“Amor y monstruos”

Creativos diseños de criaturas traídas a la vida con impresionantes efectos especiales y una sencilla pero emotiva historia de crecimiento personal le dan valor a este entretenido filme post-apocalíptico.

Dylan O'Brien protagoniza "Amor y monstruos".
Dylan O'Brien protagoniza "Amor y monstruos".Paramount Pictures

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(Disponible en Netflix)

A primera vista Amor y monstruos no parece nada demasiado especial, otra historia más sobre un hombre joven retraído que encuentra el valor para abrirse a la vida por un impulso romántico, con un trasfondo apocalíptico, la misma fórmula que ya explotaron con éxito filmes como Zombieland o Mi novio es un zombi.

Y en realidad esa primera impresión no es errada, Amor y monstruos es eso y no mucho más, aunque es un ejemplo muy bien hecho de esa trama tan gastada.

La historia trascurre unos años después de un catastrófico incidente que ocasionó que la mayor parte de la vida animal en la Tierra mutara en gigantescos y voraces monstruos, obligando a los sobrevivientes a vivir refugiados bajo tierra.

Uno de esos sobrevivientes es Joel (Dylan O’Brien), que se siente como el ocupante menos útil y valiente de su refugio. Luego de un incidente en particular, en que simplemente no tuvo la fuerza de voluntad para defenderse de un monstruo, Joel decide dar un cambio a su vida y salir a la letal superficie para recorrer cientos de kilómetros hasta el refugio donde vive Aimee (Jessica Henwick), su novia del pre-apocalípsis.

La película no tendrá demasiado de originalidad, pero sí hay una admirable profundidad en la historia de Joel, que explora una sensación bastante universal: la idea de quedarse estancado en la vida, no necesariamente en un sentido físico sino en lo mental, educativo, profesional o en cualquier otro ámbito.

Dylan O’Brien - que demostró ser un joven actor muy interesante en la trilogía Maze Runner – interpreta a Joel no como el nerd reprimido o el joven cínico y desilusionado que suelen protagonizar estas historias, sino como un idealista y optimista a pesar de sus miedos e inseguridades, lo que lo vuelve entrañable sin quitarle complejidad o dejarle sin defectos.

Joel es un avatar de ese enamoramiento con el pasado, de los años en que la vida parecía más simple y fácil, un sentimiento con el que probablemente la mayoría del público puede empatizar, y su odisea por la superficie lo obliga a confrontar el hecho de que el mundo y la gente cambian, y a veces volver a como las cosas eran antes de aquella tragedia familiar, el final de aquella relación o cualquier otro evento traumático similar, puede ser simplemente imposible.

A fin de cuentas, es una historia de aceptación, sobre pasar página y mirar hacia el futuro, y el guion se merece aplausos por esquivar con la agilidad de un esquiador profesional algunos clichés en los que le hubiera sido muy fácil caer, y tocar con madurez la forma en que la relación entre Joel y Aimee va evolucionando.

Eso es todo por parte del amor, pero para hablar un poco de los monstruos, la película hace un impresionante despliegue de aterradoras – y en un par de caso adorables – supercriaturas mutantes, y por lo general el trabajo de efectos especiales de la película es digno de la nominación al Óscar que tiene; la viscosidad de monstruos como un memorable caracol gigante o un voraz mega sapo que vive en una piscina abandonada son casi palpables, y el director Michael Matthews se asegura de que los bichos digitales interactúen constantemente con objetos reales para que se sienta que realmente están en el mundo en vez de ser simples stickers digitales animados sobreimpuestos sobre la acción.

Y más allá de Joel, Aimee y los monstruos, la película ostenta un entrañable elenco de personajes secundarios que amenizan el viaje de Joel, desde el maravillosamente expresivo perro Boy hasta la terapéutica robot sin piernas Mav1s, y una niña y un hombre expertos en supervivencia interpretados por la revelación Ariana Greenblatt y un Michael Rooker que tiene la bienvenida oportunidad de interpretar un personaje con más calidez que la que sus roles habituales de antihéroe o matón le suelen otorgar.

Amor y monstruos es una opción entretenida y conmovedora de buen cine juvenil.

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AMOR Y MONSTRUOS (Love and Monsters)

Dirigida por Michael Matthews

Escrita por Brian Duffield y Matthew Robinson

Producida por Shawn Levy y Dan Cohen

Edición por Debbie Berman y Nancy Richardson

Dirección de fotografía por Lachlan Milne

Banda sonora compuesta por Marco Beltrami y Marcus Trumpp

Elenco: Dylan O’Brien, Jessica Henwick, Michael Rooker, Ariana Greenblatt, Dan Ewing, Melanie Zanetti, Ellen Hollman, Tre Hale, Pacharo Mzembe, Te Kohe Tuhaka

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