Buscan resolver dudas sobre la muerte de Neruda

SANTIAGO DE CHILE. Un panel de expertos internacionales sesionará desde el lunes en la capital chilena para resolver las dudas sobre la muerte del premio Nobel de Literatura 1971, Pablo Neruda, ocurrida 12 días después del brutal golpe de Estado de 1973.

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Los médicos convocados son los españoles Aurelio Luna y Francisco Exzeberría, el francés Xavier-Jean Olivier y los daneses Marie Louise Kampmann y Niels Morling.

Además, los canadienses Debi y Hendrik Poinar, los estadounidenses Charles Brenner, George Sensabaugh, John Swartzbeg y el chileno-norteamericano Cristian Orrego. Junto a los especialistas chilenos Gloria Inés Ramírez, Leonardo Gaete,Andrei Tchermitchin, Cecilia Albala y Javier Domínguez.

El Caso Neruda se abrió en 2011 cuando el Partido Comunista y un sobrino del poeta, Rodolfo Reyes, interpusieron una querella para establecer la verdad sobre el deceso del autor de Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada tras las revelaciones de quien fuera su chofer, Manuel Araya.

El también guardaespaldas del vate lo acompañaba en la Clínica Santa María hasta donde fue llevado, según contó a ANSA el abogado del Partido Comunista, Eduardo Contreras, por razones de seguridad, pues el lunes 24 partiría al exilio en México luego que el presidente Luis Echeverría le ofreciera asilo político. Era de público conocimiento que Neruda sufría de cáncer a la próstata, motivo por el cual renunció como embajador en Francia y regresó a Chile para terminar su libro Confieso que he vivido.

Pero según lo muestran las últimas fotografías “no estaba en estado de caquexia”, es decir, desnutrición y colapso muscular.

Contreras reconoce que a partir de la publicación en la revista mexicana Proceso de la entrevista a Manuel Araya donde sostiene que a Neruda lo mataron, el Partido Comunista revisó paso a paso las declaraciones del chofer, a lo que se sumaron las coincidencias con la muerte del expresidente Eduardo Frei Montalva, también en la Clínica Santa María en 1982, producto de un shock séptico. El chofer contó a ANSA que Neruda le pidió a su mujer Matilde Urrutia que fuera a buscar algunas cosas a la casa de Isla Negra que se le habían olvidado, por lo que la llevó hasta el litoral distante a unas dos horas de Santiago. Estaban allí cuando Neruda llamó por teléfono para decir que le habían colocado un calmante pero que se sentía muy mal.

Regresaron de inmediato y a su llegada lograron ver un color violáceo en su abdomen, donde le habían colocado la inyección.

Llamaron al médico, quien dijo que lo único que podía servir era un medicamento que no estaba en el recinto hospitalario, por lo que fue a comprarlo a una farmacia distante del lugar. Pero Araya fue detenido en la calle bajo toque de queda y trasladado hasta el estadio Nacional, donde semanas después se enteró de que su jefe había muerto. A 44 años de los hechos, el chofer dice sentirse “orgulloso de haber llegado a esta meta” que se propuso. “Me costó mucho dolor y una pena que no he podido superar por este crimen tan alevoso”, añadió.

El abogado Contreras aguarda con tranquilidad la verdad. “Que el país y el mundo conozcan la verdad en forma oficial, tal cual, buena o mala. Lo que no es posible aceptar es el olvido, y hacerse el loco. Aquí no hay ni ánimo de venganza ni revancha, este país nunca va a volver a ser el mismo si no sabemos lo que pasó”, indicó.

El abogado Rodolfo Reyes, sobrino del poeta y parte querellante en la causa, espera también confiado. “Pablo Neruda no puede hablar hoy con su pluma pero lo hará a través de su cuerpo”, advirtió. 

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