“Tigre blanco”

Un drama vibrante a la vez que estremecedor, que explora con furiosa indignación la problemática global de la desigualdad económica a través del prisma de la relación casi feudal entre “amos” y “sirvientes” en la India.

Adarsh Gourav en "Tigre blanco".
Adarsh Gourav en "Tigre blanco".Netflix

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(Disponible en Netflix)

El director Ramin Bahrani ofrece lo que a grandes rasgos es una emulación de las icónicas películas sobre gángsters de Martin Scorsese, en las que el protagonista narra su propio ascenso y caída de un mundo de crimen y riquezas, pero Tigre blanco se diferencia tanto en la trayectoria que sigue su protagonista como en los temas al centro de su historia.

Las películas de Scorsese como Buenos muchachos o Casino muestran una fascinación trágica por sus protagonistas y el mundo de corrupción en que se desenvuelven. Tigre blanco no tiene nada de fascinación: por las venas de su guion corre solo indignación, enojo y ansias de retribución.

La película sigue a Balram Halwai (Adarsh Gourav), que se muda de su remota y empobrecida aldea para ofrecerse como chofer al patriarca de la familia que, a efectos prácticos, es dueña de la región en que nació. Finalmente acaba siendo designado como conductor para el hijo del patriarca, Ashok (Rajkummar Rao) y su esposa Pinky (Priyanka Chopra).

Balram narra su odisea –en el marco de un e-mail escrito años después de los eventos del filme– con el satisfecho rencor de alguien que cree haber cobrado venganza contra la sociedad; hay una ira que hierve bajo la superficie de sus palabras que el actor Adarsh Gourav transmite con estremecedora autenticidad.

Balram pinta a grandes rasgos la sociedad india como una dividida en dos castas: los que tiene el estómago lleno y los que no; los amos y los sirvientes, y en una de las secuencias centrales del filme, cuando básicamente se le pide que sacrifique todo para salvar a sus “amos” de enfrentar las consecuencias de un crimen, Balram describe cómo la idea de protestar, o de pedir algo a cambio de su sacrificio, ni siquiera se le ocurrió en el momento.

La analogía que Balram usa para describirse a sí mismo y a los de “su clase” es la de gallinas en un gallinero, que saben perfectamente que su destino es ser explotados hasta la muerte para el beneficio de los ricos amos de su ciudad, su región, su país; y que aún a sabiendas de eso no se resisten porque ser sirvientes es algo que se les ha inculcado en la cabeza hasta casi un nivel genético.

Y si bien las circunstancias exactas de la situación de Balram son autóctonas de India, la noción de personas de origen rural siendo explotados en las ciudades es universal, desde las fábricas asiáticas que operan prácticamente en sistemas de esclavitud hasta el sistema de “criadazgo” que tan bien conocemos por estas regiones sudamericanas.

En ese sentido, ver a Balram gradualmente resistirse a ese sistema, a esa programación mental que lo puso en el rol de siervo, aúnque el proceso sea incómodo y doloroso de atestiguar –en particular su relación con Ashook y Pinky, ambos educados en los Estados Unidos y que creen estar por encima de la crueldad del sistema socioeconómico indio pero que acaban apoyándose en él o desviando la mirada en el momento exacto en que ellos se ven en riesgo de sacrificar algo– acaba sintiéndose al final como una retorcida catarsis, una venganza arraigada en la fantasía de que el sistema de corrupción e injusticia puede ser manipulado a favor de los pobres, como un luchador de judo que usa la fuerza de un oponente más grande en su contra.

Como retrato de una cultura ajena, Tigre blanco es fascinante y estremecedor en igual medida, un thriller que pasa de cualquier asomo de esa romantización de la pobreza en la que filmes como Slumdog Millionaire metían ocasionalmente la pata a pesar de sus buenas intenciones.

Como crítica social carece de la elegancia de algo como Parásitos, pero compensa esa falta de sofisticación y precisión láser con una energía palpable y una indignación contagiosa.

Por derecho propio, Tigre blanco es un thriller dramático cautivador e inolvidable.

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TIGRE BLANCO (The White Tiger)

Dirigida por Ramin Bahrani

Escrita por Ramin Bahrani (basada en una novela de Aravind Adiga)

Producida por Ramin Bahrani y Mukul Deora

Edición por Ramin Bahrani y Tim Streeto

Dirección de fotografía por Paolo Carnera

Banda sonora compuesta por Danny Bensi y Saunder Jurriaans

Elenco: Adarsh Gourav, Rajkummar Rao, Priyanka Chopra, Mahesh Manjrekar, Swaroop Sampat, Kamlesh Gill, Vijay Maurya, Nalneesh Neel

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