The Human League oficia una ceremonia de nostalgia sintética y ochentera en Pedralbes

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Sergio AndreuBarcelona (España), 16 jul (EFE).- Han pasado muchas noches de verano desde que The Human League esculpiera a golpe de sintetizador el nombre de la banda en el muro electrónico de la historia de la música, casi 50 años de carrera en los que el grupo liderado por Phil Oakey se ha dado un baño de eufórica nostalgia en el festival Les Nits de Barcelona.

Como era de esperar, público talludito -no muy numeroso, unas 900 personas- para ver a una banda que se apoya en su pasado (glorioso), y que lleva desde 2011 sin sacar disco ('Credo'), aunque, posiblemente, nadie esperaba escuchar este miércoles en los Jardines de Pedralbes nada compuesto en el siglo XXI, e incluso, si todo se ceñía a la década de los ochenta, mucho mejor.

Pioneros del "synth pop" de D.O. británica, The Human League no ha parado en estas décadas de subirse a los escenarios, convertido en trío desde mediados de los noventa, con el vocalista y compositor Oakey al frente -único miembro original de la formación surgida en Sheffield en 1977- junto a las insustituibles voces veteranas de Joanne Catherall y Susan Ann Sulley.

Sin remilgos, la banda ha elegido un camino en el que sabe que no tendrán problemas: una selección del fondo de armario de sus grandes éxitos para el show que ha traído a Barcelona, dentro de la gira que están realizando por el continente, que además de Barcelona, ha tenido también parada previa en Valencia.

A punto de cumplir los 70, Oakey ha actuado de brillante maestro de ceremonias, con cambios constantes de atuendo -la ropa y la estética son otras de las insignias del grupo- y con una voz más que solvente, que ha llegado siempre donde tenía que llegar, sin perder el fuelle en sus constantes carreras por el escenario.

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La banda -acompañada por dos teclistas y un batería- ha abierto con 'The sound of the crowd', del mítico álbum 'Dare', reflejo de que su electrónica puso oreja desde el principio en el sonido germánico de los entonces coetáneos Kraftwerk: él, histriónico, vestido de negro hombreras y campanas, ellas de lamé y lentejuelas fucsia, moviéndose sin apartarse del metro cuadrado que parecían haberles asignado.

Tras esa marcha casi militar, ha sido el turno de la popera 'Mirror man', repleta de una ironía contagiosa, muy Paul Weller, que ha hecho sonar las primeras palmas de los fans, que se mantenían sentados como podían, mientras sonaba una 'Open your heart' menos post punk y más jovial, 'Heart like a wheel" o la más funkera 'Lousie', en la que Oakey ha mostrado su faceta de crooner.

Tras la secuencial 'Soundtrack to a generation', el vocalista se ha quedado sin sus acompañantes, en una penumbra roja, para interpretar 'Seconds' quizás la más oscura del catálogo de The Human League, y continuar con la guitarrera 'The Lebanon', tema antibelicista, con ecos de bandas posteriores como U2 o The Smiths, muy apropiado para los convulsos días que vive el planeta.

Aunque su voz ya no es la de hace unos años, Susan Ann Sulley ha tenido su momento en solitario con 'One man in my heart', antes de que el trío abandonara el recogimiento y se entregara al hedonismo dirigido a la pista, enlazando la caja de ritmos de 'Love Action' y el pop noventero de 'Tell me when', otro de sus hits tontorrones, con el que el público ha dicho 'basta' y se ha levantado para bailar, también con 'Keep Feeling', la conexión nueva olera con sus "primos" americanos de B'52.

No se puede decir, que 'The Human League' sea una "one hit band", esos grupos a los que sólo se recuerda por un tema, pero si hay uno de su repertorio que sobresale muy por encima del resto, y que podría generar alguna duda al respecto, sería, sin duda, 'Don't you want me?'.

Un sofisticado reproche electrónico hecho canción sobre las desavenencias de una pareja en las últimas -en plan Pimpinela- que dio a la banda una entrada directa en la enciclopedia de la música, y que los presentes en Pedralbes, desatados ya por completo, esperaban desde el comienzo del concierto.

Y si alguien tenía alguna duda de que estábamos ante una ceremonia de pura nostalgia, la comunión final de confirmación la han puesto el sintetizador industrial de 'Being Boiled' -primer sencillo de la banda del lejano 1978- y 'Together in Electric Dreams', tema que Oakey compuso con el 'dios' de la electrónica, Giorgio Moroder.

Phil, completamente de blanco, andrógino con su maquillaje y su cráneo rapado, Joanne y Susan Ann ataviadas como bailarinas de un cabaret burlesque han despedido a su público "juntos en unos sueños eléctricos", pero en el que ya no había tiempo para más: "Time to go away. It's just too late to stay". Y así ha sido.