Marta Lucila Fiandro (47) comenzó a hacer sus muñecas hace tiempo, con la idea de hacer algo creativo como para que su mamá Lucila de Fiandro (78) tenga una distracción y a la vez se sienta útil. Cuando llegó la pandemia aumentó la necesidad de crear cosas para que sea más llevadero todo, inclusive la parte económica.

Telas, hilo y agujas para empezar, de ahí en más confeccionaron las muñecas y peluches más tiernos. “Yo no seguí ningún curso, solo me manejaba con mis ideas y algunos tutoriales de internet. Así llegué a promocionar de nuevo las muñecas de tela que hacían nuestras abuelas con telas de algodón, botones para los ojos, pintura para tela. Las ropitas las diseño y mi mamá cose a máquina”, detalló.
Su número de contacto: 0981 954 027.
Joven respostera
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Andrea Vera (23) vive en el barrio Caaguazú de Ñemby, y cocina desde que tiene 10 años, según recuerda. “Lo que más me gusta es la repostería, la pastelería pero también amo hacer asados, a nivel casero. Hago postres de dulce de leche, chocolate, brownie, torta tres leches en potes que son tendencia. Cheesecake de mburucuyá, dulce de leche y frutilla en tamaño personal, racionalizado y también grandes”.

Lo más novedoso es su toque personal, por ejemplo, “una torta húmeda a la que le puse el nombre Ymaguare, una receta familiar que hacía mi abuela Victoria, tiene almíbar y dulce de leche”.
En la cocina entran todos y se involucran, su pequeña hija, su marido y hasta su suegra. “Gracias a ellos tengo un espacio mínimo de repostería con batidora y los insumos, ellos me alentaron a emprender y volví a nacer en la repostería”.

Dice que le va bastante bien, “me ayudó, empezó un año muy especial, iba a continuar el rubro de la docencia en el Colegio Las Teresas donde estuve febrero y marzo. Cuando empezó la cuarentena me quedé sin trabajo, me quedé en la nada, mi marido empezó a ser taxista, y empezamos a tratar de vender. Había noches que me despertaba, no podía dormir de la angustia así que cocinaba y al día siguiente alguien compraba y me decía que le gustó”.
Asegura que este año de pandemia le ayudó bastante a crecer, y en familia somos mucho más unidos". Sus postres de recetas internacionales y típicos tienen un costo que va desde G. 5.000.
Los golosos pueden llamarla al 0982 465 654.
Con una máquina de coser
Margarita Navarro (59), cose desde hace seis años cuando dejó de trabajar en una empresa. “Compré una máquina usada y sin estudiar empecé a coser, hago sábanas, manteles, forros para hornos, microondas, lavarropas, tapetes de baño de tela. Me gusta la tapicería, la tela de sábana”, señaló.

A sus confecciones le aplica cintas y tiras de encaje que lucen mucho en las fundas de cama y somier de todos los tamaños. Y sueña con tener una máquina nueva.
En pandemia este trabajo le salvó, según expresa. “Pude hacer muhas cosas, tapabocas, delantales para cocina, por ejemplo”.
Margarita vive en donde comienza la Chacarita, desde allí cose sin parar y se entusiasma cuando la gente le dice que su trabajo es muy fino y le vuelven a pedir otro juego.

“Durante la cuarentena nos ayudó a mantenernos, tengo una hija de 17 años, y mi hijo que ya es casado vive en Ciudad del Este”, indicó. Pronto se va a jubilar en la empresa donde trabaja, y como es hipertensa y cardíaca esta en el grupo de riesgo. Pero no le faltan ganas de seguir luchando.
Los que quieran vestir su casa pueden llamar al 0985 928 644.
Budín riquísimo

Sandra Gaona (51) y su hijo Maximiliano Forto hacen budines riquísimos en su vivienda del barrio Pinozá, y los publican en sus redes. Motivada por la falta de dinero y trabajo recurrió a los budines que su mamá hacía con leche, huevo, azúcar, pan, vainilla, ralladura de limón. Ingredientes a los que le suma sus ganas de vivir, y hacer algo positivo para seguir manteniendo a su familia.

Los que quieran hacer un regalo de inolvidable sabor pueden llamar al 0982 325 074.
