la de ‘Yacaa’. Emocionadísimo, demasiado contento con lo que se logró”, por eso “es algo muy valioso no solo explicar cuestiones técnicas sino lo empírico de lo que uno va a aprendiendo y equivocándose, y es un aprendizaje que yo considero es para toda la vida”, reconoció.

El proceso de “Yacaa” fue “hermoso”, admitió el compositor. Subrayó por un lado que “la historia es hermosa” aunque por confidencialidad aún no puede contar mucho, pero le “atrapó” desde la primera vez que Ramiro le comentó el argumento. “Cada proyecto tiene su universo y requiere su propia música, entonces cuando comienzo a leer el guion y Ramiro me explica todo lo que él quería contar con la historia, automáticamente me empezaron a venir ideas musicales, pero lo más lindo de todo este proceso es que si bien él tenía referencias musicales me dejó completamente libre”, sostuvo. “Siempre me dijo: ‘vos tenés que encontrar la música para la película’”. Gracias a esa apertura, confirmó, quedó la música que la película “necesitaba”, “porque yo le decía que ‘Yacaa’ necesitaba identidad musical. ‘Yacaa’ es una película paraguaya y tenía que sonar paraguayo, a mi criterio”. Trabajé alrededor de seis meses y es la primera vez que no tengo un deadline (fecha límite) tan marcado, entonces eso fue muy positivo”.

De igual manera, Villalba expresó que todos los procesos son diversos y únicos, por lo que es completamente normal que también hayan situaciones en las que se busque llegar a un punto común desde lo que desea la dirección. “La música, como es tan subjetiva, es como una paradoja también porque nosotros los músicos no queremos tracks referenciales, pero es como algo etéreo, intangible, es muy difícil saber exactamente lo que quiere el director o lo que el músico está pensando, hasta que uno lo hace y desde ese momento recién el director puede decir: ‘era esto lo que tenías como idea. Entonces todo ese proceso que puede ser estresante se vuelve maravilloso en el momento en el que a él le gusta”.

- Además, este es tu primer largometraje nacional (de Paraguay) después de lo que hiciste para “7 Cajas”.

Sí, mi último largometraje nacional a nivel de ficción fue “7 Cajas”. Si bien hay un aprendizaje gigante en todo este tiempo, porque hice muchísimas cosas, fue un lapso de tiempo muy productivo para mí, yo también cambié y eso es lo que me gusta. Con todo lo vivido en todos estos años siento que compongo de otra manera. Siempre pienso eso de los artistas, cantantes, intérpretes, pueden haber voces que sean maravillosas y de gente joven, pero cuando uno escucha a un cantante que tiene años siente lo vivencial, cómo transmite a través del canto o de la interpretación, y eso es lo que siento que me está pasando. Todo lo que me pasó de alguna u otra forma se vuelca en la música, ya sea lo bueno, lo malo, lo duro, alegrías, tristezas, las arrugas (risas).

- Hablando de cambios, en cuanto al mundo de la composición también las cosas van cambiando, como en lo tecnológico por ejemplo.

Sí, la tecnología vuela. Hay demasiada información en la red, y está buenísimo por un lado pero por otro lado es tanto que ni sabés por dónde empezar, entonces hay que saber administrar. El avance es pero a la vez está la contrapartida que sería la inteligencia artificial, entonces existe la posibilidad de que nuestro oficio también desaparezca como gran parte de los oficios que van a ir desapareciendo. La inteligencia artificial ya está componiendo música, o sea al poner unas variables ya genera composiciones musicales, entonces esa cuestión te hace pensar, pero es algo que hay que aceptar porque es lo que se viene.

- Pero el factor humano es irreemplazable.

A mí me hace pensar porque la obra que escuché estaba buenísima. Quisieron emular el tipo de composición de los Beatles, entonces al ordenador le cargaron un montón de canciones de Beatles y con esa información recopilada compuso una y era increíble. Obvio no son los Beatles pero asustaba un poco de lo bien que estaba. Pero sí considero que siempre el factor humano hace la diferencia. El ser humano es único, y eso también es lo que pienso con respecto a los compositores. Por más de que uno aprenda o intente copiar es imposible porque cada persona es única. El corazón, el alma que está adentro es tuya, va a ser difícil que alguien te copie o pueda estar adentro tuyo.

- Hablando más específicamente de algunas cosas en las que te adentras en la clase magistral, hablas de lo que significa banda sonora.

Sí, cuando decimos banda sonora nos referimos a dos cosas: una se refiere a la suma de canales que construyen el universo sonoro de una película que son básicamente tres capas: los diálogos, los ambientes y la música. Pero con el tiempo en Europa y también en EE.UU. empezaron a llamar banda sonora a la música. Está bien o está mal, no sé. Si uno entra a Wikipedia es el primer significado que uno encuentra, pero ya sea en España, Francia y EE.UU., que son como los padres del cine, te hablan de una banda sonora original y uno piensa ya en la música. Es más, el título que yo recibí en Barcelona se llama Máster en Composición de Bandas Sonoras y Música para Medios Audiovisuales. Se está pensando en un concepto global porque nosotros tratamos también el sonido, no solamente la música en este masterado, entonces el término banda sonora está muy asociado a la música de la película.

- En términos técnicos también hablas de los programas de edición.

Sí, hay varios. Los principales son Logic, Cubase, Digital Performer (que es el software que usa Alexandre Desplat). Después está Pro Tools pero está más dedicado a grabar bandas, no tiene tantos recursos para producción y composición de audiovisuales.

- ¿Cuál es tu opinión respecto al hecho de “auto-enseñarse” a través de YouTube?

Yo soy de la corriente académica, a mí me encanta estudiar. Considero que es la forma correcta de aprender música o cualquier oficio, pero tampoco estoy cerrado a otros tipos de aprendizajes porque hay ejemplos de muchos músicos que no son académicos que son buenísimos también. A mí me fue muy bien con el esquema académico porque me encanta. YouTube yo creo que ayuda muchísimo, hay profesores fantásticos pero también hay gente que por ahí no sabe tanto, entonces hay que saber qué tutoriales investigar. Pero creo que es muy positivo porque cuando yo empezaba no había esto y uno tenía que aprender equivocándose. Ahora es tan simple como entrar y poner “cómo empiezo una sesión con Logic” y te aparecen millones de videos. Pero ahí está también la autosuficiencia que uno tiene que tener y la persistencia como para seguir. Lo interesante de una estructura académica es que se piensa en algo global y que está pensado por profesores, maestros que te guían. No significa tampoco que vaya a ser un súper compositor por haber terminado la escuela, pero a mi criterio facilita mucho el camino. También están los que son súper dotados que revisan una vez, meten todo en el cerebro, hay de todo. Creo que hay muchos caminos, pero sí creo que el esfuerzo es como algo en común, no es solamente talento.

- ¿Qué otras cosas vas aprendiendo de los largos, cortos, pero también de ese contacto humano que recogiste?

A mí lo que siempre me gustó tanto del cine como de la música es ampliar redes, conocer músicos, artistas y aprender de las culturas. Me encanta que a través de cada proyecto, cada película, estoy aprendiendo de las culturas de países cercanos, lejanos, que por ahí nunca imaginé conocer. También a la gente, los directores, humanamente los conozco. Los proyectos son relativamente largos y uno no solamente habla del proyecto, porque termina conversando de qué sucede allá. Ahora me va a tocar una película de un director brasileño que está en Australia, y saber todas esas realidades, cómo ellos están viviendo el covid, cómo estamos viviendo nosotros, a mí me contribuye mucho a abrir mi mente y a no estar tan encerrado. Hay otras realidades y puedo acceder a ellas a través del cine. Parece como que la música empieza a viajar por todo el mundo y me conecta mucho con la gente. Eso de conectar y cuando confluyen diferentes tipos de arte por ejemplo el cinematográfico, la música, el sonido, es fantástico.

- Pensando en los caminos por los que te llevó la música ¿podemos recordar cómo fue ese momento en el que te encontraste con la música del cine, que descubriste que es lo que querías hacer?

Yo siempre tuve la inquietud de crear melodías desde muy chico. Yo empecé con Santos Lima (1936-2018 Asunción, Paraguay) que fue mi primer gran maestro, a quien yo creo que le debo justamente la llamita de la composición y la creatividad. Cuando él me enseñaba las piezas que yo tenía que aprender en el órgano yo siempre le ponía algún que otro arreglito o quería cambiar la melodía, pero le miraba con cara de si me iba a retar o no, pero siempre me decía: “Muy bien Fran, para la próxima clase preparame algunos de estos arreglos que estás haciendo”. Yo estaba con ganas nada más de modificarle a la música, tenía esa inquietud, me nacían ideas. El profe me empezó a incentivar hasta que una vez me dijo: “Voy a hacer un compilado con todos mis alumnos y voy a sacar un casete (en 1991 o 1992)” y me dice: “¿Qué tal si vos te atreves a hacer una melodía tuya?” y yo me volví loco, estaba entusiasmadísimo. Esa fue la primera composición que hice, creo que tenía 12 años. Para mí fue maravilloso, terminamos grabando en el estudio, y a partir de ahí se disparó esta idea de componer música y canalizar todas mis ideas, sentimientos, a través de obras musicales que yo a lo largo de los años no entendía muy bien cómo iba a suceder eso. Primero pensaba en música absoluta, como decía Ennio Morricone, que era hacer música por hacer, y es una música que no necesita de nada más para existir. Fue así como después, en 1997, compuse mi primera polka paraguaya después de una clase de conservatorio en que estaba aprendiendo “Danza Paraguaya”, de Mangoré. Vine muy entusiasmado y dije: tengo que componer alguna polka alguna vez. Me surgió una idea de componer una polka para la Guerra de la Triple Alianza, no sé por qué, creo que estaba leyendo un libro de Efraín Cardozo. Luego me volqué al piano y me surgió una melodía que me encantó, escribí en partituras, y esa fue la que ganó el año pasado un premio en el concurso (de la Secretaría Nacional de Cultura).

Después estuve muchos años en Gaudí (banda de pop rock paraguaya) donde también volqué creatividad e ideas musicales. Cuando el grupo se disuelve fue que quedé con ganas de seguir con la música, pero sentía que ya no quería continuar con el mismo formato que venía experimentando que en ese momento era el grupo. Ahí se chocan los astros digamos, porque en ese momento aparece la oportunidad con Martín Crespo, el director de “Opaco” (2006) estaba buscando un músico que componga para su mediometraje. Ahí estaba Luis Aguirre que hizo el video de Gaudí, me presenta a Martín, y ahí empezó todo, fue un flechazo, me enamoré. Siempre soñaba, decía: qué lindo, qué genial poder hacer música para cine, pero era imposible en ese momento y decía yo que estaba totalmente loco. Lo de Martín fue un proyecto maravilloso porque me dio completa libertad creativa. Hay un hecho azaroso también ahí, por el hecho de que justo en ese momento estaba con ganas de explorar otro tipo de proyectos, se me dio como anillo al dedo y nunca más paré. Siempre fui de tratar de no ponerme límites, soy un poco terco en ese sentido entonces yo quería dejar fluir y ver a dónde me llevaba la música y hasta aquí llegué, hasta ahora.

- También es lindo ver como hay toda una nueva generación de compositores y el hecho de pensar en que como industria creciente hay que apoyarse entre todos.

Soy de la teoría que el sol sale para todos. Siempre van a haber proyectos para cada uno, y cada uno tiene su estilo, entonces para mí está súper bien que vaya creciendo el sector. Es más, me encantaría que alguna vez nos juntemos y podamos armar como un gremio para crecer entre todos. También un tema importantísimo en la música es la existencia de la FADA (Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte que tiene la Licenciatura en Música) que antes no existía. Ahora hay un nivel espectacular, tenemos músicos y músicas increíbles. Eso es maravilloso porque las composiciones que yo muchas veces puedo hacer interpretadas por músicos paraguayos suenan espectaculares. El caso de Santa Clara (película boliviana de Pedro Antonio Gutiérrez), completamente fue producida aquí en Paraguay y eso para mí es un orgullo, exportamos música, exportamos creatividad y se siente maravilloso. Yo escucho el violín de Gianma Tesei y me da piel de gallina, así como la primera vez que vino a tocar casi le abracé cuando empezó a tocar, él se va a reír pero a mí me emocionó muchísimo. Lo mismo las flautas de René Ayala, para mí es maravilloso, entonces es lindo formar parte de ese crecimiento.

- Ese nivel me hace pensar que estamos a la altura o quizás mejor en comparación a muchos otros trabajos del mundo.

Yo creo que sí, y eso se va a lograr encontrando nuestra identidad, porque si nosotros intentamos emular lo que hicieron los demás por ahí no va el camino. Encontrar nuestra identidad significa encontrar nuestro propio sonido, que sea más nuestro, que es un gran desafío. Es emocionante ver a un montón de chicos que pasaron por acá y ya están trabajando, y contribuir al crecimiento del sector, que la gente sepa encontrar herramientas legales, que no se sientan perdidos cuando aparezca una peli o una oportunidad, y a mí eso me llena de satisfacción.

Más sobre Fran Villalba

Compuso música original para diversos proyectos audiovisuales entre los cuales destacan, 7 Cajas (2012) ganadora del premio “Cine en Construcción” del Festival Internacional de Cine de San Sebastián y nominada a los premios “Goya” en la categoría Mejor película extranjera de habla hispana; #YA (2014) estrenada en el Festival Internacional de cine de Berlín; Peaches (2017) premiada con la mención “Raindance’s Film of the Festival”, Selva (2017) estrenada en competencia oficial de la “Semaine de la Critique du Festival de Cannes”.

Obtuvo el premio de Mejor Diseño Sonoro-Música Original por 7 Cajas en el Festival Internacional de Cine de Unasur, Argentina (2013); ha sido seleccionado como unos de los 45 Talentos del 2013 por el periódico español “El País”, recibió el premio Best Music por “A Forest” en el Experimental Film, Dance & Music Festival, Canadá (2017) y el premio Best Music/Sound por la música original de “Melocotones en el SciFi Film Festival, Australia (2018).

Desde el año 2006 dirige Planetario Music Studio donde junto a un equipo de profesionales produce música para cine y publicidad.

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