Una modernización de la trama de Drácula, como la de cualquier texto tan fundacional para la cultura popular, siempre tiene el potencial de ser un interesante juego de ideas clásicas con sensibilidades modernas, pero aunque Invitación al Infierno amaga con hacer algo novedoso con las piezas con las que juega, acaba cayendo en una decepcionante falta de originalidad.
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Evie (Nathalie Emmanuel) trabaja en catering en Nueva York, apenas manteniéndose a flote luego de la muerte de su madre, hasta que por un capricho se hace una prueba de ADN que revela que tiene familia en Inglaterra, un adinerado clan aristocrático que la invita al Reino Unido para que conozca a la familia y participar de una boda en la palaciega mansión de un apuesto y encantador “lord”, Walter De Ville (Thomas Doherty). Sin embargo, lo que parece ser un sueño hecho realidad acaba por convertirse en una pesadilla para Evie cuando descubre los secretos que albergan la mansión y sus ocupantes.

En lo visual la película no es nada muy especial, aunque por momentos los interiores semi góticos de la mansión De Ville y la fotografía nocturna azul del filme le da una interesante atmósfera a la película, con un pie plantado en la ficción vampírica clásica y el otro en el cine de terror moderno; como una versión menos fría en sus colores de las películas Underworld.
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Donde la directora Jessica M. Thompson sí demuestra considerable talento es en los momentos de terror y tensión del filme. Hay un par de secuencias típicas de cualquier filme de terror moderno en que una infeliz víctima es acechada por una aparición monstruosa, pero el manejo que Thompson demuestra del suspenso es bastante fuerte.
Curiosamente, el momento más aterrador ni siquiera es uno de esos clásicos momentos de terror sino una secuencia inspirada en la que un hábil trabajo de dirección y edición convierte una sesión de manicura en un momento de terrible anticipación.

Fuera de esos momentos, la película hace un buen trabajo en transmitir la inherente incomodidad de la situación que enfrenta Evie en su viaje a un mundo totalmente distinto al que está acostumbrada, y el romance con Walter, más allá de la obviedad del giro “sorpresa” por venir, insinúa una película con ideas propias y giros interesantes a la ficción clásica vampírica y su comentario sobre la relación entre aristocracia y el pueblo común, con clara influencia de filmes de la corriente actual de terror explícitamente social como el excelente ¡Huye! de Jordan Peele.
Sin embargo, lastimosamente todo ese potencial se queda en insinuación y la película acaba decantándose por un final decepcionante y frustrante por la forma en que desperdicia todo el buen trabajo hecho en los dos tercios anteriores de la película. Ciertos personajes revelan ser tan planos como aparentaban, la película pierde tiempo en escenas de “suspenso” con desenlaces tan obvios que podrían estar escritos en carteles de neón, y ni siquiera la acción de los momentos finales tiene demasiada fuerza.
Hay cosas qué disfrutar en esta mezcla no del todo homogénea de romance, crítica social y thriller sobrenatural, pero al final Invitación al Infierno acaba siendo menos que la suma de sus partes.
Calificación: 2/5
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INVITACIÓN AL INFIERNO
Título original: The Invitation
Dirigida por Jessica M. Thompson
Escrita por Blair Butler
Producida por Emile Gladstone
Edición por Tom Elkins
Dirección de fotografía por Autumn Eakin
Banda sonora compuesta por Dara Taylor
Elenco: Nathalie Emmanuel, Thomas Doherty, Sean Pertwee, Hugh Skinner, Carol Ann Crawford, Alana Boden, Stephanie Corneliussen, Courtney Taylor, Tian Chaudhry, Lily Walters, Virág Bárány
