En medio de una constante recitación de versos coránicos, el féretro del tenor recorrió las calles capitalinas flanqueado por centros florales y un gran retrato con su rostro hasta llegar a la icónica plaza Omayyad, uno de los lugares que le gustaba visitar cuando viajaba a Damasco.
Entre los asistentes al funeral estuvieron el ministro sirio de Asuntos Presidenciales, Azam Mansour, quien acudió en representación del presidente Bachar al Asad, y personalidades de los mundos de la cultura y la política, de acuerdo con la agencia oficial de noticias SANA.
“La de Sabah es una gran pérdida, pero se fue en cuerpo y su vida permanece resonando a nuestro alrededor. Sabah Fakhri nunca muere, los grandes siempre están vivos por el patrimonio que dejan”, sentenció en declaraciones a Efe el actor y director sirio Duraid Lahham.
El comediante se une así a la lista de lamentos emitidos por figuras culturales y el Sindicato de Artistas Sirios tras el fallecimiento de Fakhri, oriundo de la ciudad noroccidental de Alepo y conocido por sus conciertos de larga duración, incluyendo uno de casi diez horas en Caracas que en 1968 le valió un récord Guinness.
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Interpretaba moaxajas y "Al Qudud Al Halabiya", canciones tradicionales sirias con letras en árabe clásico basadas en la poesía andalusí, tocaba el laúd y tuvo un importante rol en la conservación de la música folclórica regional.
El cantante se inició en la música de muy joven, estudió esta disciplina en varias instituciones y, posteriormente, ocupó cargos vinculados a ella como la vicepresidencia de la Asociación de Artistas Árabes y la dirección del Festival de la Canción Siria.
