Por dos veces se intentó que la canadiense actuara en la ciudad en el período pospandémico y dos veces hubo de cancelarse, quedando su actuación del lejano 2008 como la última vez que había pasado por la ciudad la autora de 'Jagged Little Pill' (1995), manual sonoro fundamental que logró aunar muy diversas sensibilidades en una época en la que oyentes de rock, pop o punk no se juntaban.
Aquel disco fue mucho más. "Transformó mi manera de ver la revancha femenina y el poder de una mujer en una relación con un hombre en una época en la que todo era romantización con Alejandro Sanz", ha comentado a EFE Gema Jiménez, una de las asistentes al concierto que más público ha congregado en las primeras horas de una jornada que, según la organización, ha congregado a 49.700 personas.
Desde el arranque con 'Hand In My Pocket' y el (en realidad innecesario) vídeo de autobombo, en el que artistas como Olivia Rodrigo reconocían la influencia de Morissette en su música, ha quedado claro que esta era una cita directa con la memoria emocional de muchas personas que probablemente nunca la habían visto en vivo pese a atesorar su disco durante décadas en una librería.
Precisamente por ello y porque se ha plegado a la realidad y ha convertido ese álbum en espina dorsal del concierto, el de la canadiense ha sido y será probablemente el "show" más coreado de Mad Cool en mucho tiempo, con letras que llevaban dormidas pero grabadas a fuego, como 'Hands Clean', 'You Learn' o 'Head Over Feet'.
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En ese sentido, 'Ironic' se ha convertido sin duda en uno de los clímax de la velada, cantada con la seguridad con la que se recita a Federico García Lorca especialmente por muchas mujeres asistentes a esta jornada, pero también sectores del colectivo LGTBIQ+ a los que Morissette ayudó a empoderarse cuando esa palabra no se usaba.
Acompañada de un quinteto, su voz ha sonado indeleble y fiera como hace 30 años cuando lanzó el álbum, especialmente con el ardor roquero de 'All I Really Want' y más aún con 'You Oughta Know', para pasar a un final catártico y etéreo con 'Uninvited' y 'Thank U'.
Los aplausos han confirmado la unanimidad. Poco le ha importado al público que no hiciera mención alguna a la ciudad, como sí ha hecho el jovencísimo Benson Boone, quien en el otro escenario grande se convertía unos momentos antes en el vínculo con el presente de este festival a menudo demasiado esclavo del pasado.
Probablemente gracias a él, que ha tocado a las siete de la tarde en una jornada en la que el sol no picaba tanto, se ha producido este viernes la temprana entrada en masa en el recinto Iberdrola Music, abierto poco antes por la española Natalia Lacunza.
"Hace muy calor", ha observado en español el estadounidense, más vestido de lo que suele ser habitual en sus mediáticas apariciones, al inicio de un espectáculo que ha arrancado al ritmo de 'Sorry I'm Here For Someone Else', uno de los sencillos más pegadizos de su reciente segundo álbum, 'American Heart' (2025).
A Madrid ha llegado en plena efervescencia, en su primera parada en España (aunque en 2023 cantó en Benicàssim) de un momento en que, aunque solo fuera por apariciones públicas, todos los caminos parecen conducir a este joven salido de un concurso de talentos al inevitable estrellato global.
"Nunca había visto a tanta gente en un festival por mí", ha señalado, ante una multitud en la que se distinguía un número notable de niños que conocían todas sus canciones, tras reconocer a su vez que creía haber superado ese récord en la jornada previa.
Aunque con un repertorio aún endeble, durante su "show" ha dejado claras sus buenas dotes como intérprete, no solo por su versatilidad y agilidad vocal, probablemente las más loables del cartel, sino por su capacidad para entretener a la masa, tan pendiente de su música como del momento en el que daba por sorpresa una de sus mediáticas volteretas en el aire.
Su espectáculo ha concluido como no cabía de otra manera con 'Beautiful Things' ("Una canción que me cambió la vida", ha reconocido), dando espacio a otros conciertos de la jornada, en la que ha cabido la música de Future Islands, Jet, Kaiser Chiefs, Alcalá Norte o, como cierre, el infalible vigor roquero de Nine Inch Nails como reconocimiento al gran concierto que ya ofrecieron aquí en 2018.
