“Viejos”

La nueva película del siempre peculiar e interesante M. Night Shyamalan es una inquietante pesadilla existencial en la que sus habituales defectos como guionista y director acaban contribuyendo a la sensación de inquietud antinatural de la historia.

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Phobymo/Universal Pictures

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(Disponible en cines)

Pocos cineastas tienen una carrera tan fácil de dividir en eras como M. Night Shyamalan.

Sin contar sus dos primeras películas y partiendo desde su gran salto a la fama mundial con El sexto sentido, uno puede dividir la filmografía de Shyamalan como director en tres fases según la reacción de crítica y público a su trabajo.

Desde 1999 a 2004, la era dorada con películas unánimemente aplaudidas El sexto sentido, El protegido o Señales, una racha de oro que llevó a algunas publicaciones a predecir que Shyamalan iba a ser “el próximo Spielberg”; por entonces el legendario crítico Roger Ebert lo llamaba un “cineasta nato”... aunque ya para La aldea en 2004 – una gran película injustamente rechazada principalmente debido a una mala campaña de márketing que prometía una película distinta a la que se estrenó - crítica y público comenzaban a mirarlo con más dudas.

Luego, el período de capa caída, entre 2006 y 2013, en el que un ego inflado llevó a una incoherente e inerte película de fantasía en La dama en el agua, un atrevido pero torpe y mal actuado filme apocalíptico en El fin de los tiempos, un catastrófico intento de superproducción adaptando la excelente serie animada Avatar: La leyenda de Aang; y una olvidable película de ciencia ficción en Después de la Tierra.

Y finalmente, el renacimiento desde 2015, cuando un Shyamalan en su punto más bajo lo apostó todo por una película de suspenso presupuesto microscópico financiada por él mismo, Los huéspedes, que acabó convirtiéndose en un pequeño pero rentable éxito en taquilla que afianzó además su relación con el productor Jason Blum y su productora Blumhouse, que se especializó en sacar películas de terror o suspenso de presupuestos relativamente humildes y convertirlas en éxitos taquilleros, como pasó con las próximas dos películas de Shyamalan: Fragmentado (2016) y Glass (2019).

EL VIEJO SHYAMALAN

Así llegamos a Viejos, su nueva película, y una para la cual es importante tener en mente la carrera de su director, porque parece tanto una reflexión sobre su propia carrera como un recordatorio de por qué tanto las virtudes como los defectos de Shyamalan como guionista y director lo hacen extremadamente único, y sus filmes imperfectos y propensos a dividir opiniones, pero nunca aburridos.

Viejos sigue a la familia Capa – Guy (Gael García Bernal), Prisca (Vicki Krieps) y sus hijos Maddox y Trent – de vacaciones en un resort tropical, cuyos encargados los invitan a visitar una playa “secreta” en una zona de la isla restringida como reserva natural.

Una vez allí, los Capa y otros vacacionistas descubren algo que parece imposible: todas las personas en esa playa están envejeciendo a un ritmo enormemente acelerado, y cada vez que intentan escapar acaban desmayándose y volviendo a la playa.

La razón por la que es importante mirar Viejos desde el prisma de la carrera previa de Shyamalan es que en sus últimas dos películas el director parece estar queriendo volver a hacer cosas que no le salieron bien durante sus horas bajas de 2006 a 2013.

Ya en Glass volvía a tocar los mismos temas de la relación del público con el arte que formaban parte central de La dama en el agua, pero con menos torpeza y ego, y Viejos se siente por varios pasajes como un nuevo intento de hacer El fin de los tiempos.

Como en aquella película, la dinámica central es un grupo de personas enfrentadas a un evento mortal de alcance y origen desconocidos pero aparentemente relacionado al mundo natural, los personajes de Krieps y García Bernal son otro matrimonio con problemas como Mark Wahlberg y Zooey Deschanel en la película de 2008 – Guy, con su mente estadística, parece también una nueva versión del profesor de matemáticas que John Leguizamo interpretaba en aquél filme – y hay un par de escenas que parecen “remakes” directas de momentos de aquel filme, como una curiosa confesión de infidelidad.

Incluso el cameo obligatorio de Shyamalan, esta vez más protagónico que lo normal, parece ubicarlo explícitamente como un observador estudiando su propia carrera.

La principal diferencia es que aquella película contaba con un elenco aparentemente incapaz de trabajar con los diálogos intencionalmente robóticos y ligeramente antinaturales de Shyamalan, que gente como Bruce Willis, Samuel L. Jackson, Joaquin Phoenix, Bryce Dallas Howard o Mel Gibson eran capaces de declamar con un emoción reprimida pero palpable, pero que Wahlberg y Deschanel eran totalmente incapaces de vender.

Aquí el elenco es más amplio y más concienzudamente elegido para complementar el estilo Shyamalan, y por lo tanto el drama funciona mucho mejor; elegir actores cuyas lenguas nativas no son el inglés para sus protagonistas ayuda a que el diálogo suene más natural en su artificialidad, por contradictorio que eso suene.

Especial mención merecen Thomasin McKenzie, Alex Woff y Eliza Scanlen, que deben interpretar a niños repentinamente convertidos en adolescentes y jóvenes adultos, y hacen un trabajo maravilloso y lleno de interesantes sutilezas.

Y en lo que se refiere al guion y la presentación, Shyamalan sigue siendo tan preciso y agudo como siempre, y el resultado es probablemente la mejor película de este período de su carrera; y, por ende, su mejor filme desde La aldea.

El misterio de la playa y la razón por la que este grupo aparentemente aleatorio de personas está atrapado allí se desarrolla con gran tensión y lleva a un giro sorpresa que no estará a la altura del de El sexto sentido, pero aterriza con esa satisfactoria sensación de darse cuenta de que todas las piezas estaban allí y que juntas hacen que el retorcido rompecabezas tenga sentido.

Y a esto lo acompañan secuencias de tensión y tensión magistrales, incluida una secuencia que gira en torno a un parto que es probablemente lo más tenso que Shyamalan ha puesto en pantalla desde Señales, todo presentado en un gran plano ininterrumpido que juega con la distorsión del tiempo en la playa de forma muy ingeniosa.

Y la creatividad con que Shyamalan juega con la premisa de una playa que envejece a los seres vivos lleva a momentos de grandioso ingenio retorcido y momentos memorablemente crudos cuando uno se da cuenta de cómo el envejecimiento rápido afecta a cosas como un tumor, una fractura o un corte con una hoja herrumbrada.

Viejos es perturbadora, ingeniosamente inquietante y satisfactoriamente tensa, y marca otro triunfo en la carrera de un cineasta enormemente interesante.

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VIEJOS (Old)

Dirigida por M. Night Shyamalan

Escrita por M. Night Shyamalan (basada en una novela gráfica de Pierre Oscar Levy y Fredrik Peeters)

Producida por M. Night Shyamalan, Marc Bienstock y Ashwin Rajan

Edición por Brett M. Reed

Dirección de fotografía por Mike Gioulakis

Banda sonora compuesta por Trevor Gureckis

Elenco: Gael García Bernal, Vicki Krieps, Thomasin McKenzie, Alex Woff, Rufus Sewell, Abbey Lee, Eliza Scanlen, Nikki Amuka-Bird, Ken Leung, Aaron Pierre, Kathleen Chalfant, Embeth Davidtz, Emun Elliott, Nolan River, Alexa Swinton, Gustaf Hammarsten, Francesca Eastwood, Kailen Jude, M. Night Shyamalan

Horarios de “Viejos” en cines de Paraguay

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