La velada en este teatro, uno de los más importantes del mundo, arrancó como es tradición cada 7 de diciembre, día de San Ambrosio, con el himno de Italia, pero también se entonó el de la Unión Europea debido a la presencia de la presidenta del Ejecutivo comunitario.
El público, integrado por la élite de la cultura, la política y del mundo empresarial italiano, recibió con una larguísima ovación y en pie al jefe del Estado y a las autoridades que lo acompañaban, todos saludando desde un palco de honor este año abarrotado.
El balcón del teatro, que en las pasadas ediciones fue decorado por diseñadores italianos como Dolce y Gabbana o Giorgia Armani, fue cubierto de flores blancas plantadas con métodos sostenibles.
Von der Leyen, que vestía un elegante traje de lentejuelas negro, charló animadamente antes de comienzo con el alcalde de la ciudad, Giuseppe Sala, pero apenas intercambió algunas palabras con Meloni, que lucía su melena rubia en un recogido, en un teatro abarrotado.
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El evento ha sido blindado con un estricto protocolo de seguridad y decenas de agentes de policía vigilan los exteriores del edificio, situado en pleno centro de la capital lombarda, y mantienen cortado el tráfico rodado en sus inmediaciones.
La "Prima", la apertura de la temporada lírica milanesa, es uno de los eventos más destacados de la cultura italiana, seguido en medio mundo a través de la televisión y en cines, también en España y en Latinoamérica.
De hecho algunas personas desafiaban el intenso frío que se vive en esta ciudad prealpina desde una pantalla gigante situada en la cercana y lujosa Galería Vittorio Emanuele II.
Este año se ha optado para la cita la ópera "Boris Godunov" (1968), la historia de un zar enajenado que el compositor ruso Modest Petrovic Musorgskij adaptó a partir de la obra de Aleksandr Pushkin y que llega en plena invasión rusa de Ucrania (aunque se eligió para esta noche hace tres años).
La Scala siempre condenó esta guerra, hasta el punto de que prescindió en marzo del director Valeri Guérguiev, amigo personal del presidente ruso Vladimir Putin, pero ha decidido mantener esta representación para no rechazar la cultura de ese país.
"No estoy dispuesto a esconderme cuando leo a Dostoyevski o Puskin", defendió Meyer en la presentación de la ópera.
La obra, que promete un montaje impactante, estará dirigida por la batuta de Riccardo Chailly y contará con la escenografía del danés Kasper Holten, así como con las voces del barítono Ildar Abdrazakov, de la mezzosoprano Lilly Jørstad y la soprano Anna Denisova.
Por el "Piermarini", como se conoce a este teatro a dos pasos del monumental Duomo milanés, pasaron numerosos rostros conocidos de la cultura italiana, como el cineasta Luca Guadagnino, el escritor Alessandro Baricco o el arquitecto Stefano Boeri.
Del mismo modo como cada año, este evento también ha estado marcado por la protesta de algunos sindicatos, algunas decenas de personas, que se congregaron frente al edificio para protestar por la crisis económica y la precariedad.
Y también se vio a un grupo pequeño de personas con una bandera ucraniana, en señal de protesta por la representación de una ópera rusa.
Pero por la mañana también se produjo una acción "ambientalista" cuando un grupo de personas arrojaron pintura a la fachada de La Scala. Inmediatamente se denunció a cinco personas que llevaban consigo carteles que rezaban "Ultima generación, no gas y no carbón".
