México celebra el centenario del nacimiento de Frida Kahlo

MEXICO (EFE, por Juan Ramón Peña). Genial, trágica y desenfrenada como su obra, la vida de la pintora mexicana Frida Kahlo (1907-1954) está plagada de momentos estelares, episodios dramáticos y pasiones desbocadas, un abanico de experiencias que han dado pie a un sinfín de libros y a dos películas.

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Nacida el 6 de julio de 1907 en el barrio colonial de Coyoacán, en el sureste de Ciudad de México, Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón fue la tercera hija del fotógrafo de origen alemán Guillermo Kahlo y de la mexicana Matilde Calderón.

A los 18 años el choque del autobús en el que viajaba con un tranvía le partió la columna vertebral, la clavícula, varias costillas, la pelvis y le fracturó la pierna en once lugares distintos.

El suceso la marcaría de por vida y la obligaría a sufrir más de treinta operaciones, además de imposibilitarla para tener hijos.

Forzada a guardar reposo absoluto en una cama, Frida se vuelca en la pintura. Es entonces cuando la incipiente artista traba contacto con quien sería el amor de su vida, el pintor y muralista Diego Rivera (1886-1957), su marido en dos ocasiones y del que fue musa.
En 1928, cuando Rivera trabaja en un mural para la Secretaría de Educación Pública mexicana (SEP, Ministerio de Educación), Frida se acercó a mostrarle su obra y le preguntó si creía que podría ganarse la vida con ella. Rivera la tomó como modelo para su mural “El reparto de armas” y ambos se casaron en 1929.
La relación fue tormentosa por las constantes infidelidades y la larga lista de amantes de ambos. Los celos provocaron su ruptura en 1939, aunque volvieron a casarse un año después.
A la pareja le unía, aparte de su amor, su fervor comunista: ambos fueron durante toda su vida destacados militantes del Partido Comunista mexicano. De 1930 a 1933 vivieron en Estados Unidos, donde Diego pintó murales y la pintora expuso algunos de sus trabajos. A Frida le fascinó el ímpetu industrial del país, pero lo consideró un lugar estúpido y carente de gusto, según sus cartas.
Su primera exposición en solitario tuvo lugar en 1938 en la Julien Levy Gallery de Nueva York, en la que vendió cerca de la mitad de los veinticinco cuadros que presentó.
La obra de Frida representa sus vivencias, anhelos y frustraciones, para lo que emplea frecuentemente temas extraídos del folclore mexicano, así como elementos fantásticos.
Sus trabajos más conocidos son los autorretratos, en los que resalta su ceño cejijunto y que tienen su más famosa expresión en “Las dos Fridas”. Algunos, como el poeta francés André Bretón, quien la definió como “un lazo alrededor de una bomba”, la relacionan con el surrealismo. Frida lo negó: pintaba su realidad, su mundo interior, decía.

El siguiente paso de su obra fue una exposición en París, en cuya apertura estuvieron presentes Pablo Picasso (1881-1973) y Vasily Kandinsky (1866-1944), que quedaron impresionados.

En 1943 fue nombrada profesora de la Escuela de Pintura y Escultura de La Esmeralda, en México, aunque su enfermedad le impidió asistir a clase y fueron sus alumnos, “los Fridos”, quienes se desplazaban a la casa de Coyoacán a recibir lecciones.
Diez años más tarde, ya muy enferma, Frida fue objeto de una importante exposición en la Galería de Arte Contemporáneo de México, a cuya inauguración los médicos le prohibieron asistir. Ella desoyó la orden y llegó a la muestra en ambulancia. En una cama colocada en el centro de la sala pasó una tarde muy alegre cantando, bebiendo y contando chistes con los invitados.
Ese mismo año una infección obligó a amputarle la pierna por debajo de la rodilla, lo que sumió a Frida en la depresión y le llevó a intentar suicidarse dos veces. Murió el 13 de julio de 1954 y su cuerpo fue velado en el Palacio de Bellas Artes capitalino, pero su leyenda sobrevive hoy más que nunca al paso del tiempo.
Además de varios libros, la artista ha inspirado dos películas, una dirigida por Paul Leduc (“Frida, naturaleza viva”, 1984) y otra protagonizada por la actriz mexicana Salma Hayek (“Frida”, 2002).

El centenario se celebra en México con dos grandes muestras: una exposición con más de 350 obras en el Palacio de Bellas Artes de la capital mexicana y una de material inédito en la casa-museo de la artista.
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