El argentino Lisandro Alonso reflexiona en 'Eureka' sobre el legado indígena en América

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Gijón (España), 23 nov (EFE).- El director argentino Lisandro Alonso vuelve a competir con 'Eureka', un filme que reflexiona sobre el legado de los pueblos indígenas de América, en la sección oficial del Festival Internacional de Cine de Gijón (España), donde ganó el Premio Principado de Asturias al mejor largometraje en 2008 con 'Liverpool'.

Interpretada por el estadounidense Viggo Mortensen y la francesa Chiara Mastroianni, la película es una 'road movie' con prólogo de western que interpreta las distintas realidades de pueblos originarios americanos unidos por el elemento común de la marginalidad y la pérdida de sus culturas.

'Eureka', que compite en el apartado Albar, dedicado a cineastas de prestigio internacional, es una superposición de tramas con distintos tratamientos formales que comienza como un 'western' en blanco y negro, continúa con una historia de ficción en Nebraska (Estados Unidos) y finaliza en una mina de Brasil.

El hilo conductor que une los tres capítulos es el personaje de Alaina, una oficial de Policía en la reserva india de Pine Ridge que emprende un viaje por Iberoamérica junto a su abuelo y se siente reencarnada en un pájaro que escucha los sueños de personas que viven en el bosque.

En rueda de prensa tras la presentación de la película en la 61 edición del festival, el director (Buenos Aires, 1975) dijo que, sin haberlo premeditado, el filme contrapone las realidades distintas de los habitantes de la reserva estadounidense con las de los de Sudamérica.

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Lisandro Alonso estuvo viajando durante cinco años en Estados Unidos, México, Brasil y otros países para interiorizarse de la situación en que quedaron los indígenas de distintos territorios bajo el “dominio del hombre blanco”.

El cineasta explicó que quedó conmocionado con el clima de violencia, drogas, alcoholismo y suicidio infantil que se encontró en la reserva de Pine Ridge, a la que comparó con “una especie de campo de concentración” del que “nadie puede salir”.

Esa situación inspiró el personaje de la oficial de Policía que, cansada de su trabajo y de ver películas de la conquista del oeste norteamericano en blanco y negro, decide un día dejar de contestar la radio y emprende un viaje con el propósito de encauzar su vida hacia un destino místico, casi épico.