Bernard Fowler: Con la furia de un Stone

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El cantante y compositor neoyorkino Bernard Fowler, conocido por su rol de corista de los Rolling Stones, le puso rock a la capital paraguaya en la madrugada del domingo.

Kilkenny fue el lugar elegido. Por supuesto, no estaban Mick Jagger, Keith Richards, Charlie Watts ni Ron Wood, como era sabido. Los seguidores de “sus Majestades Satánicas” esta vez fueron a ver en acción a Bernard Fowler, el corista de esa legendaria agrupación.

Con una potente banda integrada por los argentinos Ramiro Pilo Gómez (guitarra), Fabián “Zorrito” Quintiero (bajo), Gonzalo Lattes (guitarra), “Melena” Sánchez (batería) y Chuky de Ipola (teclados), Fowler saltó al escenario, pasadas las 1:05.

“¡Buenas noches, mis amigos de Paraguay!”, fue lo primero que dijo. De allí, en adelante, el resto de la madrugada se resume en Rock and Roll.

Con “She’s so cold” de apertura, la excéntrica banda integrada por un corista de lujo y sus amigos argentinos demostró tener la fuerza necesaria para homenajear a los Stones.

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Disculpándose por su mal español, el vocalista subrayó que no estaba aquí para celebrar sus 27 años con la banda, sino para celebrar el 50 aniversario de la mundialmente popular agrupación.

Con la masiva aprobación de los fans, sonaba “Start me up”, de nuevo con el descaro necesario que –claro está– jamás igualaría a un Jagger, pero que sirve para invocar su presencia.

Mientras interactuaba con su público, y con sus mismos compañeros, los hits no cesaban. Era tiempo de “Tumbling dice”, “Black limousine”, “Miss you” y “You can’t always”, siempre coreados por el público.

Entre palmas y solos del teclado, llegaban “Little Red Rooster” y “All down the line”.

El vocalista agradecía, una vez más, para dar lugar a una armoniosa “Best of burden”. Para “Midnight rambler”, el público ya estaba totalmente descontrolado, aunque la calma llegaría de la mano de “Wild horses”.

Fowler prometía seguir, con algunas versiones más. Así, fue el momento de “Loving cup” y de “It's Only Rock 'N' Roll”, otro éxito masivo si los hay.

Con pandereta en mano, Fowler logró desatar la furia al ritmo de “Jumpin' Jack Flash”. Ya para el cierre del show, un infaltable: “Satisfaction”. El vocalista reía y sonreía, mientras veía a su público enloquecer.

No. No estaban Mick Jagger, Keith Richards, Charlie Watts ni Ron Wood, como era sabido. Pero, de alguna forma, el Rock and Roll pudo más… y la magia Stone se hizo presente en sus canciones.